The Diplomat
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, volvió a defender ayer en el Congreso el cambio de rumbo de las relaciones con Marruecos, el cual, aseguró, ya ha dado “resultados concretos” en materias como la migración, la lucha contra el yihadismo o la cooperación económica. No obstante, y como en todas las ocasiones anteriores, tanto él como su partido se volvieron a quedar solos en la defensa de la nueva etapa con Rabat.
Durante su comparecencia en la Comisión de Exteriores, Albares aseguró que la nueva etapa de las relaciones con Rabat, basada en “pilares sólidos”, ya está dando “resultados concretos”, como la desarticulación de seis redes criminales y terroristas en los últimos 18 meses, los acuerdos de la reciente Reunión de Alto Nivel, celebrada en Rabat; la instalación de 1.100 pymes españolas en Marruecos, el incremento del comercio en 12.000 millones de euros y la creación de “las bases para que las empresas españolas accedan al plan de inversión de Marruecos”.
Asimismo, afirmó que, gracias a la cooperación bilateral, las inmigraciones irregulares se han reducido en un 69% en Andalucía y un 82% en Canarias respecto a 2022, lo que está “salvando miles de vidas”. “Estamos cooperando en la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos”, añadió.
El ministro también destacó que esta nueva etapa con Rabat ya está brindando “los beneficios de la mayor estabilidad y prosperidad” tanto a los ciudadanos de Ceuta y Melilla como a los de Canarias y Andalucía, y aseguró que la reapertura de las fronteras terrestres y de las aduanas en las dos ciudades autónomas se llevará a cabo “a través de un calendario acordado” y mediante “pasos experimentales” para que se produzca de forma “ordenada y gradual”, a fin de evitar “escenas del pasado, contrarias a la dignidad de las personas”, como “avalanchas y comercio atípico”.
Albares también informó de la cooperación en materia de “cultura y entendimiento”, con la apertura de secciones bilingües, el refuerzo de la enseñanza del español “hasta en cien colegios” y la creación, “por primera vez”, de un instituto público español en Rabat. En cuanto al conflicto saharaui y al cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez en favor del plan marroquí de autonomía, aseguró que España está “con Naciones Unidas” porque “la solución del conflicto tiene que venir desde Naciones Unidas y España está dispuesta a ayudar”.
Como en anteriores ocasiones, Albares recibió fuertes críticas de la oposición, especialmente del Partido Popular (al que el ministro acusó de “no entender la importancia de tener una buena relación con Marruecos”) e incluso de algunos socios de Gobierno. Durante su intervención, la portavoz del PP, Valentina Martínez Ferro, cuestionó el cambio de la postura respecto al Sáhara Occidental “a cambio de nada” e incluso puso en duda los beneficios mutuos de la nueva relación, porque la apertura de las aduanas de Melilla y Ceuta todavía no se ha producido y, de momento, solo existe “un calendario secreto” sin un horizonte temporal. Aparte, recordó que el rey Mohamed VI no recibió al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la Reunión de Alto Nivel en Rabat.
Por su parte, la portavoz de ERC, Marta Rosique, recordó que, respecto a Marruecos, “ni siquiera hay una misma posición en el Gobierno” y lamentó que, en su intento por no molestar a Rabat, el Ejecutivo haya decidido no abordar temas como los derechos humanos, la tragedia de Melilla o la trama de espionaje Pegasus y ni siquiera haya respaldado el proyecto de ley para conceder la ciudadanía a saharauis nacidos antes de 1976. Asimismo, el portavoz de EH Bildu, Jon Iñarritu, valoró positivamente la nueva relación con Marrueco, pero rechazó que ”el precio a pagar” haya sido “el abandonado del pueblo saharaui y mirar para otro lado cuando ocurren tragedias en suelo español como la de Melilla”.