<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, mantuvo ayer una reunión en Montevideo con la canciller de Bolivia, Karen Longaric, para tratar de reconducir las relaciones hispano-bolivianas, tras el incidente registrado a finales de año en la Embajada de México en La Paz, en el que se vieron envueltos dos diplomáticos españoles y varios miembros de los GEO.</strong></h4> Las dos ministras aprovecharon su estancia en la capital de Uruguay con motivo de la toma de posesión del nuevo presidente, Luis Lacalle, para celebrar un encuentro en el que, según informó González Laya en su cuenta de Twitter, acordaron “iniciar el proceso para normalizar nuestras relaciones”. La ministra incluyó una fotografía de la entrevista, celebrada, a primera hora de la mañana, en el hotel en el que residían. Por su parte, Longaric, en declaraciones a los periodistas, dijo que la reunión fue "muy bien, muy cordial, muy amable" y que en ella se habló de la necesidad de encauzar las relaciones en todos los ámbitos, tanto consulares como de cooperación y amistad. Unas relaciones que subrayó que son muy importantes para el pueblo boliviano porque "España es históricamente muy importante para Bolivia". Fuentes diplomáticas consultadas por<em> The Diplomat</em> señalaron que la reunión fue una toma de contacto en la que se acordó establecer una hoja de ruta para proceder a esa normalización de las relaciones, aunque sin fechas concretas para los pasos a dar. Uno de esos primeros pasos sería dotar a ambas Embajadas de representantes diplomáticos, ya que no hay ninguno ni en La Paz ni en Madrid, desde que se produjeron las respectivas expulsiones. Bolivia expulsó a la encargada de Negocios, Cristina Borreguero, y al cónsul en La Paz, Álvaro Fernández, que acudieron el pasado 27 de diciembre a la residencia de la embajadora de México en la capital boliviana, donde se encontraban refugiados varios miembros del Gobierno de Evo Morales. El Gobierno interino de Jeanine Áñez, consideró la presencia de los diplomáticos y de los Geos que les acompañaron como una ofensa a la soberanía de Bolivia, y los declaró “personas non gratas”. España respondió expulsando a los tres funcionarios bolivianos que tenían pasaporte diplomático, ya que el embajador, nombrado por Morales, había sido cesado semanas antes. Además, el Gobierno español decidió que el embajador en la Paz, Emilio Pérez de Ágreda, que se encontraba de vacaciones cuando ocurrió el incidente no se reincorporara a su puesto. A comienzos de enero, Bolivia anunció que enviaría a Madrid como encargado de Negocios, a su vicecanciller, Gualberto Rodríguez. Dos meses después, no se ha producido su incorporación aún. La reunión mantenida ayer González Laya y Longaric puede abrir paso a que se produzca la llegada de Gualberto Rodríguez a España y a la reincorporación del embajador Pérez de Ágreda a La Paz.