Los autores durante la presentación del informe./ Foto: #España2016
Eduardo González. 19/02/2016
Pese a “la escasa importancia” que los líderes políticos españoles conceden a la política exterior en comparación con los asuntos internos, todo apunta a que la legislatura surgida de las elecciones generales del 20D se va a caracterizar por “una mayor pluralidad y una mayor implicación del Parlamento” en materia de acción exterior, según el Real Instituto Elcano.
Hasta ahora, la acción exterior española había estado determinada por el predominio del bipartidismo en el Congreso y por el fuerte papel que otorga la Constitución al Gobierno en esta materia, declaró este jueves en Madrid el investigador principal del Real Instituto Elcano, Ignacio Molina, durante la presentación del informe España en el mundo 2016: perspectivas y desafíos.
Por ello, el “nuevo ciclo” surgido de las urnas, “si arranca, es un momento ideal para hacer una estrategia de política exterior más inclusiva y plural” y en la que “el Parlamento se implique más en política exterior”, añadió.
De acuerdo con el informe, la futura acción diplomática española no tiene por qué verse muy afectada por el cambio de gobierno, en especial si se tiene en cuenta “la sintonía existente entre PP y PSOE, a la que puede sumarse Ciudadanos, en las cuestiones internacionales claves”.
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Pide a los partidos que olviden sus «cuitas internas» y cuiden la «agenda exterior»
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Asimismo, aunque Podemos “no comparte ese consenso”, prosigue el informe, es difícil que este partido pueda “condicionar de manera efectiva estas cuestiones” y en los últimos tiempos incluso “ha moderado sus posiciones más radicales en cuanto al euro, la OTAN y las supuestas simpatías hacia regímenes hostiles a los países occidentales”.
En todo caso, según Ignacio Molina, es importante que el gobierno que surja de las negociaciones olvide las «cuitas internas» de la política interna española y atienda como es debido una “agenda exterior tan importante como compleja». Al respeto, el informe destaca el “ensimismamiento” de una vida política española que da “prioridad absoluta” a las cuestiones internas y en la que los grandes problemas internacionales apenas figuran “en el discurso de los líderes y entre la opinión pública”.