Eduardo González
Felipe VI aseguró ayer que España se ha convertido, desde 1978, en “un país de referencia en la vida internacional”.
“La profunda y determinante transformación que nuestro país ha experimentado en estas últimas cuatro décadas ha tenido también su reflejo, como es lógico, en la imagen y el peso exterior de España”, manifestó el monarca durante la inauguración de la exposición 40 años de diplomacia en Democracia. Una historia de éxito, organizada en Casa de América con motivo del 40 aniversario de la Constitución.
Como consecuencia de ello, prosiguió, “hoy, España es un país de referencia en múltiples ámbitos de la vida internacional: por su democracia, como atestiguan los índices internacionales más relevantes; por el prestigio y la diversidad de su cultura, por el liderazgo de sus empresas en el ámbito internacional, por su implicación activa en la búsqueda de la paz, por su defensa de la igualdad y cohesión social, por sus hitos científicos y de salud pública; por su peso en el mundo del deporte”.
“Al inicio de la segunda mitad de los años setenta, cuando emprendimos el sendero que había de conducirnos hacia la democracia, España estaba ausente de la escena internacional”, recordó el monarca.
“En el terreno económico y de la cooperación, España era todavía un país susceptible de ser receptor de ayuda oficial al desarrollo”, añadió. “Mucho se ha avanzado desde entonces”, prosiguió Felipe VI, quien, aunque reconoció que la política de cooperación está “constreñida por falta de recursos” como consecuencia de la crisis de 2008, el país sigue teniendo “lo principal, lo insustituible”, los cooperantes, “una firme voluntad política de actuar” y una “opinión pública solidaria”.
El monarca recordó también que, “a partir de 1978, España inició una nueva etapa en sus relaciones con los países hermanos iberoamericanos en todos los ámbitos: en lo político, en lo económico, en lo cultural”, mientras que, “en el marco mediterráneo, España ha dado muestra de su afán de propiciar el diálogo y el entendimiento como bases para la paz y la estabilidad internacionales”.
“La culminación de todos estos empeños por recuperar nuestro sitio en el mundo fue nuestro regreso a Europa”, explicó Felipe VI. “Nuestra adhesión en 1986 a las entonces Comunidades Europeas fue motor fundamental de la transformación de España, pero también los españoles han aportado mucho y bueno a la reciente construcción europea”, prosiguió.
“Los españoles han dejado su impronta a través del diseño de su política de cohesión, de su apertura al continente iberoamericano, del desarrollo del espacio Europeo de Seguridad, Libertad y Justicia, o de la inclusión en los tratados del estatuto de la ‘ciudadanía europea’”. Por ello, “hoy decimos ‘gracias’ a Europa, pero también podemos afirmar que Europa es más Europa gracias a España”, manifestó.
En el mismo acto, el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell, declaró que “España ha cambiado mucho en 40 años, no sólo en el plano interior, sino también en la dimensión exterior”. “La democracia nos abrió las puertas, derribó los Pirineos y nos permitió sentirnos ciudadanos libres del gran mundo”, prosiguió.