<h4><strong>Josep Piqué</strong></h4> <h5>Ex ministro de Asuntos Exteriores</h5> <h6><strong>A.R.</strong></h6> <h4 class="p1"><strong>Fue tres veces ministro entre 1996 y 2003 -Industria, Exteriores y Ciencia- y atesora una experiencia muy valiosa para analizar los tiempos que corren. Josep Piqué afirma, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=wVAtq-GIqDg&t=751s" target="_blank" rel="noopener noreferrer">en una entrevista para el canal YouTube de <em>The Diplomat</em></a>, que “vivimos tiempos confusos” en muchos frentes: la pandemia, la política nacional o el futuro de la UE. A pesar de todo mantiene la esperanza de que los superaremos.</strong></h4> <p class="p1"><b>¿Diría que estamos en un momento crítico?</b></p> <p class="p1">El momento que vivimos es de una profunda incertidumbre, pero la historia de la humanidad está llena de turbulencias que, cuando pasan, nos parecen muy difíciles de gestionar. Pero la realidad nos obliga a hacerlo y seguir adelante. Y esta pandemia no tiene por qué ser distinta. El problema es que no sabemos qué impacto tendrá sobre nuestro sistema económico, la cohesión de nuestra sociedad y la legitimación de nuestros sistemas políticos e institucionales. Esto es lo que hace todo distinto, aunque también conviene relativizar.</p> <p class="p1"><b>Pandemias, como dice, ha habido siempre.</b></p> <p class="p1">Lo novedoso es que el mundo occidental no había vivido ninguna desde la mal llamada Gripe Española. Creíamos que ya no iba con nosotros y hemos descubierto que no es así. Tenemos que hacer una doble cura de humildad. La primera respecto a nuestros sistemas de salud, que ante una situación de estrés muy fuerte han roto sus costuras y la preocupación ahora es cómo evitar su colapso. La segunda es que los humanos tampoco hemos avanzado tanto porque las cuarentenas ya las aplicaba Pericles hace 2.500 años. Así que no hemos cambiado mucho el método de combatirlo. Con una consecuencia: el confinamiento, en las actuales circunstancias de globalización, significa paralizar el proceso productivo.</p> <p class="p1"><b>¿Y qué pasará en la próxima pandemia?</b></p> <p class="p1">Tenemos la obligación de aprender y, por tanto, dar a nuestros sistemas de salud la infraestructura necesaria para abordar una situación como esta de forma más eficiente. Y eso pasa por asumir que no estábamos preparados. Tenemos que hacer una cura de humildad, mirar lo que han hecho países que están teniendo mejores resultados y aprender de ellos. Y no sólo para dar una respuesta sanitaria sino para evitar que perjudique de forma irreversible al sistema económico.</p> <p class="p1">Hay quien dice que los sistemas autoritarios han demostrado mayor eficacia que las “decadentes” democracias occidentales. Pero no estoy de acuerdo. Países como Nueva Zelanda, Taiwán o Corea del Sur son democracias y han reaccionado mucho mejor que nosotros.</p> <p class="p1"><b>¿Cree necesario un estado de alarma de seis meses?</b></p> <p class="p1">No lo sabemos. Creo que ni siquiera lo sabe quien lo ha planteado. Estamos todos improvisando.</p> <p class="p1"><b>¿Pero una medida así no menoscaba el trabajo del Parlamento?</b></p> <p class="p1">Estamos ante un fenómeno que me preocupa con carácter general, pero también me preocupa en el caso de España. Estamos viendo una progresiva acumulación de poder en el Ejecutivo. Y digamos que hay un menoscabo de las labores parlamentarias, fundamentalmente de control al Gobierno. Pero también hay intentos de socavar la separación de poderes, en particular la independencia del Poder Judicial, y hay cierta voluntad de desprestigio de las instituciones que nos son comunes y que garantizan la estabilidad y la neutralidad del sistema político democrático. Y eso nos aproxima a algo que es absolutamente contradictorio: la llamada “democracia iliberal”, que no existe.</p> <p class="p1"><b>¿Por qué?</b></p> <p class="p1">Porque la democracia se basa en la división de poderes, en los equilibrios internos. Porque al final lo que está en el fondo de los sistemas democráticos es tener los mecanismos para evitar que el poder político en algún momento tenga la tentación de imponerse arbitrariamente sobre la voluntad de los ciudadanos. Eso es muy peligroso. La defensa de la democracia en estos momentos es muy importante y tiene que estar ligada a la de nuestras instituciones, sobre las que siempre podremos debatir pero no en unos momentos en los que necesitamos cohesión, articular consensos básicos y dar respuestas comunes y mensajes coherentes, porque eso es lo único que transmite confianza los ciudadanos. Y eso lamentablemente, y siento decirlo, es lo que echo de menos.</p> <p class="p1"><b>¿Es comprensible entonces el enfado de muchos ciudadanos?</b></p> <p class="p1">Sin duda. Ese enojo es comprensible pero además nos debe preocupar el creciente desánimo que se ve. Nadie sabe qué hacer pero, entre tanto, habrá mucha gente que no podrá sobrevivir en su puesto de trabajo.</p> <p class="p1"><b>El caso es que esta crisis está destruyendo buena parte del tejido empresarial.</b></p> <p class="p1">Cuando surgió la pandemia todos pensábamos, y me incluyo, que esto sería razonablemente transitoria y que había que hacer un esfuerzo extraordinario para sostener el tejido empresarial, no el productivo, porque no ha habido destrucción del tejido productivo. Sin embargo, el riesgo es destruir el tejido empresarial.