Manuel Hernández Ruigómez
Diplomático
La Comisión Europea acaba de anunciar que va a poner en marcha el procedimiento para modificar la normativa (Directiva 2000/84/CE, de 19 enero de 2001) que exige a los Estados miembros cambiar la hora oficial dos veces al año, en marzo y en octubre. Ya en The Diplomat, en marzo de 2018, pedíamos que se pusiera fin a este absurdo sistema que causa más problemas de los que remedia. Aquel artículo no fue sino una queja más dentro del clamor que, en el conjunto de la Unión Europea (UE), se ha levantado en favor de la eliminación de la obligatoriedad de adelantar y atrasar el reloj dos veces por año, como demuestra la macro encuesta mediante la que la Comisión ha consultado a la ciudadanía europea: 84% de los sondeados se manifestó en favor de la supresión del absurdo sistema.
Como explicábamos en el artículo de marzo pasado, el procedimiento para abrogar esa normativa no es sencillo: pocas cosas son sencillas en la UE. Primero, la Comisión Europea tendrá que acordar el procedimiento que inmediatamente después deberán aprobar el Parlamento y el Consejo. Lo normal es que la tramitación demore varios meses hasta ser definitivamente adoptada.
Una vez derogada, a España le quedan dos opciones: o seguir alineados con la European Central Time (ECT), es decir, con la hora de Alemania y de Europa Central, o adoptar la del meridiano de Greenwich, que atraviesa España, uniéndonos a la del Reino Unido, Portugal y Canarias. Como decíamos en aquel artículo, lo lógico para España es adoptar la hora de Greenwich, la que nos corresponde por nuestra posición geográfica. Así lo concluyó, sin ningún voto en contra, una Subcomisión del Congreso de los Diputados que se reunió en 2013. Y en ese mismo sentido se ha pronunciado recientemente el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que abrió la puerta a que España abandone el huso horario actual. De igual modo, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, señaló que el cambio de huso horario está en la agenda del Gobierno. El ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy ya había calificado la situación horaria de España de “sinsentido”.
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«El alineamiento con la hora de Canarias sólo nos aportará ventajas»
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El consenso político es, pues, decisivo en torno a este controvertido asunto. La España peninsular, más las Baleares, no puede seguir compartiendo la misma hora que Hungría o Eslovaquia. Además de absurdo es disfuncional y tiene perniciosas consecuencias para la salud de los ciudadanos, sin mencionar los efectos nocivos para la conciliación de la vida familiar y laboral y en los horarios laborales, en general, como destacó también aquella importante Subcomisión del Congreso de los Diputados.
Desde mi punto de vista, el alineamiento con la hora de Canarias sólo nos aportará ventajas. Los responsables de los intereses turísticos y playeros de nuestras regiones orientales (Andalucía, Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana) nada tienen que temer puesto que aunque anochezca una hora antes los nacionales y extranjeros que les visitan seguirán llegando. En las actuales 20h ya no queda nadie en la playa. Si esas 20h pasan a ser las 19h ocurrirá lo mismo. En cambio, a las 22h o 23h los turistas seguirán ocupando restaurantes y bares o paseando por las calles.
04/09/2018. © Todos los derechos reservados