Texto y foto: Antonio Colmenar.
La localidad cacereña de Trujillo está situada entre las vegas de los ríos Tajo y Guadiana. Alberga un importante conjunto de iglesias, castillos y casonas solariegas que se estructuran en torno a su Plaza Mayor, pero si por algo es conocida esta ciudad es por haber sido cuna de ilustres descubridores de América en el siglo XVI.
Por esta razón, Trujillo queda enmarcada en la llamada Ruta de los Conquistadores, que recorre otras localidades extremeñas como Medellín, Villanueva de la Serena o Jerez de los Caballeros. La localidad vio nacer a Francisco de Pizarro, descubridor del Perú, y a Francisco de Orellana, quien dio a conocer el río Amazonas. Pero no fueron los únicos aventureros. Allí también nacieron otros personajes ilustres como fray Jerónimo de Loaísa, primer obispo de Cartagena de Indias, o Nuflo de Chaves, descubridor de Bolivia.
La ciudad se estructura en torno a la monumental Plaza Mayor, que se encuentra presidida por una estatua ecuestre de Pizarro realizada en bronce. En el siglo XVI se convirtió en una plaza señorial, ya que los conquistadores y diversas familias de la nobleza comenzaron a edificar en ella casas y palacios.
Uno de los edificios más destacados de este entorno es el Palacio de los Marqueses de la Conquista o del Escudo. Su construcción, en 1570, fue costeada por Hernando Pizarro. En su fachada se encuentra un balcón de esquina con decoración plateresca y dos columnas abalaustradas. El conjunto está rematado por el escudo de Francisco Pizarro.
Dominando la ciudad se alza un castillo de origen árabe, construido durante la época de mayor esplendor del Califato de Córdoba. El edificio destaca por sus bellas torres albarranas y por los dos aljibes o cisternas que se hallan en su patio de armas. En la parte sur del baluarte se alza el Santuario de la Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad.