Mevlüt Çavuşoğlu
Ministro de Asuntos Exteriores de Turquía
Hace unos treinta años, con motivo de la solicitud de adhesión formal de Turquía a la UE, el entonces Primer Ministro Turgut Özal comparó el proceso de adhesión al bloque a «un camino largo y estrecho», refiriéndose a un famoso verso del poeta popular Aşık Veysel. El tiempo ha demostrado que el camino ha sido, de hecho, no solo largo y estrecho, sino también accidentado.
Las relaciones entre Turquía y la UE se vieron ensombrecidas en los años ochenta por el golpe militar, en los años noventa por la exclusión de Turquía de la quinta ola de ampliación de la UE y más recientemente, en el año 2016, por el intento de golpe de estado del 15 de julio. Sin embargo, en cada ocasión la relación mostró resistencia frente a las interrupciones y encontró una salida. Hoy, nos encontramos en una situación igualmente poco prometedora. Sin embargo, una vez más, no tengo ninguna duda de que lograremos llegar a un acuerdo con nuestros amigos Europeos para poner de nuevo en el buen camino el proceso de adhesión de Turquía a la UE.
Tengo tres razones contundentes para opinar así. En primer lugar, estamos dejando atrás los tiempos difíciles ulteriores al intento de golpe de estado de 2016. Como miembro fundador del Consejo de Europa, después del intento de golpe de estado, Turquía ha llevado a cabo medidas conformes con el estado de derecho y las normas internacionales. Quienes criticaron a Turquía por las medidas tomadas no entendieron que esto no era un asunto político simple, sino un problema existencial para la democracia turca. Estas personas tampoco consiguen apreciar el trauma ocasionado por el intento de golpe.
El proceso de la UE es, no cabe duda, el tema principal de la agenda de nuestro Gobierno. El estado de emergencia fue finalizado en el mes de julio de 2018. Después de una pausa de dos años y medio, hemos celebrado de nuevo reuniones del Grupo de Acción para la Reforma compuesto por Ministros clave, con el objetivo de revitalizar las reformas políticas.
Mientras tanto, a través de la transición al sistema de gobierno presidencial, se ha conseguido un proceso de toma de decisiones más rápido y asimismo menos burocracia, lo que ha permitido acelerar las reformas. El «Plan de acción de cien días» anunciado por el Presidente Recep Tayyip Erdoğan incluye medidas con respecto al Capítulo 23 de las negociaciones de adhesión sobre los derechos judiciales y fundamentales y al Capítulo 24, sobre Justicia, Libertad y Seguridad.
A pesar de todos los desafíos para lograr un equilibrio entre la libertad y la seguridad en una de las regiones más inestables del mundo, Turquía ha estado buscando incesantemente la consolidación de su democracia, ya que la nación turca merece los estándares más altos. Con ese fin, en la última década Turquía ha adoptado más de dos mil leyes en línea con el acervo de la UE, a pesar del flagelo del terrorismo, la enorme carga de la migración irregular y un intento sangriento de golpe de estado.
Me parece irónico que la UE se abstenga de abrir las negociaciones de los capítulos en los que más critica a Turquía, mientras hayamos sido siempre sinceros en nuestra apertura a la crítica constructiva.
En segundo lugar, el contexto internacional actual proporciona motivos contundentes para una alianza más cercana. Los fundamentos de la orden de la posguerra están siendo sacudidos. El unilateralismo asertivo está reemplazando el multilateralismo basado en las reglas, y los desarrollos desestabilizadores en una amplia gama de temas, incluyendo la política regional, el comercio, el medio ambiente y la seguridad, están perjudicando de mismo modo los intereses de la UE y de Turquía.
En estos tiempos de prueba, la UE y Turquía tienen posiciones comunes sobre asuntos críticos, incluyendo la cuestión palestina y el acuerdo nuclear iraní. Los miembros de la UE han expresado su apoyo a los esfuerzos diplomáticos firmes de Turquía, en particular para la protección de los civiles en Siria. Frente a las crecientes volatilidades, Turquía y la UE tienen aún mucho que hacer por la seguridad y la estabilidad de nuestro Continente y más allá.
Finalmente, la UE necesita a Turquía tanto como Turquía necesita a la UE. En su libro blanco sobre el futuro de Europa, el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, identificó amenazas a la seguridad, la migración irregular, la disminución del poder blando y el envejecimiento de las sociedades como los desafíos clave que la UE debe enfrentar. En cada una de estas aéreas, Turquía ya está haciendo contribuciones significativas a la UE.
