Foto: Flickr David Heart Industry (CC BY-NC 2.0)
The Diplomat. 26/11/2017
La esperanza de vida en España alcanzó en 2015 los 83 años, lo que ha supuesto no sólo un incremento en casi cuatro años respecto a 2000, sino que sitúa a nuestro país a la cabeza de la UE, cuya esperanza de vida media es de 80 años.
Ésta es una de las conclusiones del informe sobre el estado de la salud de la UE, publicado esta semana por la Comisión Europea y que destaca que, desde el año 2000, la mayor parte del aumento de la esperanza de vida en España se ha debido a la reducción de la mortalidad después de los 65 años.
Aparte, el documento revela también que España tiene una de las tasas de mortalidad tratable más bajas de la UE, gracias especialmente a las relativamente bajas y decrecientes tasas de mortalidad por cardiopatías isquémicas y accidentes cerebrovasculares. No obstante, las tasas de tabaquismo entre los adultos siguen siendo elevadas en comparación con la media de la UE y las tasas de obesidad están creciendo tanto en adolescentes como en adultos.
El descenso sustancial de las tasas de mortalidad evitable es un reflejo, según la Comisión, de las intervenciones en sanidad pública destinadas a fomentar unos estilos de vida más saludables.
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El gasto de los hogares en sanidad y los tiempos de espera médica están por encima de la media europea
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No obstante, según el informe, tras la crisis económica “se aplicó una serie de medidas urgentes para reducir el gasto público en sanidad, especialmente reduciendo el alcance, la amplitud y la profundidad de la cobertura pública”.
“Estas reformas hicieron recaer algunos de los costes de la atención sanitaria y los medicamentos en los hogares”, cuyo gasto directo -mediante copagos de medicamentos, atención odontológica y óptica- alcanzó un 24% del gasto sanitario total en 2015, un nivel “mucho más elevado que la media del 15 % de la UE”.
El informe de la CE destaca también que, a causa de la descentralización del sistema sanitario entre las diecisiete comunidades autónomas “se producen importante variaciones en las regiones, no solo en gasto sanitario, sino también en la oferta de médicos y otros trabajadores sanitarios, en las actividades de atención sanitaria y en los tiempos de espera”.
Precisamente, un problema especialmente grave, según Bruselas, son los tiempos de espera de los distintos servicios sanitarios, que “actualmente están muy por encima del nivel de otros países como Italia y Portugal”.