El medio ambiente es un tema que nos acompaña en el día a día. Hasta hace pocas décadas no comenzamos a ser realmente conscientes de la importancia de cuidar nuestro planeta. El desarrollo y las nuevas tecnologías son los que nos han dado la posibilidad de adquirir estos conocimientos pero antes, la concienciación sobre el cuidado del medio ambiente prácticamente no existía.
Sin embargo, el maltrato a nuestro planeta comenzó a aumentar a la vez que lo hacía el desarrollo: más contaminación, más deforestación, vertidos, consumos abusivos… Todos estos problemas son consecuencias directas de contar con más medios y posibilidades para aprovechar los recursos que nos ofrece el planeta. Es por eso que los países del mundo se vieron obligados a regular estos problemas para que no aumentaran de la manera exponencial que también lo hace el desarrollo. ¿Y si usamos los conocimientos y tecnologías en conseguir la sostenibilidad energética?
Sostenibilidad energética
Este término que tanto nos sonará a muchos consiste en el equilibrio entre tres dimensiones: seguridad energética, equidad social y sostenibilidad ambiental.
Seguridad energética: este apartado se encarga de establecer que el modelo energético garantice el suministro continuo y estable para todo el mundo, de manera sostenible.
Equidad social: busca la accesibilidad y tarifas razonables para que la sociedad tenga acceso a la energía.
Sostenibilidad ambiental: su finalidad es reducir el impacto medioambiental. Buscando la eficiencia energética y apostando por el suministro a través de las fuentes de energía renovables o con bajas emisiones.
¿España cumple la sostenibilidad energética?
La respuesta es sí. De hecho, España se encuentra entre los países más avanzados en cuanto a sostenibilidad energética. El pasado 2020, España mejoró posiciones en el ranking del “World Energy Trilemma Index 2020”, ocupando el puesto número 15. Se trata de un ranking publicado por el Consejo Mundial de la Energía y la consultora Oliver Wyman. Se elabora analizando cómo los países integran las tres dimensiones que hemos mencionado antes y que conforman la sostenibilidad energética. Las puntuaciones varían desde A a D, siendo A la más alta y D la más baja. Nuestro país consiguió la máxima puntuación (A) en equidad y sostenibilidad mientras que en seguridad obtuvo una B. Obteniendo una puntuación de 77,9 sobre 100 en el Índice de Trilemma.
Estos buenos resultados solo son posibles con el compromiso de la población, pero especialmente con el compromiso del gobierno. Es imprescindible el factor que juega este último en la lucha ante la crisis climática. Nuestro gobierno cuenta con un ministerio específico para esta lucha: El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. El cual es esencial para conseguir la sostenibilidad energética.
Tal y como hemos mencionado anteriormente, la población es también otro factor importante. Está en nuestras manos cambiar muchos hábitos y comportamientos para hacerlos más sostenibles y menos agresivos para el medio ambiente. Entre las infinitas opciones a nuestro alcance, podemos mostrar numerosos ejemplos:
- Reducir el consumo de plástico cambiando las bolsas de la compra por bolsas de tela.
- En casa, utilizar placas y baterías solares pasándonos al autoconsumo. Existe una amplia oferta para llevar a cabo este tipo de consumo, como por ejemplo, la tarifa de autoconsumo solar de OVO Energy.
- Utilizar el transporte público u otros medios como la bicicleta en lugar de nuestro coche.
- No tirar basura en las calles, en los campos o en el mar.
- Reciclar.
La lista podría continuar ya que tenemos infinidad de posibilidades para, entre todos, conseguir proteger el medio ambiente para dejar un mejor mundo a las generaciones futuras.