Mevlüt Çavuşoğlu
Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía
Es desalentador que la operación militar de Turquía en el noreste de Siria esté siendo tergiversada por los medios de comunicación estadounidenses como un ataque contra los kurdos, debilitando la lucha contra los restos de DAESH (o el llamado Estado Islámico) y dañando la credibilidad de los EE.UU. con sus aliados. Me veo obligado a aclarar las cosas porque la alianza de sesenta y siete años que Turquía tiene con los EE.UU. en la OTAN no es temporal, tampoco táctica, ni transaccional.
Turquía inició la operación para garantizar su seguridad nacional eliminando el peligro que representan los terroristas a lo largo de sus regiones fronterizas. Esta operación liberará a los sirios que viven allí de la tiranía de las organizaciones terroristas y eliminará la amenaza a la integridad territorial y la unidad política de Siria. Estos dos acontecimientos facilitarían el regreso seguro y voluntario de los sirios desplazados.
Turquía nunca ha aceptado un corredor dirigido por un grupo terrorista en su frontera. Hemos propuesto en repetidas ocasiones el establecimiento de una zona segura, incluso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hemos pedido a los EE.UU. que dejen de prestar apoyo material a los terroristas.
Sin embargo, la burocracia de seguridad estadounidense no se atrevió a separarse del grupo, conocido como el PYD/YPG. Esto es a pesar de que los funcionarios estadounidenses, incluido un Secretario de defensa, han admitido que el PYD/YPG, que constituye el núcleo de las Fuerzas Democráticas Sirias, es inseparable del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o el PKK, en Turquía, que es reconocido como una organización terrorista por los EE.UU., la Unión Europea y la OTAN.
Nuestros interlocutores estadounidenses parecían estar de acuerdo en que había que eliminar esas fuerzas a lo largo de nuestras fronteras e incluso habíamos llegado a un acuerdo sobre un calendario. Más recientemente, las conversaciones entre militares llevadas a cabo en el mes de agosto terminaron con el compromiso mutuo de establecer una zona segura de la cual se suponía que el PYD/YPG debía ser expulsado. Sin embargo, los EE.UU. no finalizaron esto y nos dio la fuerte impresión de que estaban ganando tiempo a medida que el grupo terrorista se afianzaba aún más en Siria.
El PYD/YPG puede presentarse al mundo como el grupo que luchó contra DAESH, pero también contrabandea explosivos al PKK cavando túneles hacia el territorio turco. Hemos encontrado a sus miembros llevando a DAESH prisioneros hacia Turquía. Y en noviembre del año 2017, la BBC informó sobre un acuerdo secreto en virtud del cual las Fuerzas Democráticas Sirias organizaron el transporte y permitieron que cientos de terroristas DAESH se escaparan durante la operación de la coalición para liberar la ciudad de Raqqa.
Teníamos que actuar. Varias voces expresaron su preocupación por la seguridad de la población kurda en Siria. Quiero repetir y subrayar que la lucha de Turquía no es contra los kurdos. Nuestra lucha es contra los terroristas. Cualquier descripción de la situación como «turcos contra kurdos» es maliciosa y falsa. Los kurdos no son nuestros enemigos.
Nuestro objetivo es el complejo de terror dirigido conjuntamente por el Partido de los Trabajadores del Kurdistán y el PYD/YPG, que ha reclutado a niños soldados, intimidado a disidentes, alterado la demografía y forzado el reclutamiento en áreas bajo su control.
Los kurdos, árabes, cristianos y otros que han estado sufriendo bajo el yugo del PYD/YPG estarán mejor cuando sean liberados. El Consejo Mundial de los Cristianos Arameos ha estado afirmando este punto insistentemente.
Antes de proceder con esta operación, hemos tomado todas las medidas necesarias para minimizar el riesgo para los civiles y prevenir una crisis humanitaria. En los últimos años, Turquía ha acogido a un gran número de refugiados del noreste de Siria, entre ellos árabes, kurdos y turcomanos.
La mayoría de ellos, incluidos más de 300,000 kurdos, fueron expulsados de sus hogares por los terroristas. Hemos extendido a ellos la seguridad, el refugio y los medios de subsistencia en Turquía. Hemos compartido nuestro pan y los beneficios de nuestros servicios públicos. Turquía hace el mayor gasto humanitario del mundo y acoge al mayor número de refugiados en el mundo entero.
Turquía ha establecido un patrón fiable en los últimos tres años. Las operaciones de Turquía en el noroeste de Siria – en 2016 y 2017 en Jarabulus y sus alrededores, y en 2018 en Afrín – despejaron una vasta zona de la presencia terrorista. Tras esas operaciones, las comunidades que sufrieron a causa de los terroristas empezaron a vivir en paz y a beneficiarse de una gobernanza ordenada. Unos 365,000 refugiados regresaron a sus hogares en el noroeste de Siria.
Hemos instituido servicios públicos, incluyendo escuelas para más de 230,000 estudiantes. Seis hospitales con 55 ambulancias emplean a más de 2,000 sirios y turcos en zonas liberadas del noroeste de Siria. Se construyeron decenas de instalaciones recreativas y deportivas, incluyendo un estadio de fútbol. Se rehabilitaron las empresas y se abrió una puerta fronteriza para facilitar el comercio. La agricultura y la ganadería comenzaron a recibir apoyo material.
Si comparamos las operaciones anteriores de Turquía con la destrucción de Raqqa por parte de la coalición, se verá con qué cuidado gestionamos las operaciones antiterroristas. Las lecciones aprendidas en esas operaciones nos ayudarán a mejorar aún más esta vez.
El PKK y el PYD/YPG han estado chantajeando a la comunidad mundial afirmando que la lucha contra DAESH fracasaría sin ellos. Pero la lucha contra esos brutales terroristas no flaqueará, especialmente si nuestros aliados mantienen el rumbo y cooperan con Turquía. Somos la única nación que ha puesto las botas en el suelo contra DAESH.
La lucha contra DAESH y otras organizaciones terroristas tendrá que continuar con las contribuciones y la cooperación de todos. Varios países europeos se han mostrado reacios a permitir el regreso de sus ciudadanos que se unieron al grupo. Sin embargo, desear que desaparezca el problema no puede ser la política. Deben asumir su parte de la carga.
En Turquía estamos convencidos de que estamos allanando el camino para que los refugiados sirios regresen a sus hogares y garantizando que DAESH y otros grupos terroristas no vuelvan a aparecer.
Soy consciente de que el regreso seguro y voluntario a casa de los refugiados sirios debe planificarse y gestionarse cuidadosamente. Esto debe hacerse de conformidad con el derecho internacional y en cooperación con los organismos pertinentes de las Naciones Unidas. Siria es el hogar de varias etnias y es necesario establecer consejos locales viables y representativos hasta que se encuentre una solución política al conflicto sirio.
Después de nuestra última operación antiterrorista, en zonas donde los kurdos eran la mayoría, Turquía facilitó la creación de consejos de gobierno locales con mayoría kurda para reflejar a la población.
Los sirios quieren irse a casa ahora. Lo que han sufrido es más que suficiente. Estamos tomando la iniciativa para ayudar a crear las condiciones pacíficas que son necesarias para el regreso a casa de millones de refugiados. Contrariamente a los malentendidos imperantes, nuestra operación ayudará a abordar la dimensión humanitaria del problema, contribuirá a preservar la unidad del país y contribuirá asimismo al proceso político.
Este artículo fue publicado originalmente en The New York Times el pasado 11 de octubre.