<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El interminable Consejo Europeo extraordinario para decidir el nuevo reparto institucional en la UE concluyó ayer con la constatación definitiva del pulso que mantienen Francia y Alemania por hacerse con los cargos más importantes. Por lo que respecta a España, el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Josep Borrell, ha sido designado alto representante de Política Exterior y Seguridad de la UE.</strong></h4> <strong> </strong> La conservadora y ministra de Defensa alemana <strong>Ursula von der Leyen </strong>ha sido nombrada<strong> presidenta de la Comisión Europea</strong>, la actual directora del FMI, la francesa <strong>Christine Lagarde, </strong>presidirá el<strong> Banco Central Europeo (BCE)</strong>, y el primer ministro belga, <strong>Charles Michel, </strong>será el nuevo<strong> presidente del Consejo europeo. </strong> <strong> </strong> La candidatura de Borrell había ganado bastantes enteros después de que su nombre se incluyera en el paquete total ofrecido ayer por <strong>el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk</strong>, que finalmente permitió salir del atolladero creado en los últimos días. <strong> </strong> La designación de Borrell vuelve a situar a un español en uno de los principales puestos de responsabilidad de la UE por primera vez desde 2009, precisamente cuando <strong>Javier Solana</strong> dejó el mismo cargo después de diez años. O casi el mismo cargo, ya que el Tratado de Lisboa de ese mismo año sirvió, entre otras cosas, para institucionalizar y definir las funciones del alto representante, que opera a caballo entre la Comisión y el Consejo y que dirige la política exterior de una Unión que, oficialmente, sigue sin tener una verdadera política exterior y dependiendo de la unanimidad de los 28. Concretamente, a Borrell le corresponderá presidir los consejos de ministros de Asuntos Exteriores, presentar propuestas, intentar coordinar la acción exterior de la UE y dirigir el Servicio Europeo de Acción Exterior y la Agencia Europea de Defensa. <h5><strong>Pedro Sánchez: “España ha vuelto”</strong></h5> En la rueda de prensa posterior al anuncio de Tusk, <strong>el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez</strong>, afirmó que la designación de Borrell “<strong>demuestra que España ha vuelto, proponiendo a una persona en un puesto vital para los próximos cinco años en la UE para la política exterior y la política de defensa"</strong>. “Su trayectoria política internacional y su espíritu europeísta son garantía total de que Josep Borrell será el jefe de la diplomacia europea con el máximo compromiso y responsabilidad. España vuelve a la UE. Magnífica noticia para nuestro país y para Europa”, declaró Sánchez a través de su cuenta de Twitter. En todo caso, la designación de Borrell representa, en apariencia, sólo una victoria a medias para Sánchez, quien en su calidad de negociador jefe de los socialistas europeos había insistido en favor del cabeza de lista socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans, y había apoyado abiertamente el sistema de los <em>spitzenkandidaten</em> (los líderes en las listas de las elecciones europeas) como procedimiento para designar al presidente de la Comisión. De hecho, la presidenta del grupo de los Socialistas y Demócratas (S&D), la española <strong>Iratxe García</strong>, calificó ayer de "profundamente decepcionante" el reparto de altos cargos de la Unión Europea. Finalmente, <strong>Frans Timmermans</strong> será vicepresidente primero de la Comisión, la <em>spitzerkandidat</em> liberal, la danesa <strong>Margrethe Vestager</strong>, será vicepresidenta segunda y el <em>spitzerkandidat</em> del PPE, el alemán <strong>Manfred Weber</strong>, deberá repartirse la presidencia de la Eurocámara con el ex primer ministro socialista búlgaro <strong>Sergei Stanishev</strong>, durante dos años y medio cada uno. Josep Borrell, quien encabezó la lista del PSOE en las elecciones europeas del 26 de mayo pasado, renunció el pasado 26 de junio a su acta de eurodiputado para continuar, de momento, como ministro de Asuntos Exteriores en funciones, un cargo en el que, afirmó, puede ser “más útil” en estos momentos en los que la investidura de Pedro Sánchez “no está garantizada”. Aquella decisión no le excluía para acceder a ningún cargo europeo, ya que, como él mismo dijo ese día, “no hace falta ser europarlamentario para ser hipotéticamente comisario”. No obstante, la posibilidad de ser elegido para suceder a Federica Mogherini parecía descartada para muchos observadores, que consideraban que la edad de Borrell (72 años) podría ser un problema para cubrir las obligaciones que conlleva un cargo tan exigente como éste.