El Centro de Creación Contemporánea del Matadero de Madrid (Plaza de Legazpi, 8) ofrece hasta el 3 de septiembre la exposición Agitadores de conciencia. Gráfica comprometida, una muestra del diseño activista político y social, cuya única función es hacer entender al observador que el diseño gráfico es algo más que un generador de productos y una excusa para “hacer cosas más bonitas”, aunque esta realidad no resulta fácil de cambiar, ya que para la mayoría de nuestra sociedad posmoderna esta es su única función, o por lo menos su principal función. Una idea que tradicionalmente se ha visto reforzada, sobre todo a partir de los años ’80, que todo objeto de “diseño” es un producto de lujo y en buena medida elitista, y menos frecuente asociarlo con aquello que aporta un valor añadido más allá de su función meramente estética.
En las imágenes que se muestran en esta exposición hay un aspecto muy interesante para analizar y es que cada una de ellas se presenta de manera difícilmente neutral o “apolítica”, pues su fuerza y su discurso gráfico están justamente en ello, en la capacidad de evocar y de propiciar que la gente piense, y si es posible, que actúe.
La exposición Agitadores de Conciencia. Gráfica Comprometida está constituida por casi 200 carteles de sesenta diseñadores de más de 30 países, una pequeña muestra del trabajo de recopilación del proyecto de gráfica reivindicativa que se gestó en el 2008 en el seno de la Escuela de Arte y Superior de Diseño “Fernando Estévez” de Tenerife dentro de los contenidos desarrollados en la formación del diseñador gráfico e incluido posteriormente en la celebración del 25 aniversario de la creación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Tenerife, y cuyo propósito ha sido desde un principio que los futuros profesionales se hagan preguntas sobre cuáles han de ser los límites y las competencias de la profesión, o sobre cuál es nuestra capacidad de incidir en la realidad cotidiana, esa que nos aborda, nos influye y nos determina, buscando un delicado equilibrio que se ha de mantener entre la seducción y la alienación de los mensajes.