Eduardo González
La protección de los recursos naturales, la reducción de la dependencia tecnológica, la lucha contra el crimen organizado o la defensa del ciberespacio son las grandes prioridades actuales en defensa y seguridad de América Latina, una región en la que las diferencias políticas entre dos grandes bloques como UNASUR y PROSUR perjudican a la cooperación en estas materias.
Éstas son las principales conclusiones del informe Seguridad y Defensa en Latinoamérica: De los Libros Blancos de la Defensa a la Cooperación Regional, elaborado por los investigadores Xira Ruiz y Francisco Verdes-Montenegro para la Fundación Alternativas.
Prácticamente todos los Libros Blancos de los diversos países analizados por los autores muestran “una defensa muy flexible y práctica que, además de asumir los roles tradicionales vinculados a la defensa del territorio, asume dos tareas adicionales: la protección del ciberespacio y la seguridad interna, como la lucha contra el crimen organizado, la protección en los casos de desastres y la defensa de los recursos naturales”, explicó Ruiz durante la presentación del documento.
En general, América Latina se presenta como “un área de paz, sin grandes conflictos interestatales y libre de armas de destrucción masiva, en la que se respeta el Derecho Internacional y con democracias consolidadas”, prosiguió la investigadora durante el acto, que tuvo lugar este pasado lunes en la sede de la Fundación. El informe no recoge los casos de Venezuela ni Cuba por falta de datos.
Aparte, según el informe, América Latina es una región caracterizada por el importante peso que juega la llamada “diplomacia de cumbres”, materializada en una serie de foros (como la OEA, las Cumbres Iberoamericanas o las conferencias de Ministros de Defensa, de Ejércitos Americanos, de Fuerzas Armadas de Centroamérica o de Seguridad Hemisférica) que ayudan a fomentar la confianza entre países vecinos y a mejorar la integración en materia de seguridad y defensa.
No obstante, la existencia de estos foros y la ausencia de conflictos interestatales no impiden, según el informe, que el mayor problema a que se enfrentan los países latinoamericanos a la hora de afrontar sus grandes retos sea la falta de una adecuada «arquitectura regional en materia de seguridad y defensa».
Según el otro coautor del informe, Francisco Verdes-Montenegro, los avances alcanzados en su momento por la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR, formada actualmente por Bolivia, Uruguay, Guyana, Surinam y Venezuela) en cooperación militar, tecnología e industria de defensa, seguridad ciudadana o recursos naturales estratégicos se han visto empañados por la decisión de varios países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) de abandonar este organismo y crear, el pasado mes de marzo (a iniciativa de los presidentes de Colombia y Chile, Iván Duque y Sebastián Piñera), el Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR).
“Con una UNASUR defenestrada y un PROSUR que no termina de plasmarse en hechos, la arquitectura de seguridad y defensa en la región da un paso atrás a la hora de seguir trabajando con una matriz de cooperación hacia dentro y disuasión hacia afuera”, señala el informe. “La justificación para apostar por un nuevo organismo fue la ‘ideologización’ y ‘burocratización’ de UNASUR, pero, paradójicamente, lo que se observa es que PROSUR cuenta con un sesgo ideológico más marcado”, advirtió Verdes-Montenegro .