Barones territoriales abogado por formar gobierno “cuanto antes”./ Foto: La Razón
Cristina de la Hoz. 28/06/2016
“No voy a abdicar ni a renunciar a la responsabilidad de gobernar“, dijo ayer el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, convencido de que nada ni nadie puede impedir ahora su reelección. Bien es cierto que por delante tiene un camino trufado de dificultades, pero no lo es menos que comienzan a abrirse paso las voces que, en el PSOE, han pasado de demonizar su investidura a contemplarla como la posibilidad más lógica.
Barones territoriales como el extremeño Guillermo Fernández Vara, cuyo partido ha perdido las elecciones en esta Comunidad, ha abogado por la necesidad de que haya gobierno “cuanto antes” y de que éste lo presida Rajoy. Es más, pide al líder socialista que no obstaculice la investidura del popular ni, tampoco, que intente armar un nuevo pacto con Ciudadanos y Podemos como tras el 20-D.
El castellanomanchego Emiliano García Page no ha gastado tanta sinceridad como su compañero de filas, pero ha venido a sugerir más o menos lo mismo. Hasta la todopoderosa líder andaluza, Susana Díaz, ha admitido que hay que dejar el camino libre a Rajoy, quizá porque tampoco puede disfrazar los malos resultados cosechados en su feudo, donde los socialistas han perdido por vez primera unas elecciones generales. No ha tenido inconveniente en señalar que “los ciudadanos no han confiado en el PSOE para hacerse cargo del Gobierno, nos han colocado en la oposición” y parece que, de momento, no tiene intención de coger el AVE para hacerse con las riendas del partido.
[hr style=»single»]
El líder del PP se muestra convencido de que nada podrá impedir ahora su reelección
[hr style=»single»]
Es Pedro Sánchez quien se resiste más a la posibilidad de facilitar la investidura de Rajoy, aunque para ello cuenta con un as en la manga que le exoneraría de “mojarse” en la votación, esto es, permitir que el diputado de Nueva Canaria, Pedro Quevedo -partido con el que el PSOE concurre en coalición en Las Palmas-, se abstenga. De ese modo, Rajoy tendría alguna posibilidad si aunase los votos de Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria.
Otra cosa es Ciudadanos. Su líder, Albert Rivera, ha vuelto a proclamar que no apoyará un gobierno de Rajoy, pero sabe, como el resto de los partidos de la oposición, que una nueva convocatoria electoral sería suicida pues podría hundirles aún más. El pasado domingo perdieron 8 escaños y 400.000 votos. Frente a él, Rajoy se reivindica sin ver otro escenario que no pase por encabezar, de nuevo, la presidencia del Gobierno.
Salvo para Rajoy, está costando asimilar las razones de un resultado electoral sorpresivo y adverso. Sánchez, al menos, ha conseguido que Podemos no culminara su ansiado sorpasso. El partido de Pablo Iglesias, todavía noqueado, es incapaz de analizar las razones de un fracaso que ni siquiera ha minimizado el “autor intelectual” de Unidos Podemos, Julio Anguita. Éste ha calificado de “frustrante” el resultado aunque defiende que “hay que profundizar en la confluencia” entre Podemos e IU, que podría culminar en un nuevo partido político.
Rajoy abrirá una ronda de conversaciones la próxima semana, ronda en la que estará incluido desde Podemos al PNV y los regionalistas canarios, no así los independentistas. Confía en que haya nuevo gobierno entre finales de julio y principios de agosto, y aunque le gustaría ir a la investidura con una gran coalición que garantice la estabilidad de la legislatura, se conformará con un Ejecutivo en minoría que tenga que ir negociando una por una todas las iniciativas de la legislatura. Esta vez no declinará el encargo real de formar Gobierno, pero espera mostrar la Rey las urdimbres de un acuerdo, aunque sea de mínimos, para que la legislatura comience a andar de una vez.