Stefano Sannino
Secretario general adjunto del Servicio Europeo de Acción Exterior
M. A. R.
Stefano Sannino se encuentra ya en Bruselas, donde se incorporará en breve a su nuevo puesto como secretario general adjunto del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) para Asuntos Económicos y Globales, después de pasar la preceptiva cuarentena. Las restricciones de viajes impuestas por el COVID-19 obligaron al hasta ahora embajador de Italia en España a salir de Madrid el pasado domingo, pese a que todavía tiene unos días de vacaciones, porque prácticamente ya no hay vuelos con la capital comunitaria.
¿Imagino que no esperaba que su cambio de destino se produjera en estas circunstancias?
La verdad es que no. Lo importante es que todos estamos bien. Santiago, mi marido, se encuentra también en Bruselas, ya que él durante estos años ha seguido trabajando aquí y viniendo a España de una forma regular.
Ya que hablamos del Coronavirus, usted ha vivido en primera persona la colaboración de los dos países europeos más afectados. ¿Se puede decir que ha sido satisfactoria?
Sin duda. Los contactos bilaterales han funcionado muy bien a todos los niveles, empezando por los presidentes de los respectivos gobiernos, los ministros de Exteriores, etc. También los servicios de ambos países, tanto políticos como sanitarios, están trabajando juntos y se ha visto que la fuerza que ya tenía nuestra relación bilateral se ha reforzado muchísimo.
No repetiré que somos primos hermanos, pero indudablemente la relación entre ambos países es muy fuerte en todos los aspectos, a nivel social, cultural, económico. Y esa intensidad se ha hecho mucho más fuerte con esta crisis.
¿Qué tenemos que aprender de esta crisis a nivel europeo?
Que tenemos que aumentar nuestra capacidad para actuar juntos. En un sector tan delicado como la sanidad, que los estados miembros se han reservado para sí mismos se ha visto la necesidad de trabajar unidos, ser capaces de coordinar nuestros equipos médicos, tener una central única de compras para acudir a mercados de terceros, compartir experiencias en la investigación de vacunas.
A todo eso debemos añadir el capítulo de la cooperación financiera. Ya se han relajado las normas para las ayudas de estado, pero ahora tenemos que ver otros mecanismos, como el llamado “Plan Marshall” que esta tarde (por ayer martes) tiene que debatir el Eurogrupo.
Y también tenemos que mirar cómo reforzar la actuación de la UE en el exterior: la protección consular, la cooperación en la repatriación de turistas y el trabajo en relación a otros continentes, como África, que se encuentran en una situación muy débil por esta pandemia. Como ha dicho el alto representante, Josep Borrel, necesitamos una narrativa propia dentro de este gran juego geopolítico.
En ese aspecto, la imagen que han dado los 28 no ha mostrado una gran unidad, ¿no?
Es necesaria una Unión Europea más fuerte. Pero yo soy optimista, creo firmemente en el proyecto europeo y que las crisis son el momento de probar la capacidad de evolucionar y fortalecer los sistemas. A lo largo de los años, la UE siempre ha salido más fuerte de las crisis a las que se ha enfrentado. Ha aprendido de sus propios errores.
Por otra parte, siempre hay que encontrar el equilibrio entre los puntos de vista de todos los estados miembros. Tenemos que concentrarnos en lo que hay que hacer para avanzar en el proyecto europeo porque, francamente, no veo alternativa a la Unión Europea. Se puede mejorar, sin duda. Pero es nuestra casa, y si la tiramos por la ventana seremos más pobres y menos capaces de defendernos. Eso es algo que ya hemos visto con el Brexit.
De su etapa como embajador en España, ¿qué aspectos positivos destaca?
Muchísimas cosas. Hemos avanzado más todavía en nuestra cooperación bilateral. No sólo promoviendo lo italiano en España, sino estableciendo y reforzando formas de trabajar juntos, Eso es quizá lo más bonito del trabajo de estos años, que hemos abierto nuevas vías de colaboración en sectores como la gastronomía, el diseño o la fabricación digital. Y hemos creado nuevas oportunidades de trabajo para jóvenes. Es mi mayor satisfacción.
¿Echa en falta alguna iniciativa o proyecto que no haya podido desarrollar?
No especialmente. Si que es verdad que estos años han sido políticamente muy complejos. Los cambios de gobierno en ambos países han impactado sobre nuestras relaciones institucionales y, a pesar de que en los últimos meses los contactos políticos han sido mucho más frecuentes, no hemos podido realizar una cumbre bilateral. Creo que es lo único que nos ha faltado.
¿Qué balance personal hace de su estancia en España?
Personalmente lo calificaría como “sobresaliente plus”. Mi relación personal con España es muy fuerte. Además de que es el país de mi marido, aquí tengo muchísimos amigos. España no era un país desconocido para mí. Pero puedo decir que he descubierto un poco más su alma, las ganas de vivir de los españoles y sus elementos creativos, su belleza y su diversidad. Me llevo conmigo muchas emociones y un enorme enriquecimiento humano.