Es invierno. Soplan vientos de nieve. Brumas persistentes acarician paisajes aletargados. El sol apenas si se abre paso entre amaneceres durmientes. Y, al abrigo de chimeneas singulares, Paradores espera al visitante con rincones especiales que propician estancias rebosantes de calidez, tranquilidad y abundantes pizcas de romanticismo. Espacios exclusivos para gustos exigentes.
Cangas de Onís. Un café a media tarde o una copa vino como antesala a una cena especial toman un cariz diferente frente a la chimenea del Parador de Cangas de Onís. Sobre sus brasas, cocinaban a diario antiguos moradores del Monasterio de San Pedro Villanueva. Hoy es un rincón lleno de encanto, que admite reservas exclusivas para una cena romántica o, simplemente, para alimentar una deliciosa conversación.
Artíes. Observar la cadencia tranquila de los copos de nieve desde el cálido refugio que ofrece la chimenea de este parador es una experiencia de película. Si la estampa se acompaña de un caldo de olla bien calentito, la ocasión adquiere tintes sublimes. Aquí se halla uno de los lugares más cool del Valle de Arán para el après ski, la Cuina de Portolá, el lugar ideal para recuperar fuerzas tras un día de intensa actividad en las pistas de Baqueira Beret.
Jarandilla de la Vera. Este castillo – palacio medieval del siglo XV guarda con celo las hazañas de afamadas gestas históricas en Jarandilla de la Vera. El Salón Emperador y las llamas de su gran chimenea templan la estancia en las largas veladas de invierno. El ambiente destila tranquilidad, solo perturbada por la ansiedad que despiertan especialidades tan suculentas como las migas extremeñas, las patatas revolconas, caldereta de cordero o los repápalos de leche con canela.
Cañadas del Teide. A veces una bella estampa merece por si sola una obligada escapada. ¿Imagina la fortuna de divisar la cima del Teide arropada por un manto de nieve, mientras se deja acariciar por el calor que desprende la chimenea del Parador de Cañadas del Teide? Ante sus ojos, un Parque Nacional con unas vistas que le dejarán sin habla. Y, a sus pies, la exquisita y original cocina canaria, que ofrece platos como el conejo al salmorejo, las papas arrugadas con mojos, el puchero canario y suculentos pescados de las Islas.
Segovia. A tan solo un suspiro de Madrid aguarda una combinación perfecta: el fuego incesante del Salón de Chimeneas y la gastronomía de excelencia del Parador de Segovia. Su ubicación excepcional ofrece vistas inmejorables de la ciudad, al tiempo que se degusta un cochinillo asado espectacular, el plato estrella de un establecimiento acogedor y moderno con lo mejor de la cocina castellana.