<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>Ayer se cumplieron 50 años del despegue del <em>Apollo 11</em>, que culminó el 20 de julio con la primera llegada del hombre a la Luna, una hazaña de Estados Unidos en la que, según recordó España Global, participaron las bases españolas de Gran Canaria, Madrid y Ávila. </strong></h4> Concretamente, la operación contó con la asistencia de tres centros dependientes de la NASA estadounidense en España: <strong>la base de Maspalomas (Gran Canaria), que fue la primera del programa <em>Apollo</em> en instalarse en España, y las bases de Robledo de Chavela y Fresnedillas de la Oliva (ambas en Madrid) y de Cebreros (Ávila), que se convirtieron en las primeras del mundo en recibir los mensajes que llegaban desde el satélite.</strong> En aquellas bases, recuerda España Global, trabajaba una parte del equipo de 400.000 personas implicadas en las misiones <em>Apollo</em>, que estaban repartidas por todo el mundo. Entre ellas destacan <strong>dos ingenieros españoles encargados de controlar las comunicaciones con la nave</strong>: Carlos González Pintado, antiguo jefe de operaciones de la NASA y subdirector del complejo de comunicaciones espaciales de la estación de Robledo de Chavela; y José Manuel Grandela, encargado de mantener las comunicaciones entre esta estación y la de Fresnedillas, a 50 kilómetros de Madrid. “Aunque no hayan brillado tanto como Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins, en sus manos estaban los transmisores que comunicaban con la nave”, destacó España Global. De hecho, la famosa frase pronunciada por Armstrong después de dejar su huella impresa en la superficie lunar, <strong>“É</strong><strong>ste es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”</strong>, se escuchó por primera vez en España, medio segundo antes que en Houston (Texas) a causa del retardo de medio segundo que había entre ambas estaciones. Desde que despegó la nave de la Tierra hasta su llegada a la Luna, las bases españolas recibieron miles de datos, tanto técnicos como de salud de los propios astronautas, que se demodulaban, clasificaban, grababan y reexpedían a la central de Houston. Asimismo, las bases sirvieron como enlace para enviar a la nave toda la información que requerían desde Texas. Se trataba de <strong>“un trabajo imposible de parar, ya que de él dependían las vidas de los tres tripulantes”</strong>, recordó España Global.