<h4><strong>María Margarete Gosse</strong></h4> <h5>Embajadora de Alemania en España</h5> <h6><strong>A. Rubio</strong></h6> <h4><strong>Llegó por primera vez a España en los años 90, al Consulado alemán en Barcelona. Desde entonces, Maria Margarete Gosse tiene una relación muy especial con el país: “¿Como no la voy a tener si tengo un marido español y familia española”, afirma. La embajadora de Alemania considera que, de la misma forma, hay una “sintonía especial” entre ambos países, que se traduce tanto en beneficios bilaterales como para la Unión Europea en conjunto.</strong></h4> <strong>¿En qué se traduce el entendimiento hispano-alemán?</strong> Hay muy pocos temas en los que no nos pongamos de acuerdo. E incluso en ese caso, siempre hay puertas abiertas para hablar. Sí, tenemos una gran sintonía. <strong>La semana pasada Bruselas revisó a la baja las previsiones de crecimiento para la Eurozona. ¿Si Alemania entra en recesión, Europa padecerá las consecuencias?</strong> Alemania, después de la crisis del covid, no ha relanzado su tacto usual. Esto es preocupante para todos. Pero somos muy conscientes de los grandes desafíos que tenemos y estamos trabajando intensamente para transformar el modelo industrial y el energético. Se trata de adaptarnos, primero, a los desafíos inmediatos como el cambio climático pero también a los grandes cambios geopolíticos y geoeconómicos. No es solo una tarea de Alemania, sino de toda Europa. Durante los últimos 40 años se ha dicho cíclicamente que Alemania era el enfermo de Europa. Podemos decir que es un “clásico”. Pero siempre ha logrado cambiar sus modelos económicos. Es algo que da mucha confianza. La industria alemana en este aspecto siempre ha sido muy fuerte. Debemos aceptar que estamos en una situación en la que Europa va a perder peso, pero en términos relativos, frente a otros países que tienen un crecimiento muy alto. Lo que debemos hacer, y lo estamos haciendo paso a paso, es adaptar nuestras economías a ese entorno que ha cambiado. Tenemos que ver cómo tratamos con países a los que antes dábamos ayuda para cooperación y de los que ahora somos socios al mismo nivel. A nosotros nos interesa venderles nuestros productos y tener acceso a sus recursos naturales, pero ellos también tienen interés en desarrollar su industria y participar mucho más en la cadena da valor. <strong>¿Puede la industria de Defensa ser un puntal para la economía europea en un futuro cercano?</strong> Desafortunadamente con la guerra contra Ucrania este impulso ya lo vemos. Para la economía europea a largo plazo, creo que lo interesante son las cooperaciones y las posibilidades que vemos en el sector de las renovables. La eólica o la solar tienen mucho interés y muchas empresas españolas interesadas en invertir en Alemania. Creo que el sector va a crecer mucho en los próximos años. <strong>¿Se ha quedado atrás el sector del automóvil alemán en el desarrollo de vehículos eléctricos?</strong> No tengo cifras a mano, pero un productor alemán importante ha decidido que el modelo básico es el eléctrico. Eso creo que responde a su pregunta. Lo que subyace en el fondo de este problema son los productores de combustibles, que no saben hasta cuando deben mantener la tecnología de combustibles. Pero está clara la apuesta por lo eléctrico. Volkswagen ha anunciado una inversión de hasta 10.000 millones para una fábrica de baterías. <strong>¿Quizá los europeos debemos pensar más en patentes o investigación?</strong> Tenemos que pensar qué peso queremos que tengan la industria, los servicios. En Alemania gran parte del peso de la economía está actualmente en los servicios, aunque mantenemos una base industrial bastante sólida. Por supuesto, el tema de la innovación será clave para el futuro desarrollo de Europa. Tenemos un paisaje científico, de universidades, de empresas que son muy innovadoras. Sólo le menciono la vacuna contra la covid, que ha sido desarrollada en Alemania, en Europa, no en Estados Unidos o en China. Por eso es muy importante apoyar todo lo que sea innovación. Y eso empieza con la educación, con la formación profesional. Eso es clave para tener éxito en este mundo geoeconómicamente diferente del que hemos tenido en los últimos treinta años. <strong>Estamos en medio de una guerra contra Ucrania. ¿Fuimos demasiado inocentes los europeos al no verla venir?