<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El director general de Comunicación y portavoz del Parlamento Europeo, Jaume Duch, afirmó ayer en Madrid que la decisión de Ferrovial de trasladar su sede desde España a Países Bajos revela la falta de armonía fiscal en la UE, lo cual general “desajustes” y situaciones “poco difíciles de entender”.</strong></h4> “Es un tema en el que la Comisión Europea tiene el derecho a plantear propuestas y lo ha hecho, el Parlamento Europeo las puede estudiar y puede opinar, pero al final esa es una decisión que incumbe única y exclusivamente a los Estados miembros”, declaró Duch en <strong>el Foro de la Nueva Comunicación</strong> en relación a si Bruselas debería defender el derecho de las empresas a mudarse cuando lo consideren oportuno y dentro de los propios límites de la Unión. <strong>“La fiscalidad de la Unión Europea es, precisamente, uno de los temas que siguen estrictamente en manos de los gobiernos de los Estados miembros”</strong>, lo cual incide en que, “en el fondo, la Unión Europea avance de manera desigual”, con progresos “en los temas en los que puede decidir con más facilidad y menos avances en los temas en los que se puede bloquear con mucha facilidad”, prosiguió el abogado y periodista barcelonés durante el desayuno informativo, <strong>organizado por Nueva Economía Fórum y presentado por el representante permanente de España ante la Unión Europea, Marcos Alonso.</strong> El “nudo de la cuestión”, prosiguió, es que “hemos conseguido poner en marcha un mercado interior” y, al mismo tiempo, “desarrollar al máximo la política comercial, de servicios industriales, etcétera, y por lo tanto hemos dado a las empresas un pasaporte que pueden utilizar”. En cambio, lamentó, <strong>“no hemos armonizado suficientemente una serie de políticas, incluida la política fiscal, y eso crea desajustes” y “situaciones que, a veces, pueden ser un poco difíciles de entender”.</strong> <h5><strong>Reino Unido y Gibraltar</strong></h5> Por otra parte, Jaume Duch reconoció que, tras la reciente aprobación del llamado ‘marco de Windsor’ para sustituir al llamado ‘protocolo de Irlanda’ en las negociaciones del Brexit, “el Reino Unido está empezando a darse cuenta de en qué situación se ha colocado él solo o lo colocaron quienes lo gobernaban en un momento determinado”. En este contexto, prosiguió, <strong>“hemos visto cómo, en los últimos días, el Reino Unido vuelve a dar una serie de señales de acercamiento hacia la Unión Europea con el tema de la revisión del protocolo sobre Irlanda”, lo cual dar “la sensación de que empieza a aumentar el grado de pragmatismo” en el país</strong>. Es un pragmatismo, admitió, “que ha tardado mucho en llegar pero empieza a aumentar, y esperemos que siga aumentando, porque hay muchas cosas que el Reino Unido y la Unión Europea pueden hacer juntos” porque “no hace falta ser miembro de la Unión Europea para cooperar en muchos de sus programas” ni “para intensificar la relación en políticas como la seguridad o la defensa, o las políticas de cooperación científica o las políticas de movilidad juvenil”. En estas circunstancias, Duch afirmó que <strong>el acuerdo respecto a la futura relación con Gibraltar es un “tema que está encaminado”</strong>. “Las cosas están avanzando bien, y en el Parlamento hay, en general, satisfacción respecto a este tema”, por “la posibilidad de que Gibraltar siga perteneciendo al espacio de Schengen y de que se protejan los derechos sociales de los más de 15.000 trabajadores españoles que atraviesan la línea todos los días”, prosiguió. En este tema, “el papel de la Unión Europea es empujar las cosas en la buena dirección”, después de la primera “negociación bilateral entre España y el propio Reino Unido y, a partir de esa negociación, de la trasposición de esas propuestas a la Comisión Europea, que es quien después tiene que negociarlas en nombre de la propia Unión”. “Una de las consecuencias de los acuerdos del, llamémosle divorcio, entre la Unión Europea y el Reino Unido es <strong>darle a España un papel mucho más importante y mucho más preponderante a la hora de decidir, exactamente, cuál va a ser la relación con Gibraltar”</strong>, declaró. <h5><strong>Qatargate y Ucrania</strong></h5> Por otra parte, Jaume Duch afirmó que la presidenta de la Eurocámara, <strong>Roberta Metsola</strong>, “ha hecho lo que tenía que hacer y lo que la opinión pública esperaba de ella, que es coger el toro por los cuernos” ante el escándalo del llamado <em>Qatargate</em>, la presunta trama de corrupción asociada con una red de tráfico de influencias promovida desde el régimen de Qatar, que supuso el cese de la socialista griega Eva Kaili y de una de las vicepresidentas del Parlamento. Asimismo, aseguró que la UE “está dando pasos muy importantes” en la recogida y conservación de<strong> las pruebas “de las atrocidades que Rusia está cometiendo en Ucrania”,</strong> para poder llevar al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, ante la Corte Penal Internacional. Entre estos pasos, destacó la puesta en marcha, por parte de la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, “de una organización, de un sistema que permita que no se pierdan las pruebas de las atrocidades que Rusia está cometiendo en Ucrania”. Durante la presentación del acto, <strong>Marcos Alonso</strong> afirmó que la respuesta ante la agresión rusa contra Ucrania ha demostrado que la UE “también puede ser un actor geopolítico”. “Ha demostrado la fortaleza de la unidad de acción europea, ha quedado patente que cuando la Unión Europea actúa unida es mucho más que la suma de esfuerzos individuales de cada Estado miembro”, añadió.