</p> <p class="p1">Por tanto había que acometer programas de gasto masivo para ayudar a nuestras empresas a que no cayeran en problemas de liquidez y, al mismo tiempo, garantizar también que los niveles de renta se sostuvieran razonablemente y se pudiera asumir la recuperación desde el lado de la demanda. Pero esto está siendo mucho más largo de lo que esperábamos y se abren muchas incógnitas.</p> <p class="p1">Cuando se habla de un estado de alarma de seis meses, los consumidores aplazan sus decisiones porque quieren ver cómo van a acabar las cosas. Y desde el punto de vista de las empresas todavía es peor porque cuando pasen los seis meses, si esto no está resuelto, las decisiones de inversión se pospondrán y dificultarán la recuperación económica. Si disponemos de vacunas el panorama cambiará, pero eso es una incógnita.</p> <p class="p1"><b>¿Son realistas unos Presupuestos como los que hemos conocido esta semana?</b></p> <p class="p1">Son un proyecto, resultado de la negociación entre las dos fuerzas que componen el gobierno, que va dirigido a su público. No dudo de que se aprobarán en el Parlamento, pero luego tendrán que pasar por el filtro europeo. Y no hay que olvidar, aunque creo que a veces se olvida conscientemente, que los recursos europeos no son para gastar. No sirve para cubrir el déficit o aliviar la deuda. Es dinero para invertir y tiene que haber proyectos empresariales muy sólidos para que esos recursos se liberen.</p> <p class="p1">Cuando vi que una de las conclusiones de la última Conferencia de Presidentes era que el 50% de los recursos los iban a administrar las Comunidades Autónomas me quede un tanto atónito, porque no es un problema de distribución territorial sino de proyectos solventes, estén donde estén. Puede haber una voluntad política de buscar un equilibrio territorial, cosa que no me parece mal, pero me choca que, de entrada, las comunidades autónomas se adjudiquen el 50% porque rompe con la filosofía del fondo de recuperación.</p> <p class="p1"><b>¿La Unión Europea no ha actuado con cierto retraso?</b></p> <p class="p1">Creo ha actuado bien. Ha habido una doble respuesta. Una del Banco Central Europeo, que pese a un titubeo inicial, reaccionó y puso a disposición de los mercados financieros todo el dinero necesario para cubrir las emisiones de deuda. Y otra de las instituciones europeas, con un impulso inicial de Francia y Alemania, de poner a disposición una cantidad enorme de recurso para hacer frente a las necesidades inmediatas y aprovechar para modernizar la economía europea. Me parece que no es una respuesta baladí.</p> <p class="p1"><b>¿Europa sigue siendo nuestra tabla de salvación?</b></p> <p class="p1">Imagínese qué sería de España si no estuviéramos bajo el paraguas de la Unión Monetaria. Me atrevo a dar una respuesta muy taxativa: estaríamos en quiebra porque los tipos de interés y las primas de riesgo se habrían disparado.</p> <p class="p1"><b>¿Cree, como dicen, que todas estas crisis son parte de un ataque a Europa?</b></p> <p class="p1">Hay que inscribir todo lo que está pasando en el nuevo escenario geopolítico del siglo XXI, en el que hay una pugna a todos los niveles entre China y Estados Unidos. No es tanto una pugna ideológica como de modelo de organización política y social. Por eso es muy importante combatir la idea de que los regímenes autoritarios son más eficaces que las democracias para combatir las crisis. En ese sentido, Europa está en el punto de mira porque Estados Unidos se va a volcar cada vez más en sus problemas internos mientras deja de mirar al Atlántico para reorientarse al Pacífico. Si los europeos queremos ser relevantes, tenemos que profundizar en la integración de la UE. Y esa idea de Europa tiene muchos enemigos, entre ellos Rusia y, cada vez más, Turquía.</p> <p class="p1"><b>¿Haría un pronóstico sobre quién ganara las elecciones en Estados Unidos?</b></p> <p class="p1">Pues no, la verdad. Ya tenemos experiencia previa de encuestas, como en las anteriores elecciones. Y esas encuestas no valen para Estados Unidos. Lo que me preocupa es que se pueda abrir un periodo de “interregno” político. Me refiero a que uno de los candidatos pueda ganar en voto popular pero perder en representantes y tenga la tentación de proclamarse vencedor, teniendo en cuenta que el voto por correo puede cambiar el resultado. Si luego no se acepta ese resultado, se puede abrir un largo contencioso jurídico y no tengo duda de que eso será utilizado por los que quieren minar el poder de Estados Unidos.</p> <p class="p1"><b>¿Cómo ve el pulso independentista en Cataluña?</b></p> <p class="p1">Hay una realidad: la sociedad catalana está profundamente desgarrada y partida por mitades. Eso no se va a solucionar de un día para otro. Además no hay trasvases entre los dos bloques. La situación esté muy enquistada. Es cierto que los independentistas están muy divididos, pero también lo están los no independentistas. Creo que la situación seguirá como está, lamentablemente, durante bastante tiempo.</p> <p class="p1"><b>¿No le ve solución?</b></p> <p class="p1">Si con los desvaríos de los últimos días, el apoyo a los independentistas se mantiene en torno al 50% sólo podemos esperar que el tiempo ayude a ver las cosas claras. De momento cada uno está instalado en sus creencias, por delirantes que sean.</p>