<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Los ministros de Asuntos Exteriores de España y Marruecos mantuvieron ayer su primera conversación desde el estallido, hace cinco meses, de la grave crisis diplomática entre los dos países como consecuencia de la entrada irregular en España del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.</strong></h4> Según informaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, <strong>el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, mantuvo ayer una entrevista telefónica con su homólogo marroquí, Nasser Bourita</strong>. Durante la conversación, los dos ministros acordaron mantener <strong>“una reunión en persona próximamente”</strong>, dado que no ha sido posible hacerlo en el marco de la Asamblea de la ONU, a la que no ha asistido el ministro marroquí. <strong>La crisis diplomática entre España y Marruecos, la más grave desde hacía muchos años, estalló el pasado 18 de abril como consecuencia de la entrada irregular en España de Ghali</strong>, quien fue trasladado desde Zaragoza a un hospital de Logroño después de contraer el COVID-19. La indignación de Rabat se tradujo en una entrada masiva e incontrolada de inmigrantes en Ceuta con la complicidad de las autoridades de Marruecos, así como en una llamada a consultas de la embajadora marroquí en Madrid y en toda una serie de acusaciones públicas contra España. El pasado 12 de julio, José Manuel Albares aseguró, tras tomar posesión como nuevo ministro de Asuntos Exteriores, que una de las prioridades de su mandato será <strong>“reforzar las relaciones con los vecinos del sur, especialmente con Marruecos, nuestro vecino y amigo del sur”</strong>. En el mismo acto, su antecesora, Arancha González Laya, afirmó que uno de los grandes retos de nuevo titular sería el “restablecimiento de relaciones plenas con nuestro vecino y socio Marruecos, desde el respeto y la responsabilidad”. Pese a estas palabras, <strong>González Laya desaprovechó su coincidencia con Bourita durante la reunión ministerial de la Coalición Global contra el Daesh</strong>, celebrada en Roma el pasado 28 de junio, para intentar un encuentro o, al menos, para concertarlo en otra fecha posterior. Aparte, la crisis con Marruecos tampoco protagonizó los primeros meses de Albares al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores. A finales de julio, el ministro se limitó a declarar ante la prensa, en relación con este tema, que “la diplomacia requiere, tranquilidad, tiempo y discreción”. “No se trata de tener titulares estridentes, sino de afianzar esa relación entre España y Marruecos que, estoy seguro, también quiere tener con nosotros, una verdadera relación estratégica de amistad”, añadió. Lo cierto es que la tensión se ha desactivado ligeramente en los últimos meses, sobre todo después de que <strong>el Rey Mohamed VI anunciase públicamente el inicio de un proceso de reconciliación para poner fin a la crisis con España</strong>. Uno de los primeros elementos que podrían escenificar la apertura de esa nueva etapa de las relaciones sería la vuelta a Madrid de la embajadora marroquí, Karima Benyaich, llamada a consultas después del caso Ghali. No obstante, algunas fuentes consideran que el Rey podría decidir pedir el plácet para otra persona, dado que Karima Benyaich mantuvo una posición de gran dureza respecto a España cuando se produjo la crisis. Otro acontecimiento que daría visibilidad a la reconciliación hispano-marroquí sería la posible visita a Rabat de José Manuel Albares, una visita que aún tendrá que esperar a la espera de que se forme un nuevo Gobierno en el país magrebí. Las recientes elecciones legislativas marroquíes dieron la victoria a las formaciones afines a Mohamed VI en detrimento del islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), una caída que, según fuentes diplomáticas, podría influir en la política exterior del país. No obstante, el cambio de Gobierno no implicaría necesariamente un cambio de ministro de Asuntos Exteriores, ya que los titulares de esa cartera son elegidos directamente por el Rey.