<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y el presidente ejecutivo de CAF-Banco de desarrollo de América Latina, Luis Carranza, analizaron ayer el impacto económico del coronavirus en Latinoamérica.</strong></h4> “Esta no es una crisis de bancos, es una crisis de personas”, afirmó Alicia Bárcena durante su intervención en el acto por videoconferencia <em>¿Cómo afrontar la crisis de la COVID19 en América Latina?</em>, transmitido por los canales digitales de <strong><a href="https://www.youtube.com/watch?v=3Ot4x0nZ1kc" target="_blank" rel="noopener noreferrer">Casa de América</a> </strong>y moderado por el editor de <em>The Economist</em>, Michael Reid. A juicio de Bárcena, en esta crisis juegan un papel muy importante las medidas de las organizaciones internacionales y es especialmente importante proteger el ingreso de los hogares pobres en un momento en el que se estima que la crisis del coronavirus pueda llevar a la pobreza a 29 millones de personas en América Latina. “Tenemos que pensar cuánto puede costar un ingreso básico ciudadano para los próximos seis meses, que estaría entorno al 4,7% del PIB”, advirtió. Según la CEPAL, <strong>América Latina afronta la peor recesión de su historia como consecuencia de la pandemia del COVID19</strong>. La economía de la región caerá un 5,3% este año, lo que representa el mayor retroceso en la historia latinoamericana, peor que los que se produjeron tras la Gran Depresión de 1929 y la crisis financiera de 2008. Al respecto, Michael Reid advirtió de que la región "puede perder lo avanzado en estos últimos 30 años". Según Luis Carranza, esta caída supone una diferencia de siete puntos respecto al pronóstico de crecimiento previo a la llegada del COVID19. La recuperación, advirtió, pasa por tres ejes fundamentales: el control del virus, las características estructurales de cada país (sus materias primas, turismo, el grado de informalidad de sus economías o sus sistemas financieros) y la respuesta política, tanto en el ámbito sanitario como en el monetario. Respecto a este último punto, Luis Carranza puso como ejemplo las medidas de liquidez tomadas por Chile o Perú para garantizar la cadena de pagos de las empresas. Por último, Bárcena tomó de nuevo la palabra para advertir de que la crisis va a producir una “desglobalización” y una “reestructuración de la geografía económica” debido a la falta de recursos con que se han encontrado muchos países para afrontar la pandemia (como respiradores o mascarillas). Otra consecuencia, añadió, va a ser la transición hacia un futuro más igualitario y sostenible, ya que las medidas de distanciamiento social y el descenso del precio del petróleo (que pueden promover el uso del transporte privado y, por tanto, el colapso de las ciudades) , va a obligar a “repensar el uso de la energía” y a buscar las vías para “vivir con menos consumismo”. “Debemos repensar nuestra relación con la naturaleza o si no, el próximo colapso mundial será el cambio climático”, concluyó.