Texto y foto: Antonio Colmenar.
Si uno se anima a hacer el Camino de Santiago, comprobará que la monotonía del paisaje palentino se convierte en tortura para el peregrino que va a pie, pero la visión de la iglesia románica de San Martín de Tours en Frómista (Palencia) supera las expectativas del caminante.
Este templo bellamente conservado fue construido en la segunda mitad del siglo XI por orden de doña Mayor de Castillo como parte de un monasterio de San Martín, hoy desaparecido. La iglesia está repleta de imágenes alegóricas y escenas apocalípticas que hacen muy entretenida la visita. Entre ellas, merece la pena observar con detenimiento los dedicados a la historia de Adán y Eva, o los correspondientes a la fábula de ‘La zorra y el cuervo’.
Del interior, resulta sorprendente la perfección de sus formas, sus volúmenes, su exacta y perfecta construcción, su belleza arquitectónica y su riqueza ornamental. En las portadas y ventanales con arquivoltas sobre columnas encapiteladas se suceden un total de 300 canecillos que ofrecen al espectador un mareante juego de formas.
En los canecillos abundan las cabezas de perros y otros animales, como bóvidos. También hay numerosos animales de cuerpo entero, atención merecen los abundantes monos, en distintas posturas así como bustos humanos y personajes en cuclillas, alguno de temática vegetal.