<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El Ministerio de Asuntos Exteriores ha publicado las cuentas anuales del ejercicio 2018 y el informe de auditoría de la Obra Pía de los Santos Lugares de Jerusalén, una institución centenaria encargada de gestionar la presencia histórica de España en Tierra Santa y cuyo patrimonio histórico está repartido entre Madrid, Oriente Medio y Marruecos.</strong></h4> La Obra Pía de los Santos Lugares es una entidad estatal de derecho público, sin fines de lucro, que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores y que contribuye al mantenimiento de la presencia histórica de España en Tierra Santa mediante la realización de obras socioculturales y educativas y la conservación del patrimonio propio, tanto en el exterior como en España. Su edificio más representativo es el complejo de <strong>la Basílica de San Francisco el Grande en Madrid.</strong> Aunque fue creada por Real Decreto de 24 de junio de 1853, la Obra Pía se rige en la actualidad por un estatuto en función de la Ley de Racionalización del Sector Público de septiembre de 2014. La institución está presidida por <strong>la subsecretaria de Asuntos Exteriores, Ángeles Moreno Bau.</strong> De acuerdo con el informe, publicado ayer por el <a href="https://www.boe.es/boe/dias/2019/07/24/pdfs/BOE-A-2019-10829.pdf" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong>BOE</strong></a>, el total del patrimonio neto y pasivo de la Obra Pía es de casi 31 millones de euros. De esta cantidad, una parte importante (19,6 millones) corresponde al “inmovilizado material”, formado por el conjunto de los bienes de naturaleza permanente no destinados a la venta y que está compuesto por terrenos (4,7 millones de euros) y bienes del patrimonio histórico (casi 14,5 millones), incluida la Basílica de San Francisco el Grande en Madrid y otros edificios ubicados fuera de España. De acuerdo a los datos aportados, según se lee en la auditoría, existe <strong>un “alto porcentaje” de estos bienes que “no están registrados adecuadamente”</strong> y la dirección del organismo incluso ha reconocido que existen “dificultades para subsanar la situación registral de estos inmuebles”, por lo que estos hechos <strong>“suponen una incertidumbre a efectos de la opinión sobre la efectiva propiedad y valor de los mismos”.</strong> <strong> </strong> Algunas de estas propiedades proceden de los tiempos de las Cruzadas, concretamente de las campañas de los reyes de Aragón, que en el siglo XIV obtuvieron del Papa Clemente los derechos de patronato sobre algunos santuarios en los Santos Lugares. El Real Patronato se vio reforzado con la concesión del título de Rey de Jerusalén a Fernando el Católico, y desde entonces, y durante siglos, la gestión económica del patrimonio español en Oriente recayó en la Orden Franciscana. Después de que Carlos III decidiese en 1772 asumir directamente la gestión económica del Real Patronato (lo que permitió edificar la Basílica de San Francisco el Grande, sede del Comisario de Tierra Santa), el proceso de estatalización alcanzó su culminación con el Real Decreto de 1853, por el que la Obra Pía de los Santos Lugares de Jerusalén se adscribió al Ministerio de Estado, antecedente de Ministerio de Asuntos Exteriores.