<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, advirtió ayer de que los países de la UE deben aprender a ceder su “soberanía formal” para incrementar la “soberanía real” del conjunto de Europa en el actual mundo globalizado.</strong></h4> “<strong>A veces perder soberanía incrementa la soberanía”,</strong> advirtió el ministro durante su intervención en el Diálogo de Raisina, un foro internacional sobre geopolítica y geoeconomía organizado en Nueva Delhi por el Ministerio de Asuntos Exteriores indio. Todos los países europeos, admitió, son por lo general muy reacios a perder su soberanía por temor a perder su capacidad de decisión, por apego a sus símbolos nacionales y por su pasado de luchas entre ellos, pero el <em>Brexit </em>va a demostrar que una mayor soberanía no implica una mayor capacidad de decisión. <strong>“Ceder soberanía formal permite ganar soberanía real",</strong> prosiguió el ministro de Asuntos Exteriores. <strong>“Si en 2004 España hubiera seguido con su moneda, con la vieja peseta, sin ser parte del euro, no hubiera podido retirar las tropas de Irak porque los mercados la hubieran destrozado”</strong>, recordó. “La peseta habría sido destruida por ataques especuladores contra la moneda española, como le sucedió a (el presidente francés François) Mitterrand en 1982, cuando el franco fue devaluado tres veces seguidas para obligar al gobierno socialista francés a cambiar sus políticas”, agregó. <strong>"No nos equivoquemos, compartiendo soberanía en la UE recuperamos soberanía en el escenario mundial",</strong> insistió. <strong>“Ningún país de la UE es capaz por sí mismo de responder de manera efectiva a los retos del mundo globalizado" y, por tanto, la capacidad de influencia de la UE depende de su capacidad de "funcionar como un bloque"</strong>, manifestó Borrell, quien advirtió de la necesidad de acabar con la unanimidad como requisito para la toma de decisiones porque “mientras que tengamos que estar de acuerdo todos en todo, difícilmente acordaremos nada". <strong>“No nos podemos permitir el lujo de estar separados, no podemos seguir discutiendo hasta la extenuación decisiones que se podrían resolver dentro de una Europa más integrada políticamente, como la posición que se está discutiendo todavía con respecto a Venezuela"</strong>, alertó el ministro. "Es fundamental que sumemos nuestro peso político y económico para defender nuestros valores e intereses", manifestó. <h5><strong>“Europa no puede ser una gran Suiza”</strong></h5> En este contexto, según Borrell, Europa debería impulsar una política exterior y de defensa sólidas y unificadas en favor de un sistema internacional basado en el multilateralismo, el imperio de la ley y la búsqueda de soluciones comunes y, para ello, <strong>“el desafío de la próxima generación de europeos es impulsar una política de defensa común, que revertiría en que Europa tendría una mayor influencia”.</strong> El refuerzo del poder económico de la UE “no es suficiente”, aseguró. <strong>"No podemos ser un poder blando para siempre, una especie de gran Suiza, ni podemos ser la Atenas de Washington”,</strong> advirtió Borrell. “Tenemos que pedir a las sociedades europeas la capacidad de utilizar el poder cuando sea necesario, estar listos para utilizar el poder duro cuando sea inevitable y proyectar las fuerzas europeas más allá de nuestras fronteras”, declaró. En cuanto a la gestión de las crisis migratorias y de refugiados, Borrell lamentó la incapacidad de la Unión Europea para afrontar este reto de una forma común y coordinada y advirtió de que la obsesión de los grupos populistas por defender la “pureza" de las sociedades está arrastrando a la UE a la "paradójica situación" de, por un lado, rechazar a los inmigrantes y, por otra, necesitar cada vez más de los inmigrantes para <strong>“rejuvenecer nuestras sociedades y revitalizar nuestros mercados laborales",</strong> un problema demográfico de envejecimiento de la población “particularmente” importante en España.