Mariano Rajoy./ Foto: Pool Moncloa/ Diego Crespo
Cristina de la Hoz. 20/06/2016
Los sondeos sobre intención de voto dibujan un panorama preocupante para Mariano Rajoy pero mucho más para Pedro Sánchez, cuyo partido, ya sea con o sin él, deberá elegir entre hacer presidente del Gobierno a Pablo Iglesias o posibilitar la investidura del líder popular.
En todo caso Rajoy ya ha advertido a los suyos que no hará cosas muy diferentes a las de enero y febrero, esto es, que “volverá a negarse a ir a una investidura sin tener los votos suficientes para superarla”, ni, tampoco, y es lo más novedoso, “afrontará una investidura sin acuerdo de Gobierno”.
Esto significa que no le valdrá solo con tener los votos suficientes para que la Cámara Baja le elija jefe del Ejecutivo sino que quiere garantizarse cierta estabilidad parlamentaria a sabiendas de que va a ser el bien más preciado de la nueva legislatura gobierne quien gobierne. Lo cierto es que las encuestas acercan más a Pablo Iglesias que a Rajoy a un escenario de investidura. Con los votos de PSOE, Iglesias acaricia la mayoría absoluta. Basta algún voto más, por ejemplo, del PNV, para convertirse en el nuevo presidente del Gobierno de España.
Otra cosa es que el partido que capitanea Andoni Ortuzar esté dispuesto a encumbrar a Iglesias casi a las puertas de las elecciones vascas, que se celebran el próximo octubre. Podemos ha puesto patas arriba también el panorama político en esta comunidad. No sólo puede ganar allí de calle las generales –el 20-D se quedó solo a 12.000 votos del PNV- sino que se ha convertido en una seria amenaza electoral para la hegemonía del nacionalismo en las autonómicas.
Muy preocupados en el Gobierno vasco y en el PNV por la irrupción de Podemos, los vascos prefieren apoyar un gobierno de gran coalición, esto es, apuntalar al PP siempre y cuando no estén solos en esa tarea.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que Iglesias, a diferencia de Sánchez, no le hace ascos a los votos de los independentistas. De hecho, ERC “estaba dispuesto a apoyar a Sánchez tras el 20-D sin pedir nada a cambio, sólo con tal de que saliera el PP del Gobierno”, explican fuentes de Podemos. ¿Se apuntaría a ese carro el PSOE?
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Moncloa cree que Rivera no quiere un pacto con el PP “sino ser bisagra de un Ejecutivo del PSOE”
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El Comité Federal socialista se enfrenta a una encrucijada. El partido que fundara Pablo Iglesias –“el bueno”, dicen en el PSOE- intenta exorcizar los malísimos resultados que les dan los sondeos mientras PP y Podemos juegan a la polarización de la campaña.
Comienza a crecer en Moncloa la sensación de que Albert Rivera no quiere un pacto con el PP “sino ser bisagra de un gobierno del PSOE”, y que su negativa a apoyar a Rajoy “es una coartada para justificar su acercamiento a los socialistas”. No difiere mucho de lo que piensan en Izquierda Unida, que se malician un escenario de refundación política en el que PSOE y Ciudadanos irían de la mano “junto al errejonismo”, afirman fuentes de la coalición poniendo de nuevo de manifiesto las enormes disensiones internas en Unidos Podemos.
Precisamente, que Unidos Podemos explote es una de las esperanzas del socialismo. La idea de al menos el entorno de Garzón, es que las siglas electorales acaben derivando en la creación de nuevo actor político, donde el sector del que fuera portavoz parlamentario tendría poca presencia, cuando no, sería directamente laminado.
Sobrepasado el ecuador de la campaña es Iglesias el que se siente con más posibilidades de ocupar el despacho de Moncloa mientras el PSOE puede vivir una de las noches electorales más duras de su historia reciente.