<h6><strong>Andreu Cornelles</strong></h6> <h6><strong> </strong></h6> <h4><strong>Yan Fisher es ingeniero en sistemas de computación con más de 20 años de experiencia en el sector. Actualmente es “global evangelist” del equipo de Tecnologías Emergentes de Red Hat donde busca dar “una perspectiva diferente a las estrategias tecnológicas emergentes”. 50 años después de la llegada del ser humano a Luna explica como mediante la cooperación y el desarrollo de las tecnologías de código abierto será posible progresar en la exploración espacial.</strong></h4> <strong>La llegada del ser humano a la Luna se produjo en un contexto de Guerra Fría entre dos superpotencias. ¿Existe en la actualidad un ambiente mucho más cooperativo?</strong> La sensación de orgullo nacional y el deseo por mostrar los logros conseguidos por cada país sigue siendo un factor geopolítico importante. Pero echando un vistazo a la <strong><a href="https://www.nasa.gov/mission_pages/station/cooperation/index.html" target="_blank" rel="noopener noreferrer">composición de la Estación Espacial Internacional</a></strong> (EEUU, Rusia, UE, Japón y Canadá) se observa mayor colaboración entre países, así como el recién anunciado programa de colaboración internacional <strong><a href="https://www.nasa.gov/artemis/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">Artemis</a></strong>. Este programa reúne a varias naciones y corporaciones privadas con el propósito de desarrollar las tecnologías y los equipos necesarios para llevar a cabo una misión lunar exitosa. La colaboración se basa en la transparencia y en estándares abiertos, y tiene como objetivo desarrollar y desplegar nuevas tecnologías para diferentes aspectos de los viajes espaciales. <strong>Desde 1972 ningún ser humano ha vuelta a pisar la Luna. ¿A qué se debe esa falta de interés por volver? </strong> A pesar de la importancia del programa Apolo y de su aporte a nuestra comprensión del sistema solar y los viajes espaciales, la situación política de EEUU en los 70 influyó para que reorientara sus esfuerzos dedicados a la exploración espacial. Al menguar los presupuestos de la NASA, se hizo imposible financiar misiones adicionales y los planes para volver allí fueron abandonados. Recientemente, el presidente Trump pidió a la NASA que volviera a llevar al hombre a la Luna en 2024. Pero esta vez, el objetivo del Artemis es usarla como trampolín para la exploración espacial, establecer presencia humana a largo plazo allí y, buscar agua para los asentamientos lunares y producir combustible para cohetes. Así que no sólo volveremos pronto a la Luna, sino que nos quedaremos allí. <strong>¿Estamos tecnológica y científicamente preparados para llegar a Marte? </strong> La llegada del hombre a la luna hace 50 años es uno de los mayores logros tecnológicos de la humanidad, y contribuyó a dar lugar a la era digital en el espacio. Pero no estamos listos para entender todo lo que descubrimos en la Luna. Desde las misiones Apolo, hemos seguido trabajando en el desarrollo tecnológico para sobrepasar los límites de la humanidad y nos estamos preparando para la siguiente fase de la exploración espacial. HPE y la NASA planearon la misión <strong>Spaceborne Computer</strong> como un experimento de un año de duración, el tiempo que le llevaría a una nave espacial llegar a Marte, aunque la nave estuvo 615 días a bordo de la ISS. Pero, si realmente queremos llegar a Marte, necesitaremos un cambio fundamental en la forma de abordar la infraestructura informática, haciendo posible provisionar los dispositivos informáticos, de almacenamiento y de red según las necesidades de la misión y en tiempo real. <strong>La sonda israelí Beresheet se convirtió en abril en la primera misión privada en entrar en órbita lunar. Y, aunque no consiguió alunizar, se ha anunciado un nuevo intento. ¿Tienen más viabilidad en largo plazo los proyectos espaciales privados?</strong> Si bien la pérdida de <strong><a href="https://thediplomatinspain.com/2019/06/israel-presenta-en-espana-su-modelo-para-explorar-los-limites-de-lo-posible/" target="_blank" rel="noopener noreferrer">Beresheet</a></strong> fue devastadora para ese programa, la misión en sí misma nos muestra cómo será el futuro de la exploración espacial. Impulsada por Google Lunar X, desarrollada por SpaceIL, patrocinada por Israel Aerospace Industries, y enviado a la órbita por el propulsor Falcon 9 de SpaceX en un vuelo coordinado por Spaceflight desde el centro de lanzamiento de Cabo Cañaveral de la NASA. Aunque representó la primera misión privada a la Luna, se requirió de todo un ecosistema de compañías aeroespaciales para hacerla realidad. Si juntamos esa información, podríamos especular con seguridad que el futuro de la exploración espacial se construirá sobre la base de compartir información y conocimiento. Las empresas aeroespaciales tendrán que trabajar juntas para sobrepasar los límites de lo que actualmente es posible, independientemente del país de origen. <strong>¿Qué relevancia tiene la tecnología de código abierto para el futuro de la exploración espacial? </strong> Los grandes avances tecnológicos se están desarrollando en las comunidades de código abierto, incluido casi todo el ecosistema dedicado a la exploración espacial. Y es que este hecho facilita el uso de tecnologías abiertas para estimular la colaboración entre países y empresas. La gran ventaja del código abierto es que permite colaborar para conseguir objetivos comunes con mínimas estructuras y barreras. Es una fuente de innovación y nos podría ayudar a llegar a los rincones más inexplorados del universo. Sin embargo, se requerirá un cambio fundamental en el diseño del hardware: ordenadores abiertos, modulares, autodidácticos y disponibles comercialmente. La apertura y la transparencia son la clave del éxito cuando buscamos superar los límites de la humanidad, y el código abierto lo permitirá.