<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La retirada de las tropas estadounidenses del norte de Siria y la posterior ofensiva de Turquía contra las milicias kurdas podrían tener consecuencias desfavorables en la lucha contra el Daesh, ya que podrían afectar a los centros kurdos de detención de terroristas y facilitar el retorno a Europa, incluida España, de combatientes extranjeros que se habían desplazado a las zonas de conflicto.</strong></h4> Así lo dio a entender ayer<strong> la secretaria de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, Ana María Botella</strong>, durante su intervención en el <a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/actividad?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/calendario/actividades/7-foro-elcano-terrorismo-global" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong>séptimo Foro Elcano de Terrorismo Global (FETG7) <em>Combatientes terroristas extranjeros: el fenómeno y las respuestas</em></strong></a>, organizado por el Real Instituto Elcano, la Secretaría de Estado y la Embajada de Estados Unidos en la sede del International Institute en Madrid. Según Botella, se calcula que “alrededor de 5.000 combatientes extranjeros desplazados a Siria e Irak para unirse a organizaciones terroristas proceden de la UE”. <strong>En España, las cifras son “menores que en los países del entorno”, pero</strong> <strong>la amenaza para nuestro país “sigue siendo importante”. </strong>“A pesar de las pérdidas territoriales del Daesh y del declive del autocalificado Califato, no parece responsable infravalorar esta amenaza”, advirtió la secretaria de Estado, quien recordó que España “está muy cerca de Marruecos, un país con la misma problemática”, y pertenece al espacio Schengen, lo que hace que “los problemas de Francia sean problemas de España y los problemas de Bélgica sean problemas de Italia”. Los datos en poder del Gobierno, según Ana María Botella, indican que <strong>“248 personas residentes en España o con nacionalidad española se han desplazado a zonas de conflicto en los últimos años”</strong>, unas cifras que “subieron mucho hasta 2017 y se ha escalonado poco a poco desde entonces”. Aparte, precisó, “de los combatientes españoles, 19% podrían haber regresado o a España o a los países del entorno, 27% podrían haber fallecido y 54% podrían seguir en las zonas de conflicto”. Los que permanecen en Siria o Irak, prosiguió, no sólo “son una referencia para los que siguen aquí, que los está magnificando como héroes”, sino que podrían “ser enviados desde las zonas de conflicto a Europa para fines concretos”. <strong>Estos posibles retornados, advirtió la secretaria de Estado, “están más radicalizados que antes de irse a las zonas de conflicto</strong>, han recibido adiestramiento terrorista y han participado en casos reales, en combate o en labores de logística”, por lo que suponen “un riesgo cierto para la creación de células durmientes”. Aparte, <strong>“muchos de los combatientes extranjeros están en el norte de Siria en custodia de las milicias kurdas, por lo que nos preocupa cómo van a afectar los cambios geopolíticos en la zona, que pueden tener consecuencias en los centros de detención”</strong>, advirtió Ana María Botella en referencia a la ofensiva turca. El acto fue presentado por <strong>Emilio Lamo de Espinosa, presidente del Real Instituto Elcano</strong>, y por <strong>Stewart D. Tuttle, consejero para Diplomacia Pública de la Embajada de Estados Unidos en España</strong>, quien aseguró que los combatientes extranjeros son “una prioridad” para Washington, como quedó demostrado la semana pasada cuando “el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, habló sobre este tema durante una rueda de prensa con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg”.