<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel Albares, intentará convencer el próximo martes al resto de Estados miembros de la UE para que se acepte el catalán, el vasco y el gallego como lenguas oficiales de la Unión, una propuesta que deberá vencer las dudas de algunos socios comunitarios.</strong></h4> <strong>El Consejo de la Unión Europea recibió a mediados del pasado mes de agosto la petición del Gobierno de España para que los tres idiomas pasen a ser reconocidas como lenguas oficiales de la Unión.</strong> La iniciativa se produjo, según reconoció Albares, en virtud del acuerdo alcanzado con Junts per Catalunya, el partido de Carles Puigdemont, con el fin de que respaldara la candidatura de la socialista Francina Armengol para presidir el Congreso de los Diputados. Para que ello sea posible (y así lo solicitó Albares en una carta a la secretaria general del Consejo, Thérèse Blanchet), es necesario modificar el Reglamento que regula las lenguas oficiales de la UE. Por ese motivo, la Presidencia española consiguió introducir en la agenda del Consejo de Asuntos Generales, previsto para el 19 de septiembre en Bruselas, un debate, “con vistas a su adopción”, sobre “una solicitud de España de modificación del Reglamento n.º 1/1958 para incluir el catalán, el euskera y el gallego en el régimen lingüístico de la UE”. A pesar de que el propio Albares aseguró a finales de agosto que el Gobierno no tenía constancia de la oposición de ningún Estado miembro a esta propuesta, lo cierto es que han empezado a surgir dudas. De momento, solo se ha pronunciado <strong>Suecia</strong>, cuya ministra de Asuntos Europeos, Jessika Roswall, admitió este pasado miércoles que su Gobierno -presidido por el conservador Ulf Kristersson- está “indeciso” sobre esta cuestión y desea examinar “más a fondo” las consecuencias “legales y financieras” de la propuesta. Roswall también recordó que hay “muchas lenguas minoritarias que no son oficiales dentro de la UE”. De acuerdo con fuentes diplomáticas recogidas por la agencia Europa Press, otros países han empezado a tener dudas sobre una cuestión en la que “hay muchas preguntas, pocas respuestas y ninguna urgencia para nadie salvo España”. Es el caso de <strong>Bélgica o Países Bajos</strong>, para los cuales es difícil pronunciarse sobre este tema sin contar con evaluaciones de impacto o detalles sobre cómo se va a “articular” la entrada de tres nuevas lenguas y cómo va a afectar al funcionamiento de la Unión Europea. O de <strong>Francia</strong>, donde el reconocimiento de las lenguas regionales es un asunto delicado y las reservas van más allá de los elementos técnicos. Aparte, tal como recordó Roswall, <strong>España no es el único país con lenguas minoritarias y algunas delegaciones temen que este asunto genere un “efecto dominó” en otras regiones</strong>, según indicó a Europa Press un alto funcionario de un Estado miembro. Tal como dijo Albares, de momento ningún Estado miembro ha tomado posición en contra de la propuesta española y algunos se han mostrado receptivos desde el primer momento, pero la decisión requiere de la unanimidad de los 27 Estados miembros de la UE y son varios los que preferirían estudiar con más cautela el proceso. El asunto será abordado hoy por los Veintisiete, a nivel de embajadores, en un encuentro en el que es previsible que el resto de países pida a España más concreción sobre el coste que supondría para las arcas comunitarias la inclusión de estos tres idiomas o sobre la capacidad para contar con traductores e intérpretes suficientes. <strong>En caso de ser finalmente aprobados, tanto los tratados como el resto de la documentación tendrían que traducirse al catalán, el gallego y el euskera, con el consiguiente coste en capital humano.</strong> Aparte, en un gesto poco habitual (España suele estar representada en este tipo de reuniones por el secretario de Estado para la UE, Pascual Navarro), <strong>Albares participará el martes en el Consejo de Asuntos Generales en el que se debatirá el asunto.</strong> El propio ministro anunció la pasada semana en Lugo que él mismo acudiría en persona para “presentar, explicar y defender la propuesta española”, en un ejemplo de la “voluntad política” del Gobierno para sacarla adelante. Navarro participará en la reunión en calidad de moderador, en representación de la Presidencia española de la UE, y Albares defenderá la postura española. La agenda prevé tanto el debate como la votación, pero la Presidencia española será la que decida si se toma o no una decisión de los 27 durante esta reunión en Bruselas. <strong>La UE cuenta en la actualidad con 24 lenguas oficiales</strong>. El precedente más parecido se produjo con el gaélico, que pasó a ser lengua oficial en 2007, dos años después de solicitarlo Irlanda y más de cuarenta años después de la entrada de este país en la entonces Comunidad Europea.