<strong><em>[A partir de hoy, The Diplomat in Spain se complace en ofrecer, semanalmente, a sus suscriptores, un análisis de la situación política en España, a cargo del periodista Ángel Collado, quien durante varias décadas ha seguido la actualidad como corresponsal político en ABC y El Confidencial, como participante en diversas tertulias políticas de radio y televisión, y, actualmente, como analista en Onda Madrid].</em></strong> <h6><strong>Ángel Collado</strong></h6> <h4><strong>El futuro del Gobierno y la continuidad de la legislatura después del verano dependen más de los planes de reformas económicas que Pedro Sánchez debe presentar en Bruselas que de los resultados de las elecciones autonómicas de Madrid convocadas para el 4 de mayo.</strong></h4> El actual <strong>bloqueo legislativo</strong> por las complicadas relaciones entre los dos sectores del Ejecutivo (PSOE y Podemos) se torna en choque abierto de posiciones ante las urgencias de la mayor recesión económica que ha conocido España desde la Guerra Civil. <strong>La pelea interna no ha hecho más que empezar y respalda la hipótesis de que Sánchez tenga que adelantar las elecciones a final de este año</strong>, en cuanto pueda volver a dar por vencida a la pandemia. La<strong> quiebra</strong> de hecho del<strong> sistema de pensiones</strong> (29.685 millones de euros de déficit) y la <strong>necesidad de cambiar la legislación laboral</strong> enfrentan ya a los dos partidos en el poder sin margen para el entendimiento porque <strong>los de Pablo Iglesias persiguen una vía como la griega de Alexis Tsipras</strong> en la anterior crisis: más Estado y el endeudamiento sin fin. Y tanto el <strong>freno al gasto en Seguridad Social</strong> como la <strong>liberalización del mercado de trabajo</strong> son las principales reformas estructurales pendientes y <strong>comprometidas por el Gobierno</strong> para este ejercicio a<strong>nte la Comisión Europea</strong> para recibir los 140.000 millones de euros en ayudas (70.000 de inversión directa) o rescate financiero para salir de la crisis post-covid. Podemos ha dejado claro al PSOE que nunca apoyará recorte alguno en la Seguridad Social mientras que<strong> su ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ahora ascendida a vicepresidenta del Ejecutivo</strong> por decisión personal de Iglesias, negocia con los representantes empresariales y sindicatos una <strong>contrarreforma para derogar el actual marco legal</strong> y volver a la legislación anterior al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, el primero que recortó las pensiones. Se trata de<strong> devolver a los sindicatos su antiguo control de la negociación colectiva</strong> (la prevalencia del convenio de sector sobre el de la empresa) y <strong>encarecer los costes de contratación</strong>. La heredera de Iglesias, dirigente del Partido Comunista y abogada laboralista de profesión, plantea justo lo contrario a lo que se ha comprometido en Bruselas <strong>la vicepresidenta y ministra de Economía Nadia Calviño</strong>, tecnócrata ajena a las peleas de los partidos en el poder, pero blanco favorito de las críticas anticapitalistas de los podemitas. <strong>Lleva toda la legislatura explicando en la Comisión Europea que no habrá contrarreforma</strong> y sí cambios para favorecer la contratación y fomentar el empleo estable. Después de las elecciones en Madrid el presidente del Gobierno tiene que ponerse a concretar una política económica para hacer frente a la devastación de la pandemia con ajustes y recortes impopulares a la fuerza para los que no puede contar con su aliado fijo, Pablo Iglesias. De ahí que prospere entre los grupos parlamentarios el temor o la esperanza, según los casos, a un<strong> adelanto de las elecciones generales</strong> una vez que Sánchez pueda presumir del final de la pandemia por el hecho de que la UE haya conseguido vacunas para la mayoría de la población y los sistemas autonómicos de sanidad logren administrarlas. Con 120 escaños en un Congreso de 350, al dirigente socialista no le queda más salida para empezar <strong>una política de ajustes económicos</strong> como la que dejó a medias Zapatero en 2011 y acometió Mariano Rajoy en 2012 que buscar <strong>una nueva mayoría parlamentaria</strong>. En la actual Cámara sólo podría hacerlo, en contra su estilo y trayectoria, con <strong>propuestas de pactos de Estado</strong> del tipo de los de La Moncloa. Pero para eso<strong> tendría que dirigirse a la derecha y enfrentarse a sus actuales socios de extrema izquierda e independentistas</strong>. Con el PP la apuesta de Sánchez para esta temporada era liquidar a la formación de Pablo Casado con el asalto a su poder autonómico vía mociones de censura (en Murcia, Castilla y León además de Madrid) y promocionar a Vox como referente de una oposición que nunca podría convertirse en alternativa de Gobierno. Para evitarse los pactos y ampliar la mayoría al jefe del Ejecutivo siempre le queda el recurso de desplegar su poderío en los medios para pedir el apoyo de las urnas ante el reto de sacar a España de la recesión post-covid.