Foto: A. Rubio
Eduardo González. 22/10/2018
El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Mariano Jabonero, cumplió el pasado 8 de octubre sus primeros cien días al frente del primer organismo de cooperación multilateral de la región, en el curso de los cuales tuvo el honor de sacar adelante el Programa-Presupuesto 2019-2020, la hoja de ruta que debería convertir a esta entidad en un referente obligado para la integración de América Latina.
“Los cien primeros días son el periodo de prueba teórico para cualquier cargo público y, en mi caso, han sido tres meses de muchísima actividad y especialmente complejos, en los que he pasado muy poco por casa”, recordó Jabonero, un madrileño que ocupó cargos de responsabilidad en el Ministerio de Educación y que ejerce de profesor en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense, en una entrevista concedida a The Diplomat.
Apenas tres meses después de tomar posesión de su cargo, Jabonero presidió, a finales de septiembre en la ciudad de Antigua de Guatemala, el Consejo Directivo de la OEI, que no sólo aprobó el plan de actuación por el que se guiará el organismo en los dos próximos años, sino que dio luz verde a los llamados Objetivos Iberoamericanos 2030, expresamente alienados con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.
“La escuela es el lugar perfecto para alimentar el sentido de comunidad”
Una de las aspiraciones más destacados de la hoja de ruta de Antigua, y más queridas por el propio Jabonero, es el impulso de la educación y la cultura como factores para la creación de una ciudadanía iberoamericana.
“Una sociedad cohesionada se caracteriza por tener un fuerte sentido de identidad y pertenencia” y, por ello, “es fundamental que la gente se reconozca como parte de una comunidad”, declaró. “La escuela es el lugar donde se puede alimentar perfectamente”, añadió.
En ese empeño, según el secretario general de la OEI, la formación en derechos humanos y ciudadanía es primordial en Iberoamérica, “la región más violenta del mundo y cuyas escuelas expulsan prematuramente a los chicos y no les alimentan en valores como la convivencia, solidaridad y tolerancia”.
Afortunadamente, aseguró, “el esfuerzo presupuestario de la región en educación es el más alto del mundo, con un 5,1 frente al 4,6% del resto del mundo. Hay mucha sensibilización y una eclosión del tema educativo en Iberoamérica”.
“La cultura y la educación tienen más valor integrador que la economía o la política”
Por si fuera poco, según Jabonero, la educación y la cultura pueden conseguir para el conjunto de Iberoamérica algo que, hasta la fecha, a duras penas han conseguido la política y la economía: la integración regional.
“La integración de América Latina, la Patria Grande, es una vieja aspiración política”, tanto desde una “lógica liberal, concebida como una unión aduanera para vender más fácilmente”, como desde una perspectiva más política e integradora, basada en “un gobierno compartido por muchos países”, pero hasta la fecha las iniciativas han sido más bien decepcionantes, con algunas excepciones como Mercosur, SICA o la Alianza del Pacífico. “Las de perfil más político, como Unasur o ALBA, han perdido fuerza y están prácticamente inactivas”, lamentó.
Por ello, según Jabonero, un buen proceso de integración precisa de “ejes de trabajo compartido” que permitan “crear programas y actividades comunes transversales en toda la región” y, en esa labor, destacó, la educación y la cultura, con su “altísimo valor integrador”, ofrecen un importante “poder de pegamento e integración” para América Latina.
“Jean Monnet, el Padre de Europa, dijo una vez que la unidad europea sería más eficaz si se hubiera edificado desde la educación y la cultura más que desde el carbón y el acero”, recordó Mariano Jabonero.
“La OEI está dirigida por un español por accidente, el 90% de sus funcionarios son latinoamericanos”
Uno de los aspectos más destacados de la OEI, según Mariano Jabonero, es su fuerte carácter de “cooperación sur-sur”. “Es la organización con más participación sur-sur del mundo, el 96% del presupuesto es sur-sur y sus tres principales donantes de OEI son claramente del sur, Argentina, México y Brasil”, explicó. Gracias a ello, la OEI cuenta con “una fuerte agenda de cooperación que no está esperando a que venga dinero de Estados Unidos”.
Aparte, “la OEI está dirigida por un español, pero eso es casi accidental. El 90% de los funcionarios son iberoamericanos y las decisiones se toman en el Consejo de Directores, donde todos los países tienen la misma capacidad de voto, ya sea Andorra o Brasil”, destacó Jabonero.
En cambio, “la cooperación norte-sur sólo representa el 4% del presupuesto”, incluida la aportación española, tanto del Gobierno central como de las comunidades autónomas que más colaboran, como Andalucía, La Rioja, Castilla y León y Comunidad de Madrid, prosiguió. La relación con la AECID y con el Ministerio de Asuntos Exteriores es “muy buena”, pero la cooperación se tiene que “reconstruir desde niveles muy bajos” porque “la crisis se llevó por delante muchos programas y recursos”, lamentó.
“La presencia de OEI se mantendrá siempre en Nicaragua o Venezuela, pase lo que pase”
Por otra parte, Jabonero reconoció que las crisis políticas de Venezuela y Nicaragua están afectando “al normal desarrollo de los programas de cooperación”, pese a lo cual, aseguró, “la presencia de la OEI se mantiene siempre, pase lo que pase”.
“En Nicaragua, los programas de cooperación funcionan, pero hay problemas de seguridad en las ciudades que inciden en su ejecución”, admitió.