<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>La ministra de Asunto Exteriores, Arancha González Laya, mantuvo ayer una conversación telefónica con su homólogo chino, Wang Yi, quien advirtió de que los asuntos relacionados con Xinjiang y Hong Kong son “asuntos internos de China” y reclamó que la Unión Europea se abstenga de “interferir en los asuntos internos de China”.</strong></h4> Según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores, González Laya y Yi abordaron “los principales aspectos de las relaciones bilaterales”, así como “las relaciones entre la Unión Europea y China, y asuntos regionales y multilaterales, incluyendo <strong>Derechos Humanos, Hong Kong</strong>, cambio climático y biodiversidad y comercio internacional”. Aparte, la ministra destacó la “franca interlocución” que España ha mantenido con China como “socios estratégicos” en el último año, a pesar de las dificultades provocadas por la pandemia, y aceptó <strong>la invitación para visitar China cuando las circunstancias sanitarias lo permitan.</strong> Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino, que ofreció muchos más detalles sobre la conversación, informó de que el consejero de Estado y ministro Wang Yi aseguró ante González Laya que <strong>“China y Europa son socios, no rivales”, y que “el desarrollo de China es una oportunidad, no una amenaza para Europa”. </strong> Asimismo, advirtió de que <strong>“los asuntos relacionados con Xinjiang y Hong Kong son asuntos internos de China”</strong>, por lo que <strong>“China insta encarecidamente a la parte europea a actuar con cautela y abstenerse de interferir en los asuntos internos de China de cualquier forma”</strong> porque “hacerlo solo socavará la confianza mutua entre China y la UE, y no redunda en interés de la UE en su conjunto ni de los intereses de los Estados miembros”. La conversación telefónica entre González Laya y Yi se produjo en un momento de fuerte tensión entre China y la Unión Europea después de que <strong>el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE recurriese el pasado 22 de marzo a su Régimen Global de Sanciones por violaciones contra los derechos humanos para actuar contra varios funcionarios chinos implicados en detenciones masivas arbitrarias de uigures en la región de Xinjiang, en China.</strong> Se trata de las primeras sanciones contra este país desde 1989, cuando la entonces Comunidad Europea prohibió la exportación de armas al gigante asiático por la masacre de Tiananmen. El Gobierno de Xi Jinping ha reaccionado duramente contra estas sanciones, que calificó de “grave interferencia en los asuntos internos de China”, con la aprobación de medidas similares contra una decena de ciudadanos europeos, incluidos cinco eurodiputados, tres diputados nacionales y dos académicos, y contra cuatro entidades. El Ministerio de Asuntos Exteriores se reunió días más tarde con el embajador de China en Madrid, Wu Haitao, para trasladarle el “firme rechazo” de España a las “desproporcionadas” medidas adoptadas por Pekín. El representante de China respondió que las restricciones europeas se basan en “mentiras y desinformación sobre Xinjiang, ignoran y distorsionan los hechos e interfieren brutalmente en los asuntos internos de China”.