Al albergar a más de cuatro millones de refugiados y detener el flujo de miles de personas a través del Mar Egeo, Turquía ha evitado una gran crisis humanitaria en Europa. Incluso ahora, la presión continúa. Los solicitantes de asilo continúan arriesgando sus vidas a medida que continúan las turbulencias en sus países de origen.
En la lucha contra el terrorismo, Turquía ha sido el principal país entre los miembros de la coalición quienes luchan contra DAESH en el terreno. Turquía continúa abriendo sus bases aéreas y su espacio aéreo a sus socios de la coalición.
En cuanto al frente financiero, el sistema financiero turco y su sector bancario fueron lo suficientemente resistentes como para contrarrestar los ataques monetarios especulativos. En el año 2018, Turquía registró un crecimiento del 2.6 por ciento, a pesar de todos los reveses. Tenemos la sociedad más joven y el mejor sector de servicios en Europa. Esta lista se puede ampliar, sin embargo, en el contexto del Brexit, es bastante fácil ver cómo Turquía llena una importante brecha en la UE.
Una vez que Turquía se convierta en miembro de la UE, contribuirá significativamente al bloque en una amplia gama de áreas que incluyen la seguridad, la migración, el dinamismo económico, el poder blando, la seguridad social y la seguridad energética. Sin embargo, sin una relación estructurada y una vía de acceso basada en el mérito, la relación está potencialmente en apuros.
Quiero pedir a mis colegas en Bruselas y en las capitales nacionales de la UE que vuelvan al espíritu de la reunión del Consejo Europeo de Helsinki de 1999, durante la cual Turquía se convirtió en un candidato oficial y la UE se convirtió en un ancla importante. En primer lugar, debemos reiniciar las negociaciones de adhesión, ya que forman la columna vertebral de nuestra relación.
También deberíamos iniciar negociaciones para actualizar la unión aduanera, en beneficio de todos. Después de cumplir con los seis puntos de referencia restantes determinados en el diálogo sobre la liberalización de los visados, se debe conceder a los ciudadanos turcos la posibilidad de viajar sin visados. Este paso no solo contribuiría al negocio y al empleo; asimismo promovería el diálogo entre personas.
La reciente decisión del Consejo Electoral Supremo de anular los resultados de las elecciones municipales del 31 de marzo en Estambul es una decisión judicial final adoptada por un organismo independiente, que ha recibido los elogios de los mecanismos de supervisión europeos por su trabajo profesional anterior.
El Consejo tomó esta decisión principalmente sobre la composición ilegal de ciertas juntas electorales. La repetición de las elecciones en Estambul está programada para el 23 de junio. Turquía se enorgullece de su historial de celebrar elecciones libres y justas, y ciertamente haremos todo lo posible para llevar a cabo la repetición de las elecciones bajo los más altos estándares internacionales.
Después de la encuesta final, tendremos un período libre de elecciones de aproximadamente cuatro años. Del mismo modo, después de las elecciones al Parlamento Europeo en mayo, habrá un nuevo mandato de cinco años para el liderazgo de la UE. No debemos dejar pasar esta oportunidad sin hacer el mejor uso de ello.
Asimismo, no hay que olvidar que Turquía ha tenido y sigue lidiando simultáneamente con un intento de golpe de estado, organizaciones terroristas y una afluencia de refugiados. En circunstancias normales, uno de estos hubiera sido suficiente para sacudir a una nación. Sin embargo, Turquía ya lo ha visto todo y ha perseverado. Todo lo que quiere es un poco de comprensión y solidaridad ante esta realidad.
Los principales puntos de inflexión en la historia reciente, incluidos los ataques del 11 de septiembre en los EE.UU., la Primavera Árabe, la crisis financiera mundial y la crisis de los refugiados, han demostrado repetidamente la importancia estratégica de la relación entre Turquía y la UE. Además, los asuntos económicos, políticos, de seguridad y relacionados con la identidad han demostrado que Turquía es más que un socio estratégico para la UE.
Creo que, si Turquía ya fuera miembro de la UE, habríamos sido más capaces y competentes para abordar colectivamente los desafíos del orden mundial altamente volátil de hoy. No esperemos otros treinta años.
Traducción informal al español del artículo original en inglés