</strong> Eso ya se ha discutido mucho. Lo importante ahora es mirar al futuro. Lo primero es ver cómo va a terminar esta crisis. Vamos a seguir apoyando a Ucrania. Queremos que mantenga su estatus de país independiente y vuelva a ser un país libre. Eso es de una importancia central para Europa. Siempre supimos que esta crisis nos se iba a solucionar en pocos días y que sería muy duro. Tengo una enorme admiración por lo que está consiguiendo el pueblo ucraniano. Me impresiona cada día. Creo que lo peor sería empezar a pensar “bueno, esto ya ha durado mucho, tenemos otros desafíos, ¿no podemos hacer alguna oferta de paz a Rusia?”. Todo el mundo quiere la paz, pero finalmente si se abren posibilidades de negociación, que de momento no las veo, será Ucrania misma quien decidirá. <strong>¿Qué consecuencia tendría para Europa una victoria rusa?</strong> Las consecuencias las sufriría Ucrania en primer lugar, después Europa. Pero habría también consecuencias para el sistema de derecho internacional, que prohibe, como norma central, actos de violencia o de agresión contra otros países. <strong>Esta guerra nos puso delante de nuestras carencias energéticas. Parecía haberse solucionado pero, por ejemplo España, aumentó recientemente sus importaciones de gas ruso. ¿No le parece paradójico, cuando menos?</strong> Eso es lo que parece. Sin embargo, lo que hemos logrado, y es algo con lo que no contó Putin, es que dentro de pocos meses nos habremos librado de la dependencia del gas ruso. Ciertamente, por la complejidad de la economía mundial, hay otros sitios en los que no se pueden cerrar los canales de suministro. Es un hecho que deploramos, pero lo importante es ver que podemos vivir sin el suministro directo de Rusia. Y eso nos ha ayudado a avanzar más rápido en la transformación hacia formas de energía que, fundamentalmente, nos liberan de la dependencia de los combustibles fósiles, que son ruinosos para el clima y para el planeta. <strong>¿No le parece que Europa está sola en el empeño de avanzar hacia un planeta más limpio?</strong> Somos una vanguardia, y las vanguardias siempre están solas hasta que llegan los demás. Estados Unidos está introduciendo medidas para impulsar la sostenibilidad. Con China hay que ser justos. A consecuencia de su desarrollo extremadamente rápido, es ahora el mayor emisor de CO2, en terminos absolutos. Pero desde hace muchos años los mayores parques eólicos están en Mongolia Interior, como el de Chifeng. Lo importante es que hay una razón para que seamos esa vanguardia. Europa fue la vanguardia en la industrialización, que también es causa del problema, y por eso tenemos que ser la vanguardia en la transformación. Las renovables nos ofrecen la posibilidad de evitar graves problemas climáticos que afectan a muchos países. Si desarrollamos estas tecnologías podremos garantizar un suministro de energía mucho más barato y más sostenible también para muchos países que han comenzado su camino hacia la industrialización. <strong>Es usted optimista.</strong> A medio y largo plazo, sí. Nosotros confiamos mucho en este modelo. No le digo que no haya alguna desviación, pero estamos convencidos de que, si hacemos todo lo posible para lograr la neutralidad en carbono en 2045, podemos ser independientes de todo tipo de energía fósil. Es un objetivo que vale la pena perseguir. <strong>También hubo debate sobre mantener o no la energía nuclear. ¿Quién tiene razón?</strong> Alemania desde hace mucho tiempo, con apoyo total de la población, decidió abandonar la energía nuclear por los riesgos que tiene esta tecnología, por los problemas de suministro del uranio, y por el precio, que acaba siendo bastante alto si desarrollamos una tecnología aceptable en témanos de seguridad. Además, debido a la crisis climática hace más calor, y mantener fría una central nuclear con 40 grados no es fácil. Entiendo los argumentos de quienes están a favor, como Francia, pero Alemania se decidió por otro camino y no veo marcha atrás. <strong>¿Europa no da cierta sensación de una falta de unidad que nos impide presentarnos como una verdadera potencia en el exterior?</strong> Hay que entender la naturaleza de Europa como un conjunto de estados muy diferentes, con países como Alemania, la cuarta potencia industrial del mundo, y otros muy pequeños, como Malta. Y a pesar de todo consiguen ponerse de acuerdo la mayoría de las veces. Esa es la maravilla, y sobre todo, lo consiguen en situaciones de crisis. No somos como Estados Unidos, no somos un estado centralizado, tenemos intereses muy diversos, por ejemplo en el tema de la energía. Pero al final, y esa es nuestra riqueza, encontramos soluciones conjuntas. En esto confío mucho en Europa. Y fíjese, somos países que estuvimos en guerra durante siglos. Pero no hemos tenido guerra entre nosotros gracias a la UE. Esto es un logro inmenso. Quizá alguien no lo tenga tan claro, pero si miramos hacia Ucrania vemos lo que podría pasar. Es importante tener eso muy presente. <strong>A los jóvenes actuales esa parte de la historia les parece muy lejana. ¿Hace falta más pedagogía?