Mevlüt Çavuşoğlu
Ministro de Asuntos Exteriores de la República de Turquía
Esta semana se celebrarán por separado dos conferencias internacionales en Estambul, aunque ambas girarán en torno a una cuestión común: la mediación. Una de ellas, estará dedicada a la situación actual en el mapa del conflicto y la capacidad de mediación de los miembros de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI).
La segunda conferencia tendrá un alcance mayor y servirá de marco para debatir las conexiones existentes entre el desarrollo sostenible, la paz y la mediación, así como las maneras de aumentar la inclusión de las mujeres y los jóvenes en los procesos de mediación, dedicando también con una sesión a la reflexión sobre el papel del big data y la inteligencia artificial en el análisis de conflictos y la mediación en los mismos.
Puede pensarse que estas conferencias son simplemente eso, conferencias. Sin embargo, las Conferencias de Mediación de Estambul han demostrado ser bastante efectivas a la hora de crear una percepción común de los problemas y confeccionar una agenda de acción en el área de la mediación y la resolución pacífica de conflictos.
Turquía, como estado anfitrión de estas conferencias y único país que copreside los Grupos de Amigos de la Mediación en las tres organizaciones internacionales más importantes – las Naciones Unidas, la OCI y la OSCE – cuenta con la capacidad para compartir las conclusiones de dichas conferencias en estas organizaciones internacionales.
La realidad es que en el siglo XXI la Humanidad se está enfrentando a una serie de retos completamente diferentes a los de etapas anteriores. Al mismo tiempo que muchos veían el vaso medio lleno en lo que se refiere a los logros conseguidos en el derecho internacional, las instituciones, la democracia y el estado de derecho, la rendición de cuentas, el libre comercio, la igualdad de género y otras cuestiones, la mitad vacía del vaso se fue haciendo cada vez más visible.
Los síntomas son ya conocidos por todos y no hace falta repetirlos. La mitad vacía del vaso está, en realidad, llena de los problemas de mayor relieve en la actualidad, tales como las guerras comerciales, las nuevas formas de explotación internacional, las competiciones geopolíticas, las guerras indirectas entre las grandes potencias, la desintegración de estados nacionales, el terrorismo, la xenofobia, la islamofobia, las desigualdades o la injusticia, entre otros.
Los desafíos a los que se enfrenta ahora la Humanidad se están convirtiendo en responsables del serio deterioro de los logros alcanzados y posibilidades creadas por la propia Humanidad. ¿Qué parte del vaso será la que finalmente prevalezca?
La respuesta a esta pregunta depende de la solución que decidamos dar a estos retos e, incluso, de nuestra capacidad para trabajar todos juntos de forma positiva con la finalidad común de superarlos.
Hay una cosa que está clara: a menos que tomemos la iniciativa, seamos emprendedores y tengamos un espíritu humanitario, sólo prevalecerá la parte medio vacía del vaso. La actitud pasiva de hacerse a un lado, tomar asiento y observar el desarrollo de los acontecimientos hace mucho que dejó de ser una actitud válida. Las opciones que se contemplan a la hora de crear políticas varian entre hacer uso de la mediación o de la fuerza en la lucha contra el terrorismo.
Tomemos como ejemplo la situación en Siria. El enfoque esencialmente emprendedor y humanitario mantenido por Turquía ha conseguido erradicar dos organizaciones terroristas, DAESH y PKK/PYD/YPG, de una superficie de 4.000 km² dentro de Siria. Si no hubiéramos intervenido, nuestro pueblo habría sufrido ataques diarios de estas organizaciones terroristas y hubiera sido imposible alcanzar una solución de carácter político a la tragedia de Siria.
Así, Turquía está haciendo todo lo posible desde el punto de vista humanitario para aliviar el sufrimiento de los sirios y, a día de hoy, es el país que más refugiados acoge y que más fondos dedica a ayuda humanitaria a nivel mundial, incluso por encima de lo invertido a este fin por la mayor economía del mundo. De igual manera, Turquía está negociando acuerdos que han salvado y salvarán cientos de miles de vidas y promueven una solución política al conflicto basada en la integridad territorial de la vecina Siria.
He dado el ejemplo de Siria por una razón. Una vez más, el caso sirio nos demuestra la gran importancia que reviste la diplomacia preventiva, puesto que una vez que el fuego del conflicto se extiende engullendo a una nación no hay ya previsión posible del incendio y sus consecuencias son totalmente impredecibles.
Una generación de ciudadanos sirios se convertirá, de una manera u otra, en una “generación perdida” y el futuro de todos ellos será igualmente sombrío, independientemente de sus situaciones personales. Todos los sirios, incluidos aquellos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia de su país, llevarán consigo un sufrimiento que puede tomar múltiples apariencias, ya sea de amenaza terrorista, choque económico, inmigración irregular o conciencia humana herida.
La suma relevancia de la diplomacia preventiva y la resolución pacífica de los conflictos en el escenario actual nos obliga a abordarlas de forma seria y rigurosa. Esta manera de entender la política internacional es la que empuja a Turquía a realizar cada vez mayores esfuerzos en el campo de la mediación en su ejercicio de la copresidencia de los grupos de mediación de la ONU, OSCE y OCI, así como en su papel de anfitrión de un programa de desarrollo de capacidades en mediación y las dos conferencias dedicadas a la mediación que tendrán lugar esta semana en Estambul.
30/11/2018. © Todos los derechos reservados