Mariano Rajoy./ Foto: Contando Estrelas/Flickr
Cristina de la Hoz. 29/02/2016
Semana clave para socialistas y populares en que pocos parecen dudar que Pedro Sánchez no conseguirá la investidura tampoco en segunda votación. Esto abrirá un escenario inédito en el que empiezan a contar los dos meses para intentar alcanzar otro acuerdo o bien ir a una repetición de elecciones que, según los sondeos, no servirá para clarificar la endiablada aritmética actual.
El PP, sumido en el desánimo, la incertidumbre y el nerviosismo, anhela que el discurso de su jefe de filas el próximo miércoles por la mañana “sirva para recuperar la iniciativa política” que perdió tras rechazar el encargo del Rey de ir a la investidura, explican distintas fuentes populares. Desdibujados desde entonces, Mariano Rajoy insistirá en que “no se puede olvidar el resultado del 20-D”, esto es, su triunfo electoral, así como “recordar quién es quién”, en alusión al líder socialista, que con 33 escaños menos aspira a gobernar.
El todavía presidente en funciones insistirá en que la única fórmula que suma y garantiza la estabilidad del país es la que conforman PP, PSOE y Ciudadanos, presididos por él mismo, con un discurso muy duro en lo económico respecto a los riesgos que puede correr el país. Se debate además sobre si Rajoy debe entrar o no en el asunto que tanto daño les está haciendo hasta el punto de comprometer cualquier política de alianzas: la corrupción.
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El líder popular hará un discurso muy duro en lo económico, sobre los riesgos que puede correr el país
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Moncloa y Génova manejan un informe sobre el número de casos de corrupción y de imputados de uno y otro partido, así como de aquellos a los que se les acaba levantando la imputación, para intentar demostrar que no sólo el PP tiene corruptos en sus filas sino que, en muchas ocasiones, los casos quedan en nada. Recuerdan los populares que el PSOE “tiene 260 causas abiertas y 300 altos cargos imputados” sin olvidar que dos de sus ahora expresidentes del partido, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, están imputados en el que consideran el caso más grave de corrupción del España, el de los Eres de Andalucía. Se trata, sin embargo, de un terreno pantanoso para Rajoy, al que persigue su sms de “Luis, se fuerte”, dirigido a su ex tesorero Luis Bárcenas.
La situación pinta algo mejor para Pedro Sánchez, incluso aunque no saque la investidura adelante el día 4 o 5. El candidato socialista ha sabido rentabilizar la iniciativa política de las cuatro últimas semanas, y su intención es mantener vivas las negociaciones para formar gobierno más allá de su previsible segunda derrota parlamentaria. Intentará que un hoy reticente Pablo Iglesias se avenga a un acuerdo en el que resulta imprescindible el concurso de Ciudadanos y de Podemos para no depender de los independentistas. Además, el éxito de la consulta a las bases sobre el pacto con Albert Rivera, con una participación del 52 por ciento y un “sí” del 79 por ciento, le blindan ante sus críticos internos.
El PP, sin embargo, cree que Sánchez quedará “descalificado para intentarlo por tercera vez”. Por ello, los populares se preparan para realizar un nuevo ofrecimiento de diálogo al PSOE y ponerse en serio a negociar con Ciudadanos, cuyo líder deberá determinar si su compromiso con el PSOE no tiene fecha de caducidad o, por el contrario, rompe con Sánchez para hacer posible otro acuerdo que aleje la sombra de la repetición electoral.
Todo apunta a que a partir de la próxima semana, si España sigue sin presidente, se abrirá un escenario institucionalmente complejo. Con Sánchez dispuesto a seguir intentándolo y con un Rajoy que, esta vez sí, puede dar el paso, el Rey se verá inmerso en un dilema respecto a si mantiene el encargo que hizo al líder socialista o le da una oportunidad al popular.