Aníbal Garzón
Analista político y sociólogo
El reciente triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS), en Bolivia, viene a ratificar el fracaso de la instrumentalización de instituciones coloniales norteamericanas como la OEA, así como la doble vara de medir de los llamados organismos internacionales de Derechos Humanos, que nunca actuaron, ni se pronunciaron en contra del golpe de Estado en la República Plurinacional de Bolivia en el año 2019.
Estos organismos como la CIDH, con sede en Miami, y hasta organismos como el Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, tienen repletas sus agendas políticas contra Cuba, Nicaragua o Venezuela. Poco les importa que Nicaragua sea un país con una paz social envidiable y la tasa de homicidios más baja de la región, que haya reducido los índices de pobreza a más de la mitad. Su agenda de trabajo coincide, desde sus creaciones, en poner una lupa sobre aquellos países en el mundo y en Latinoamérica que priorizan sus intereses nacionales y trabajan por revertir los estragos causados por las salvajes políticas neoliberales aplicadas por décadas.
En el caso de Nicaragua, un país pequeño, que ha sido víctima recurrente de agresiones militares, injerencia de todo tipo, campañas mediáticas de una brutalidad inimaginable cargadas de las más abyectas mentiras. Por ejemplo, en los años 80, mientras Reagan financiaba con dinero del narcotráfico la masacre, destrucción y muerte de más de 50, 000 personas contra la Revolución Sandinista, las autodenominadas ONG de derechos humanos, financiadas por la CÍA, acusaban con el mayor descaro a Nicaragua de violación de derechos humanos. Hoy, otras organizaciones, también financiadas por USAID, se camuflan como “expertos” en economía, derechos humanos, gobernabilidad, temas sanitarios, epidemias, para denunciar falsamente y sin empacho a Nicaragua. Estas aparecen en todos los medios de comunicación construyendo las mentiras de antes y las de siempre.
No importa que haya por el mundo sistemas de gobiernos nefastos aliados del imperio, la lupa siempre estará enfocada sobre Irán, Venezuela, Cuba o Nicaragua. El quid del asunto no es el sistema político, es el ideológico.
Con el transcurso de los años, la instrumentalización de dichos organismos internacionales pierde todo pudor y el lobby mediático sirve para pretender brindarle veracidad a la realidad inventada por ellos en el mundo. Jamás la humanidad ha vivido tan interconectada, con tal acceso a la información y a la vez tan desinformada y alienada.
A pesar de todo ello, los pueblos siguen mostrando una entereza y dignidad que no podrán anular ni con su instrumentalización, ni su monopolio informativo. Hoy fue el pueblo boliviano el que demostró su confianza en su modelo, dentro de poco será el pueblo venezolano, en el 2021, será el nicaragüense el que una vez más ratificará su plena confianza en el modelo Sandinista que ha hecho posible tantas transformaciones en tan poco tiempo y resistiendo el asedio imperial. América Latina vence y seguirá venciendo este asedio. En este tenor, es urgente permitir a los pueblos que puedan tomar sus propias decisiones, acudir a las urnas de forma pacífica y sin el chantaje e injerencia extranjera, como las sanciones, que de forma unilateral y contrarias al derecho internacional imponen EUA a la cabeza y la Unión Europea; o en su extremo, Golpes de Estado o intentos de ellos, con el fin de usurpar los poderes democráticos.
Cuando los pueblos toman una decisión no hay fuerza externa que pueda detenerlos, aun así, es deber denunciar y luchar contra aquellas políticas soberbias de los que durante siglos han impuesto su unidimensionalidad ideológica, cultural y de dominio que, para colmo, la travisten de una “moralidad”que ni en ellos encaja.
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