Foto: J.D.L.
Hubert Labbé / Embajador de Haití
Juan David Latorre. 21/03/2016
“Mi suegra pasó ocho días bajo los escombros, deshidratada, sin comer. Fue un milagro que la rescataran con vida”, asegura Hubert Labbé. El embajador de Haití en España recuerda en primera persona la durísima prueba del terremoto de 2010, en el que murieron 300.000 personas y del que el país se va recuperando con muchas dificultades.
Han pasado ya seis años de aquella catástrofe.
Aún tenemos problemas críticos de saneamiento o alimentación. Hay mucha gente viviendo en condiciones precarias. Muchos edificios públicos todavía no se han reconstruido. Pero tenemos esperanzas en que el estado encuentre los recursos para la reconstrucción.
¿La ayuda internacional no fue suficiente?
No es eso. La comunidad internacional mostró su lado humano y países como España se volcaron en la ayuda desde el primer momento. La cuestión es que, dentro de la catástrofe, se abría la puerta a un plan de reconstrucción del país. Pero la crisis global nos ha impedido salir de la fase de socorro y muchas de las ONG, pasado el primer impacto, ya se fueron.
¿Es usted optimista?
En los próximos dos años veremos cambios esenciales. Muchos inversores ya han ido a Haití, donde las manufacturas tienen un gran potencial. Y hay empresarios que están creando empleo en la frontera, que puede ser un polo de desarrollo cuyos primeros signos espero que veamos pronto.
¿Puede ayudar el turismo al desarrollo de Haití?
Puede ayudar a crear empleo y hacer que Haití, que tenía un plan de renovación turística antes del terremoto, vuelva al lugar que ocupó. Ya se han construido cinco hoteles de categoría internacional.
¿Marcha a buen ritmo la creación de empleo?
No es suficiente. Se crean 10.000 empleos pero tenemos a 100.000 jóvenes en el mercado.
Se dice que hay demasiada corrupción…
La corrupción es una plaga que afecta, como en cualquier país, a todo el tejido social, pero sobre todo a las esferas donde se mueve el dinero. Y eso debilita a las instituciones del Estado.
¿Cómo se plantean combatirla?
El problema es la impunidad. Hay instituciones, pero tienen que funcionar. Si no, los delincuentes actúan porque no hay castigo. No obstante, la corrupción en Haití es insignificante en comparación con otros países. Pero, si nos impide garantizar la inversión extranjera, el dinero no vendrá.
Y eso que están a 45 minutos de Estados Unidos…
Sí, pero no aprovechamos esa proximidad al país más poderoso del mundo, salvo por las remesas que envían los emigrantes. Tenemos la ventaja geográfica, pero los inversores necesitan rentabilidad y seguridad.
¿Es Haití es un país seguro?
La criminalidad es bajísima en Puerto Príncipe. Y en las provincias, inexistente. Nuestro problema es la educación. Aunque el gobierno ha hecho un gran esfuerzo para crear escuelas gratuitas y la tasa de analfabetismo ha bajado, tenemos que invertir más en educación.
¿Cómo valora la ayuda española?
La visita del ministro García-Margallo a Haití fue muy productiva. Se renovó el protocolo de cooperación y, aunque se redujo la cantidad, España sigue siendo nuestro tercer donante.
Cuando presenté mis Credenciales al Rey me sorprendió su interés por Haití. Esperamos que la situación económica mejore en España. Será muy positivo para nosotros. En octubre, una delegación haitiana visitó España y se habló de extender la colaboración. Las perspectivas son muy buenas.
Pero hay una gran incertidumbre política…
El 24 de junio será la segunda vuelta de las presidenciales. Y hay muchas acusaciones cruzadas entre políticos, pero necesitamos que todos acepten el resultado de las urnas porque la comunidad internacional quiere tratar con un gobierno electo. Y Haití necesita ese gobierno para impulsar su reconstrucción.
SUS FAVORITOS
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[box style=»0″]UN LUGAR
«La Vallée de Jacmel, al sureste de Haití, donde nació mi padre».
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[box style=»0″]UN LIBRO
«“Las flores del mal”, de Charles Baudelaire, que leí en mi juventud».
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[box style=»0″]UN PLATO
«Me gusta la comida española, en especial la merluza a la bilbaína».
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