</strong> Por eso creo que es muy importante hablar también de la historia de la UE. Explicar por qué existe. La UE no es un monstruo burocrático, aunque inevitablemente tiene una parte ya que produce reglas y decisiones, pero sobre todo es un instrumento de paz excepcionalmente eficaz. De cara a los jóvenes, creo que es una cuestión de educación y de comunicación. Los medios tienen un papel muy importante. Como esta entrevista, aunque no sé cuantos jóvenes siguen actualmente The Diplomat. <strong>Ni siquiera me arriesgaría a decirle que “algunos”.</strong> Bueno, lo cierto es que, aunque hay muchos criticas a las decisiones europeas, debemos acordarnos siempre de que la UE es el corazón de una Europa en paz. <strong>Alemania necesita trabajadores extranjeros. ¿Cuáles son sus necesidades ahora mismo?</strong> Creo que, hasta 2040, necesitaremos aproximadamente hasta 4 millones de trabajadores más debido a nuestra estructura demográfica, que no es muy diferente a la de otros países. En Alemania a finales de esta década tendrán que jubilarse quienes nacieron en los años 60 del pasado siglo. Tenemos que solucionar este problema, no sólo en Alemania sino en toda Europa. En Alemania ya se acepta que se necesitan inmigrantes, tanto cualificados como no, y ha cambiado la actitud respecto a las exigencias para trabajar allí. Es más importante que sean gente inteligente, capaz, a que tengan un nivel alto de alemán. Vamos a introducir un sistema de puntos para facilitar muchos de los requisitos, queremos reducir la burocracia y tomar decisiones más rápidas. Alemania tiene mucho que ofrecer, es un país extremadamente estable, tiene fantásticos sistemas sociales. Por eso la política del canciller Olaf Scholz es abrir las puertas cada vez más para atraer gente que quiera trabajar en Alemania. <strong>¿No cierra eso la puerta a una política migratoria común de la UE?</strong> Es un gran reto porque las actitudes de algunos países son muy diferentes. Siempre hay que encontrar un equilibrio entre cerrar y abrir, entre el sur y el norte, entre los países donde llega la inmigración ilegal, como es el caso de España o Italia, y los países del norte donde muchos se quieren quedar. No obstante, tenemos la <strong>esperanza de que durante la Presidencia de España se dé un paso más y que finalmente podamos avanzar en la reforma del derecho de asilo, aunque sé que es muy difícil.</strong> <strong>¿Qué otros avances esperan durante esta Presidencia?</strong> Hay que tomar decisiones preparando la COP, avanzar en la transición energético, la financiación de la transformación y la estructura financiera del pacto de estabilidad. <strong>El canciller Scholz defendió en Praga el año pasado una serie de objetivos: soberanía estratégica de la UE, política exterior común más ágil, incrementar las capacidades de defensa europeas, renovar la política migratoria y fiscal y condicionar los fondos. Indudablemente son necesarias esas medidas pero ¿no son demasiados objetivos al mismo tiempo?</strong> Tenemos muchos retos y por eso tenemos que pensar muchas estrategias. Son reformas dentro de la UE para mejorar los procesos de decisiones, como la mayoría cualificada, que es esencial. Pero no podemos posponer unos objetivos por otros. No se excluyen, están conectados y trabajamos en todos. Creo que la UE tiene las instituciones para hacerlo. <strong>¿Han tenido buena acogida esas propuestas entre los socios europeos?</strong> Cada tema tiene para cada país sus desafíos. Alemania y España, entre otros, hemos creado un grupo de amigos favorables a ampliar la toma de decisiones con mayoría cualificada en la Política Exterior y de Seguridad Común. Ese tipo de grupos siempre ayuda a avanzar. <strong>¿Hay alguna visita bilateral prevista en breve?</strong> Bueno, ahora estamos en el semestre de Presidencia de España y tenemos muchísimos contactos. De momento, como el nuevo gobierno de España aún no se ha formado, en la agenda del Canciller no tenemos previstas visitas bilaterales, pero el contacto se mantiene muy intenso. Nuestra relación con España es una de las más productivas que tenemos.