<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ex presidente del Gobierno Felipe González recordó ayer cómo vivió, desde La Moncloa, la caída del Muro de Berlín, un acontecimiento del que se cumplen treinta años y que, aseguró, “nadie esperaba, y quien diga lo contrario miente”.</strong></h4> “El muro de la Vergüenza funcionaba como una cárcel, representaba todo lo que funcionaba mal en el sistema comunista, era un recordatorio de la falta de libertad”, afirmó <strong>Vaira Vike-Freiberga, presidenta de Letonia entre 1999 y 2007 y actual presidenta del Club de Madrid</strong>, durante un acto sobre los 30 años de la caída del Muro celebrado por esta organización en la sede del Instituto Goethe en la capital de España. “La caída del Muro sirvió de inspiración a los países bálticos, que a principios de 1990 crearon frentes populares de todo el espectro político, izquierda y derecha, e hicieron sus declaraciones de independencia pocos meses después, en mayo de 1990”, añadió. Por su parte, <strong>el embajador de Alemania en España, Wolfgang Dold</strong>, recordó que en 1988, cuando empezó su formación como diplomático (“en Bonn, claro”), “muchos consideraban trasnochada la promesa de la reunificación de Alemania” e incluso defendían el reconocimiento de la República Democrática Alemana (RDA) porque “teníamos el deber de reconocer la realidad y mantener una buena vecindad, ya que era un hecho que había dos Estados alemanes”. “Lo que estaba claro es que el Muro de Berlín existía y que nada lo haría caer, y cuando pocos meses después cayó, pocos pensaban que ése fuera el principio del final de la división”, explicó. “El Muro parecía infranqueable”, pero “la fuerza y el coraje hicieron al final que fuera posible un cambio a mejor”, añadió. <h5><strong>Felipe González</strong></h5> La intervención estelar del encuentro correspondió al que fuera presidente del Gobierno en España cuando se produjo la caída del Muro, <strong>Felipe González</strong>, quien inicialmente iba a compartir debate con el ex presidente chileno Ricardo Lagos pero finalmente se quedó solo con la moderadora, la periodista Rosa María Calaf (corresponsal en Moscú en aquella época), después de que este último tuviera que regresar precipitadamente a su país a causa de la crisis política y social que atraviesa Chile. “El Muro no se cayó, lo derribaron sorpresivamente, porque nadie esperaba ese fenómeno, y los sovietólogos que dicen lo contrario mienten”, aseguró González, quien, recordó, vivió aquellos acontecimientos “con gran intensidad” desde el Palacio de la Moncloa. “Por motivos que no puedo explicar, porque en estos casos no siempre se actúa racionalmente, llamé al canciller Helmut Kohl y al que había sido canciller y alcalde de Berlín Willy Brandt. Kohl estaba en Varsovia, sirva ese dato para ver hasta qué punto nadie esperaba lo que iba a suceder”, prosiguió. “Fue muy impresionante, porque el resto de los líderes europeos e internacionales no llamaron esa noche”, prosiguió. <strong>“Kohl reiteró muchas veces en público, y a mí me daba cierto apuro, que podía contar con los dedos de la mano, y aún le sobraban dedos, el número de líderes que le habían llamado para solidarizarse con Alemania</strong>. Nunca aclaró cuántos dedos le sobraban y murió sin hacerlo”, añadió. Según González, lo sucedido en Berlín era tan inesperado que <strong>los líderes europeos del momento no supieron reaccionar</strong>. “Yo tenía la siguiente presidencia de la Comunidad Europea, pero entonces la tenía Francia”, recordó. “Yo insistí a Francia en que tenía que convocar un consejo extraordinario, que los líderes europeos no podían esperar al consejo ordinario, pero la respuesta fue que ‘el viejo (el presidente <strong>François Mitterrand</strong>) no quiere’”. Al final, presionado por la opinión pública, acabó por convocar un consejo extraordinario que fue “una cena en el Elíseo, corta y en la que no se concluyó nada”. Esa actitud, según González, reflejaba una “resistencia” a la hora de tomar una decisión por parte de Mitterrand, del primer ministro italiano, Giulio Andreotti (quien afirmó que “le gustaba gustaba tanto Alemania que quería que hubiera dos”), y de la primera ministra británica, Margaret Thatcher. En el caso del presidente francés, la opinión dominante era que “la reunificación de Alemania iba a ser un problema de décadas”. Entretanto, “en Alemania, los líderes que vivieron la Segunda Guerra Mundial veían la caída del Muro como un caballo desbocado de consecuencias imprevisibles y dijeron a Kohl que debía montar ese caballo”. Toda esta indecisión europea, que se produjo en “plena negociación para renovar los misiles de corto alcance en Alemania, en vez de desmantelarlos, lo cual era un disparate”, también paralizó la acción política del entonces presidente de Estados Unidos, <strong>George Bush</strong>, quien, “a diferencia de Donald Trump, se tomaba muy en serio el respeto a los aliados”. En lo que sí coincidió todo el mundo tras la caída del Muro fue en el “sobrecogimiento por las consecuencias que iba a tener este acontecimiento en Alemania, en Europa y en el resto del mundo<strong>”. “Era imposible prever cómo construir un nuevo orden alternativo al terrible orden de la Guerra Fría, basado en el equilibrio del terror o de la destrucción mutua asegurada”</strong>, recordó. “En el centro de los dos imperios había una relativa estabilidad, pero en las zonas de rozamientos había una confrontación permanente, en Centroamérica, el Cono Sur o África”, afirmó. “Sustituir un orden bipolar basado en el equilibrio del terror por un nuevo orden internacional que no hemos conseguido todavía ha pasado por varias etapas”, prosiguió González. “El viejo Bush nunca compró la teoría del mundo unipolar, (su sucesor) Bill Clinton tampoco, pero la percepción cambió totalmente tras el 11-S, cuando Bush junior (George W. Bush) quiso corregir los errores de su padre en Irak, algo que todavía estamos pagando”, explicó. El resultado ha sido “un unilateralismo absolutamente imposible de aplicar en un mundo con una potencia emergente como China” que cuenta “con el inestimable apoyo de Trump”.