Alberto Aza y Fernando Almansa.
The Diplomat. Madrid
Alberto Aza y Fernando Almansa, dos de los diplomáticos más conocidos en Exteriores por su trabajo al frente de la Casa de S.M el Rey, tendrán que declarar en abril y mayo como testigos en el juicio del caso Nóos que empieza hoy en Palma de Mallorca.
El primero fue sustituido en la Zarzuela en septiembre de 2011 por el también diplomático Rafael Spottorno cuando el caso aún no había salido a la luz, aunque en julio de ese año ya se había tomado declaración a Diego Torres, socio de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos, en calidad de imputado.
El juez instructor José Castro llegó a tomarle declaración por los supuestos encuentros que habían tenido Urdangarín y Torres en la Zarzuela con los entonces presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, aunque no estuvo imputado. Tanto Camps como Barberá declararán igualmente como testigos en esta causa.
Almansa, por su parte, fue una de las personas que el rey Juan Carlos envió en 2012 a Washington para intentar convencer a la infanta Cristina de que renunciase a sus derechos dinásticos y al título ducal de Palma por el daño que el citado caso judicial estaba haciendo a la Corona. La hija menor de don Juan Carlos no accedió a ninguna de las peticiones y fue su propio hermano, Felipe VI, quien le despojó el año pasado del título nobiliario que compartía con su marido.
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En el juicio se han acreditado 84 medios de comunicación, 20 de ellos son internacionales
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La vista pública por el caso Nóos será el caso más mediático en España en lo que va de siglo. Un total de 84 medios de comunicación se han acreditado para la cobertura informativa, de los cuales 20 son internacionales. En total habrá 590 periodistas, gráficos y técnicos siguiendo el juicio.
Tal avalancha de medios obligó a buscar un emplazamiento acorde a las circunstancias y se eligió el edificio de la Escuela Balear de Administración Pública, ubicado en el polígono Son Rossinyol de Palma. Este lugar se encuentra, curiosamente, frente a la prisión de la ciudad en la que los acusados cumplirán sus penas de cárcel si finalmente son condenados.
La sala de vistas estará en el tercer piso de dicho edificio, habrá 15 asientos asignados para periodistas y un total de 36 para el público, que podrá acceder por orden de llegada. A todos ellos se les exigirá que no entren con ningún dispositivo electrónico, inclusive los teléfonos móviles. Tampoco podrán abandonar la sala salvo en los recesos que establezca el tribunal.
El sistema judicial balear cuenta con la particularidad de que las fotografías e imágenes que se hacen dentro de la sala, se tiran desde la espalda de testigos e imputados y no de cara o perfil, como sí se ha podido en las macro causas celebradas en Madrid, Málaga o Barcelona, por poner tres ejemplos. De ahí que será muy difícil verles de frente a Iñaki Urdangarín o Cristina de Borbón.