Foto: Voice of America – commons.wikimedia
The Diplomat. 03/11/2018
El Ministerio de Asuntos Exteriores ha asegurado que, hasta la fecha, no se ha registrado ninguna víctima entre los más de 2.200 españoles residentes en Nicaragua desde que comenzó la actual crisis en el país centroamericano.
En respuesta a dos preguntas parlamentarias, el Gobierno informó a mediados de octubre de que, “en el momento actual, hay 2.262 ciudadanos españoles registrados en Nicaragua” y que, “hasta la fecha, ninguno ha resultado herido o fallecido como consecuencia de la crisis”.
Los españoles que se sentían inseguros y que contaban con medios para ello han abandonado Nicaragua, de manera que “prácticamente no quedan turistas españoles” y los visitantes son, en su mayoría, periodistas o miembros de organizaciones internacionales y de ONG para el desarrollo. Aparte, se estima que un gran porcentaje de la comunidad española que permanece en el país tiene la doble nacionalidad hispano-nicaragüense, o bien, un profundo arraigo en Nicaragua.
Según el Ministerio de Exteriores, la crisis iniciada en Nicaragua a mediados del pasado mes de abril se ha dividido en tres fases en lo que respecta a su gravedad y al impacto sobre la población española. En la primera, que comenzó con el estallido de la crisis el 18 de abril y duró hasta la primera semana del mes de julio, la Embajada de España en Managua abrió un gabinete de crisis, que permanece abierto, para intentar los efectos adversos de la situación sobre la colonia española y llevar a cabo las gestiones consulares pertinentes para la salida voluntaria del país de los españoles, entre otras labores. Por esas mismas fechas, la Embajada recomendó a los españoles que abandonasen el país “por sus propios medios si se sienten inseguros”.
En la segunda fase, desde principios de julio y hasta el 19 del mismo mes, Día de la Revolución, “ya no había prácticamente ningún viajero o turista español en el país y la mayoría de nuestros nacionales residentes que quedaban ostentaban la doble nacionalidad hispano-nicaragüense o un profundo arraigo en el país, mientras que el resto seguía abandonando Nicaragua”.
En la tercera y, de momento, última fase -que se está caracterizando por una cierta vuelta a la normalidad pero también por un aumento de la delincuencia y la inseguridad ciudadana-, la Embajada está centrada sobre todo en el seguimiento de la situación y en la facilitación de trámites consulares para la salida del país.