Foto y texto: Antonio Colmenar. 27/07/2016
El Valle del Jerte, situado en la parte más al norte de la provincia extremeña de Cáceres, es uno de los tesoros paisajísticos de España, sobre todo en primavera cuando florecen un millón y medio de cerezos. Este valle tiene una longitud aproximada de unos 70 kilómetros, que quedan cubiertos de blanco cuando brotan las flores de las que salen luego las mejores cerezas del mundo.
La recolección de este fruto se realiza durante los meses de mayo, junio y julio. En esta época se celebra en la comarca ‘La Cerecera’, un calendario de actividades que engloba ferias, degustaciones, catas de cereza, exposiciones, jornadas de puertas abiertas en las cooperativas agrícolas, recreaciones etnográficas, concursos y propuestas deportivas.
En el Jerte existen alrededor de 200 variedades diferentes de cereza de entre las que destacan las picotas, una variedad autóctona que posee su propia denominación de origen protegida. La palabra Jerte proviene de ‘Xerete’, nombre con el que los árabes bautizaron el río que surca este valle. Su significado tiene dos acepciones: “río angosto” y “río cristalino” .
Lo que más asombra y atrae al visitante es el más de un millón y medio de cerezos en flor. Éstos ofrecen durante una semana de marzo o abril, dependiendo de la floración de cada año, un espectáculo difícilmente comparable.
A la peculiaridad del valle, uno de los más originales que existen y que ha sido modelado en terrazas para adecuarlo al cultivo de las cerezas, se une el gran manto blanco que lo cubre junto con la hospitalidad de sus habitantes, que acogen y muestran sus mejores galas y tesoros a todos aquellos que les visitan.