<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, no sólo anunció ayer en Bruselas que España aportará 50 millones de euros a la crisis de los refugiados venezolanos, sino que propuso la posibilidad de buscar nuevas vías para financiar la crisis humanitaria a partir de los propios recursos naturales de Venezuela, ya sea mediante los bienes bloqueados en el extranjero a dirigentes del régimen como a través de un programa del tipo <em>Petróleo por Alimentos</em> como el que se aplicó en los años noventa en Irak.</strong></h4> <strong>“Anuncio, en nombre del presidente del Gobierno, que España se compromete a aportar 50 millones de euros en los tres próximos años para las necesidades de este flujo de emigrantes, refugiados, exiliados, llamémoslo como queramos”</strong>, declaró el ministro durante su intervención en la <strong>Conferencia Internacional de Solidaridad sobre la Crisis de los Refugiados y Emigrantes Venezolanos</strong>, organizado por la todavía alta representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, junto con ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). <strong>“Los movilizaremos tan pronto como las circunstancias electorales lo permitan”</strong>, añadió, entre los aplausos de los participantes. Esta aportación española para ayudar a Colombia y demás países de la región a hacer frente a la crisis migratoria venezolana ya había sido anunciada por el propio Borrell el pasado 19 de octubre durante una rueda de prensa conjunta con su colega colombiano, <a href="https://thediplomatinspain.com/2019/10/espana-donara-50-millones-de-euros-para-paliar-la-crisis-migratoria-venezolana/" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong>Carlos Holmes Trujillo</strong></a>, tras visitar la ciudad colombiana de Cúcuta, a la que han llegado millones de personas huidas de la situación que se vive bajo el régimen bolivariano de Nicolás Maduro. Asimismo, Borrell advirtió de la necesidad de “seguir trabajando con el Grupo de Quito para ayuda a los países receptores de este flujo de personas” y reiteró su agradecimiento a <strong>Colombia, Ecuador y Perú</strong>, cuya generosidad contrasta con la actitud de “una Europa que se agita por la llegada de un número mucho menor de personas por el estrecho de Gibraltar o por las islas griegas”. Según el ministro en funciones, y próximo jefe de la diplomacia europea, los cálculos de la ONU hablan de que, “a finales de este año”, el número de desplazados “estará más cerca de 5,5 millones que de los cinco millones”, que se unirán a “los 4,5 millones de venezolanos han abandonado de forma no voluntaria su país desde 2017”. <strong>“Según todas las previsiones, la cifra puede aumentar todavía más, y nos tememos que la resiliencia de las sociedades de los países receptores va a ser puesta a prueba”</strong>, advirtió. Por tanto, “tendremos que seguir aportando recursos porque, <strong>si bien el origen es político, no podemos espera a resolver el problema político para resolver el problema humanitario</strong>”. <h5><strong>Financiar la crisis con los propios recursos de Venezuela </strong></h5> En este sentido, el ministro recordó que, de los 750 millones de euros solicitados por la ONU “hace un año” para atender esta crisis, “hasta ahora se ha recaudado sólo el 60%”, y ello sin olvidar que “aquella cantidad se basaba en las necesidades de hace un año”. Por ello, y para "ser capaces de responder a las necesidades futuras", Josep Borrell advirtió de que “ha llegado el momento de <strong>llegar a soluciones políticamente más comprometidas” para recaudar los fondos necesarios </strong>y atender a las necesidades del país, porque "Venezuela importa al año del orden de 3.000 millones de euros sólo para alimentos y sus importaciones para atender a las necesidades de la población son de 10.000 millones, para una población de 30 millones de habitantes de los cuales siete millones están desnutridos y el 25% dependen de la ayuda humanitaria". "Si Venezuela no es capaz, o no le dejamos que sea capaz, de importar recursos necesarios básicos para su población, el número de personas que necesitarán ayuda de fuera será de siete u ocho millones de personas, hasta alcanzar unos límites difíciles de hacerles frente”, advitió. En este sentido, prosiguió, <strong>“tenemos que empezar a pensar si los recursos de los propios venezolanos que están bloqueados en el extranjero no podrían ser puestos a contribución de esta ayuda</strong> <strong>o si no ponemos pensar en otro tipo de actuaciones que la comunidad internacional ha hecho otras veces, como la de <em>Petróleo por Alimentos</em></strong>”, un programa puesto en marcha por la ONU en 1995 por el que se permitía a Irak seguir vendiendo petróleo al mercado mundial a cambio de alimentos, medicinas y otros bienes de primera necesidad de forma que no se violaran las sanciones internacionales contra el régimen de Sadam Husein. A juicio de Borrell, es necesario pensar este tipo de iniciativas <strong>"si no queremos que la situación interna se deteriore tanto que el impulso a salir de ella genere flujos imposibles de soportar para los países que los reciben e imposibles de financiar para la comunidad internacional".</strong> “Ojalá que Venezuela recupere una situación política que deseamos todos”, pero la obligación, en estos momentos, es "empezar a pensar en <strong>soluciones que comprometan recursos de un país rico en recursos, aunque hoy sea uno de los países más pobres del mundo</strong>”, para "complementar una generosidad que no está a la altura de los retos y que mucho me temo que seguirá sin estarlo, concluyó.