Juan David Latorre
En un encuentro desordenado pero a la vez simétrico, la capital de Azerbaiyán, Bakú, recibe al visitante con una variada y diversa amalgama de vestigios llenos de antigua historia, junto con deslumbrantes y preciosos rascacielos que reflejan la apuesta de este país por la modernidad y la evolución económica y social.
‘El país del fuego’, como se conoce a Azerbaiyán, tiene en su capital, ‘La ciudad del viento’, como se llama a Bakú, una oferta turística y monumental adornada con una mezcla de culturas, producto del devenir de toda su dilatada historia. Desde los hallazgos arqueológicos, realizados en Azykh, las cuevas de Taglar, Damjili, Dashsalahli, las cuevas de Gazma y otros monumentos, así como la mandíbula del antiguo hombre de Azikh (Azikhantrop) datados hace 300-400 mil años, confirman que este país caucásico es uno de los asentamientos humanos más antiguos del mundo. Las tradiciones estatales en las tierras históricas de Azerbaiyán tienen casi 5 mil años de historia. Las primeras formaciones estatales o asociaciones etnopolíticas en el territorio de Azerbaiyán surgieron ya a finales del siglo IV y principios del III a.C.
Los cimerios y los iscitas, así como los sakas y los massagetae, el Imperio iraní aqueménida, las campañas de Alejandro Magno, las ocupaciones del Imperio sasánida-iraní en el siglo III y del Califato árabe en el siglo VII dejaron en el país una gran población de habla persa y una población de origen árabe, una huella imborrable en el pueblo azerbaiyano, aunque todo esto no pudo destruir las antiguas tradiciones del Estado de Azerbaiyán. Y no fue hasta finales del siglo XV-principios del XVI, cuando el destacado estadista Shah Ismail Khatai logró unir todas las tierras de Azerbaiyán bajo su gobierno. Se estableció un único Estado azerbaiyano centralizado.
Todos estos hechos históricos, junto con todos los enfrentamientos, conquistas y derrotas posteriores y hasta nuestros días, se ven reflejados al pasear por las calles bakuenses, en las que el turista se puede deslumbrar al contemplar la Torre de la Doncella, construida en el siglo XII (Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), llena de leyendas desde una profecía que auguraba un mortal final de la joven a los 18 años por la picadura de una serpiente, hasta su suicidio ante la intención de casarse con ella su padre.
El casco histórico de Bakú, protegido por la UNESCO, vive ajeno al tráfico y el ajetreo de la ciudad petrolera circundante. Los callejones sinuosos siguen una lógica medieval, mientras que los edificios de piedra cubren todas las épocas, desde la mencionada torre de la Doncella hasta los nuevos y pseudoclásicos palacetes pasando por una selección de casas y austeras minimezquitas del siglo XIX. A este caos se añaden varios caravasares, un complejo palaciego del siglo XV, multitud de tiendas de alfombras, algunos cafés y hotelitos.
Y todo rodeado por la, en parte, restaurada muralla, adornada con catapultas y elementos típicos de otras épocas, un testimonio vivo de la rica historia de Azerbaiyán. Estas antiguas fortificaciones, que datan del siglo XII, rodean el casco antiguo de Bakú y ofrecen un fascinante vistazo al pasado medieval de la ciudad. A esto se le suma la tradicional producción de alfombras del país azerbaiyano, sobre todo en Bakú, donde su casco antiguo está “alfombrado” para deleite de los turistas. El uso de las alfombras como elementos del mobiliario y de decoración mural está muy extendido, y también se tejen alfombras especiales para dispensar tratamientos médicos, orar y celebrar ceremonias nupciales, nacimientos de niños y ritos funerarios. La fabricación de alfombras es una técnica tradicional que se transmite oralmente y mediante la práctica. Y para aunar todo ese arte se construyó en el año 1967 y remodeló en 2014 la nueva y preciosa sede del Museo de la Alfombra, cuya colección incluye más de 10.000 elementos de cerámicas, obras de metal del siglo XIV, joyas de la Edad del Bronce, alfombras de los siglos XVII-XX, vestidos nacionales, bordados y obras artísticas de la Edad Moderna.
Las mezquitas están repartidas por toda la ciudad de Bakú, y sobresale entre todas la construida en 2014 en honor al expresidente Heydar Aliyev, junto a la Mezquita Juma.
La Plaza del Bazar, también conocida como el complejo Khanqah, es un conjunto histórico religioso-arquitectónico con arcadas que datan de los siglos XII y XIII. Situada en la calle Kichik Gala, dentro de la Ciudad Vieja esta plaza es un tesoro de la historia y la cultura de la región.
Y de repente, de todo este antiguo tesoro artístico surge un mundo totalmente antagónico y moderno, al que el visitante puede dedicar otra jornada para pasear por los rascacielos y modernos edificios de la capital azerbaiyana. Resaltan por su grandiosidad, originalidad y belleza todos ellos, pero en especial las Flame Towers, que son los tres rascacielos más altos de Bakú, con alturas de 190, 160 y 140 metros de altura. Por la noche se transforman en tres inmensas pantallas con el uso de más de 10.000 ledes de alta potencia.
Resalta la diversidad de tipos de edificios que se mezclan en Bakú. Se pueden contemplar, juntos y revueltos, mezquitas y palacetes del siglo XIV, junto a vistosas construcciones de inspiración parisina, como modernos y vanguardistas edificios.
Mención especial merecen dos edificios que resumen la modernidad de la que Azerbaiyán presume en la actualidad, el Centro Heydar Aliyev y el Centro de Congresos de Bakú, situados uno enfrente del otro. El primero de ellos representa la excelencia arquitectónica en el corazón de la capital. Diseñado por la renombrada arquitecta Zaha Hadid, este impresionante edificio alberga una amplia gama de instalaciones culturales y de ocio. Al igual que el Centro de Congresos, donde se dan cita los más importantes acontecimientos políticos, sociales, culturales y económicos de todo el Cáucaso.
Son múltiples los monumentos, plazas, mezquitas que pueden contemplarse en Bakú, y sería interminable la descripción de su belleza. Por resaltar algunos, la Plaza de las Fuentes, Highland Park, la MiniVenecia el Callejón y la Mezquita de los Mártires, junto con el monumento dedicado a ellos, el Paseo del Bulevar a orillas del mar, los centros deportivos que han albergado campeonatos mundiales en los últimos tiempos, o el mayor centro comercial de todo Azerbaiyán, el Deniz Mall.