<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha advertido de que el recuerdo de los Acuerdos de Paz de Esquipulas de 1986, en los que España “jugó un rol clave”, puede servir de “lección” para “confrontar” en la actualidad la crisis de Venezuela.</strong></h4> El pasado 25 de mayo se celebró <strong>el 35 aniversario de la firma de la <em>Declaración de Esquipulas (I)</em>, que desencadenó el proceso de negociaciones nacionales y regionales que concluyeron con los acuerdos de paz Guatemala, El Salvador y Nicaragua.</strong> “Solo por eso, la fecha debe ser recordada”, pero su conmemoración permite también hacer “un ejercicio de reflexión sobre cuáles son las lecciones que hemos aprendido de este proceso que podrían ser de utilidad en la actualidad”, declaró González Laya durante su participación por videoconferencia en la mesa redonda <strong><em>El papel de España en los Acuerdos de paz de Esquipulas. Los procesos de paz en Centroamérica</em></strong>, organizada el pasado martes por <strong>el Ministerio de Asuntos Exteriores y por Casa de América.</strong> Según la ministra, el ejemplo de Esquipulas puede servir para <strong>preguntarse si “hubo una mayor capacidad de coordinación de los países de la región que la que vemos hoy a la hora de confrontar las crisis actuales, como la de Venezuela y su impacto regional”</strong>. “¿Estaba la región más unida entonces? Y, de ser así, ¿qué lo explica?”, se preguntó. El proceso de Contadora, que dio pie a los Acuerdos de Esquipulas, fue lanzado inicialmente por México y Colombia y contó posteriormente con la adhesión de Panamá y Venezuela. En opinión de González Laya, España se implicó en el proceso de paz de Centroamérica no jugando “un rol pasivo, de acompañamiento”, sino jugando “un rol activo”. <strong>“Cuando se firmaron los acuerdos de Esquipulas no habían pasado todavía diez años desde que España se dotara de una nueva Constitución y esta Constitución fue el impulso decisivo a la profundización de nuestra relación con América Latina”</strong>, recordó. <strong>“La diplomacia española mostró autonomía, mostró valor y mostró compromiso con la democracia, la paz y, algo que hay que resaltar, los Derechos Humanos"</strong>, añadió la ministra, quien rindió un homenaje a dos diplomáticos españoles que participaron en el proceso de paz y que también estuvieron presentes en el evento de Casa de América, <strong>el embajador Yago Pico de Coaña y el anterior secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia</strong>. “Abristeis un camino que luego ha sido transitado por otros diplomáticos”, manifestó. España <strong>“jugó un rol clave cuando la violencia dominaba en Centroamérica”</strong>, en la que se implicó “tanto en el origen y en el apoyo a los acuerdos de Esquipulas como posteriormente en el diseño, la aprobación y la implementación de los tres acuerdos de paz”, aseguró. Por ello, <strong>“España quiere ser ahora parte de la solución”</strong> en América Latina, una región que vive <strong>“un momento histórico particularmente convulso” incluso “en países que pensábamos que eran estables”. </strong>“Desde el Gobierno de España hemos decidido poner en marcha un espacio de análisis, de diálogo y de cooperación en torno a la democracia que queremos”, con el propósito de “ayudar en el diagnóstico de los problemas y de las soluciones”, concluyó.