<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Péter Szijjártó, aprovechó ayer su encuentro en Madrid con la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, para arremeter contra la imposición de cuotas obligatorias en el mecanismo europeo de reparto de migrantes y refugiados, una medida defendida por España que, a su juicio, generaría “un efecto llamada”.</strong></h4> “Los húngaros nos aferramos a nuestro derecho a decidir, por nosotros mismos, a quiénes dejamos entrar, con quiénes queremos convivir y con quiénes no queremos convivir y, por tanto, no aceptaremos ninguna cuota para la admisión de refugiados ni que Bruselas nos diga a quiénes debemos aceptar”, declaró el ministro húngaro durante una rueda de prensa conjunta en el Palacio de Viana tras reunirse con su homóloga española. <strong>“Las cuotas generan un efecto llamada y crean nuevas oleadas de migraciones”</strong>, prosiguió. “En Europa sólo pueden entrar quienes respetan las normas y cruzar la frontera de forma ilegal es un delito”, advirtió. Aparte, en Hungría no sería “viable” la aplicación de “una política común migratoria que prevea la obligación de cuotas porque la nación húngara votó en plebiscito” en contra de esta posibilidad, añadió. “Debemos defender las fronteras exteriores” e impedir “situaciones en la frontera exterior como la de los últimos días”, afirmó, en referencia implícita a la reciente avalancha de migrantes marroquíes en Ceuta. Por su parte, <strong>González Laya</strong> se limitó a declarar que “tanto España como Hungría están negociando dentro de la UE” el nuevo pacto migratorio y de asilo y destacó “la importancia de la dimensión exterior de este pacto y la cooperación con los países de origen y tránsito”. El pasado mes de septiembre, la Comisión Europea presentó su propuesta para un nuevo acuerdo de asilo y migración que no incluye un sistema de cuotas obligatorias para la distribución de refugiados y se limita a establecer un método “flexible y voluntario” para el “reparto equitativo de la responsabilidad y la solidaridad”. Con esta solución, la Comisión pretende encontrar un punto medio entre los países que han pedido un mecanismo de cuotas obligatorias para la acogida de personas, como es el caso de España, y los países que se niegan rotundamente a acoger a refugiados o inmigrantes, como Hungría, Polonia y Austria. En la misma rueda de prensa, González Laya y Szijjártó anunciaron la próxima inauguración del <strong>nuevo consulado de Hungría en Málaga</strong>, que “ayudará a la presencia de ciudadanos húngaros en España para hacer turismo”, según la ministra española, y destacaron las posibilidades de <strong>cooperación económica</strong> entre los dos países. En este sentido, González Laya informó del interés de las empresas españolas de automoción, hostelería, energías renovables y transportes por invertir en Hungría y anunció la próxima reapertura de las conexiones aéreas que “Iberia ofrece entre Hungría y España”. Por su parte, Szijjártó aseguró que “la cooperación económica entre los dos países es cada vez más estrecha, con 230 empresas españolas en Hungría que dan trabajo a 5.000 empleados húngaros”. Los dos ministros también abordaron la mejora de la enseñanza del español en Hungría y firmaron un Memorando de Entendimiento entre el Ministerio de Asuntos Exteriores español y el Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Hungría sobre el intercambio de funcionarios.