Eduardo González
Menos del 50% de los ciudadanos latinoamericanos defiende la democracia como forma de Gobierno y el 79% opina que los dirigentes políticos sólo benefician a unos pocos grupos de poder.
De acuerdo con el último Latinobarómetro, realizado entre el 15 de junio y el 2 de agosto de 2018 en 18 países de la región, sólo el 48% de los iberoamericanos considera que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno.
La última vez que se registró un dato tan negativo fue en 2001. En conjunto, el apoyo a la democracia en Latinoamérica ha caído sustancialmente desde 2009, ya que en estos nueve años el porcentaje de insatisfechos con este modelo político ha pasado del 51% al 71% y el de satisfechos se ha precipitado desde el 44 al 24%.
Aparte, el 15% de los latinoamericanos defiende la instauración de un modelo autoritario, y entre los que más abogan por ello, según el estudio, figuran muchos jóvenes, que son la base, precisamente, del auge de la ultraderecha en la región. En países como Paraguay o Chile, un 23 y 21% de sus ciudadanos, respectivamente, prefieren un régimen autoritario.
Uno de los principales factores de estos resultados, según el sondeo, es el alto nivel de corrupción que reina en la región, lo cual se traduce en una creciente desconfianza hacia las instituciones. El 51% de los latinoamericanos cree que “todos o casi todos”’ los parlamentarios de sus países están involucrados en actos de corrupción.
“Bolsonaro es una consecuencia, no una causa”
Estas circunstancias, según el Latinobarómetro, han favorecido, entre otros resultados, la victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro en las elecciones presidenciales de Brasil con unos discursos basados, entre otros argumentos, en la incapacidad de la democracia para solucionar los problemas.
“En Brasil no hay ninguna confianza en ninguna institución, y Bolsonaro es una consecuencia, uno una causa”, explicó la directora ejecutiva del Latinobarómetro, la chilena Marta Lagos, durante su participación en el debate Democracia y constitucionalismo en América Latina, celebrado el pasado 19 de diciembre en la sede de Casa de América en Madrid y moderado por el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell.
“No es un problema de ideología, sino de encontrar un dirigente capaz de hacer funcionar el Estado”, agregó Lagos. “La idea es que las soluciones dramáticas son las que vienen de poderes fuertes y, por eso, se apela al líder providencial”, apostilló Borrell, quien se limitó a moderar y apenas aportó ninguna opinión durante el encuentro.
El estudio indica que el 79% de los iberoamericanos percibe que los dirigentes gobiernan en beneficio de unos cuantos grupos de poder, frente a un escaso 17% que considera que lo hacen por el interés general. “Iberoamérica es la región más desconfiada de la Tierra”, manifestó Lagos, quien recordó que 19 ex presidentes o vicepresidentes de la región estén “encarcelados, encausados o perseguidos por corrupción” y que diez ex presidentes estén involucrados en el caso Odebrecht.
“La comunidad internacional tiene que hablar en Venezuela, aunque la acusen de intervencionismo”
Por tanto, advirtió, los datos de la encuesta revelan la “traición” de las “élites” políticas, que se han “apropiado del poder” y son incapaces de responder a las expectativas vitales de sus ciudadanos. “Los pueblos latinoamericanos tienen más demanda de democracia de la que quieren ofrecer sus líderes», denunció Lagos, quien precisó que Uruguay es, probablemente, el único país de la región con una democracia plena y estable. “También lo era Costa Rica, pero ahora tiene muchos problemas”, agregó.
Asimismo, Lagos lamentó la “timidez” de la comunidad internacional a la hora de supervisar los procesos electorales en Latinoamérica, con mención especial a Venezuela, un país en el que «hace mucho tiempo que las elecciones no son elecciones». “Cuando una misión de observación acude a unas elecciones debe decir algo, no puede ser tibia” por temor a ser acusada de “intervencionismo”, advirtió. “Ante el silencio de los demócratas, ¿quién promueve la democracia?”, se preguntó.