Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado
No mentir era el séptimo mandamiento. Que nos obliga a todos, también a los políticos y a los periodistas. No creo que nadie lo cuestione. La Nación española proclama en el preámbulo de nuestra Constitución, “su voluntad de garantizar la convivencia democrática”, pero eso será imposible si la dirección política de la nación y las instituciones sociales no colaboran a ello.
Sánchez, como demuestran las hemerotecas, no tiene ningún empacho para decir una cosa y la contraria. ¿Quién tiene la responsabilidad de impulsar las actuaciones para lograr la investidura? Antes decía que el candidato, ahora que el resto de los partidos. ¿Qué importancia da a la crítica a la corrupción? Mucha cuando es la Gürtel. Ninguna cuando se trata de los EREs o de los cursos de formación.
Casado por su parte había ofrecido una cara muy amable, habla muy bien, no tiene ‘muertos’ directos en el armario. Parecía querer volver al PP original que tenía aparentemente algunas ideas firmes como que “España es la patria común” y que la “Constitucion se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española”. Casado parecía sugerir que el 155 de Rajoy no debía haberse quedado en una mera exhibición de capacidad jurídica, sino haber sido una actuación eficaz, que defendiera con firmeza y contundencia el interés general. Luego, sin embargo, ha dado marcha atrás con su “vuelta al centro”. Error, gran error.
Posteriormente, Albert Rivera, apenas dos días antes de la votación de investidura de Sánchez, le hizo a éste la oferta de apoyarle con condiciones que esencialmente consistían en la ruptura de Sánchez con el independentismo, tanto en Cataluña como en Navarra y País Vasco, y en renunciar a dar indultos a los posibles condenados por el procés. Lo fuerte fue que Rivera, tras una breve reunión con Casado, hizo a Sánchez la oferta en nombre de Ciudadanos y del propio PP. Casado en ese momento no rechistó, pero una semana después manifestó en una entrevista que esa oferta ya se la había hecho él a Sánchez ¡el dos o tres de mayo pasado! Es decir, justo después de las elecciones del 28 de abril.Resulta absolutamente increíble que una oferta de esa trascendencia política no se haya conocido hasta cinco meses después.
No cabe en cabeza alguna ese secretismo y, o bien el incuestionable piquito de oro de Casado no se ve acompañado por la buena memoria, o lo que ha dicho es una mentira de gran calibre. No, no es ese camino, sr. Casado. Su cuestionado master es igualmente un tema menor ante esta mentira y ante su pasividad por la mentira que firmó su secretario general.
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