<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, ha decidido que el puesto de consejero cultural en Roma sea para el diplomático Carlos Tercero Castro, uno de los ayudantes del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, pasando por delante de otros diplomáticos mucho más antiguos que aspiraban al mismo destino, según supo The Diplomat de fuentes solventes.</strong></h4> González Laya accedió a una <strong>petición que le llegó desde La Moncloa</strong> y para ello, en la convocatoria para la provisión de puestos de trabajo en el exterior, <strong>dotó de un asterisco al puesto de consejero cultural en la Embajada en Italia,</strong> lo que supone que se reserva el derecho de decidir quién lo ocupa, sin tener en cuenta el parecer de la Junta de la Carrera Diplomática. En realidad, la decisión final de los puestos en el exterior siempre es del titular del Ministerio, pero suele aceptar la distribución hecha por la Junta de la Carrera Diplomática tras estudiar las peticiones formuladas por los aspirantes en el proceso conocido en el argot diplomático como “el Bombo” y teniendo en cuenta las categorías profesionales y la experiencia de los aspirantes. Sin embargo, un reducido número de esos puestos, que se consideran especialmente sensibles para la política exterior española, quedan reservados para una designación directa por parte del ministro o ministra, con lo cual no entran en el reparto que propone la Junta. La<strong> subsecretaria de Asuntos Exteriores, Celsa Nuño,</strong> ha comunicado a los miembros de la Junta de la Carrera Diplomática que los puestos que, este año, <strong>llevan asterisco</strong> son las <strong>segundas jefaturas en las Embajadas en París, Berlín y Rabat, pero también el de consejero cultural en Roma</strong>, algo esto último que ha sorprendido a los diplomáticos, ya que otros destinos, que podrían ser considerados más estratégicos, como el Consulado en Nueva York o la Consejería Cultural en La Habana, no han quedado reservados. Además, la subsecretaria ha comunicado quiénes son las personas que ocuparan esos cargos y ahí es donde ha saltado al sorpresa, especialmente en el caso de la Consejería Cultural en Italia, porque a la convocatoria -abierta a las categorías de ministro, consejero y secretario- aspiraban una decena de diplomáticos algunos con una amplia trayectoria profesional, entre ellos Fernando Carderera, ex embajador en Francia, Israel y Finlandia y con cuarenta años de carrera y la categoría de ministro plenipotenciario de primera, o Antonio Alvarez Barthe, actual embajador en Emiratos y ex embajador en Gabón y con cerca de treinta años de carrera. Sin embargo, según la comunicación hecha por la subsecretaria, <strong>el puesto será ocupado por Carlos Tercero, que tiene la categoría de secretario de primera, con once años y medio de carrera, en los que ha estado destinado en Polonia y Guatemala y ha sido cónsul general en Bahía Blanca (Argentina). Desde julio de 2018 es uno de los ayudantes del presidente del Gobierno en La Moncloa</strong>. El jefe del Ejecutivo suele contar con dos ayudantes, uno normalmente del entorno del partido y otro diplomático, entre cuyas tareas se incluye, además de otras actividades de carácter logístico, llevar los discursos que pronuncia en público. La decisión, según las fuentes consultadas por <em>The Diplomat</em><strong>,</strong> ha causado <strong>malestar entre muchos de los diplomáticos que participan en “el Bombo”,</strong> que recuerdan que el puesto ha sido ocupado normalmente por diplomáticos más veteranos: los últimos, Juan María Alzina, ex director general de la Oficina de Información Diplomática (OID) y ex embajador en Ecuador o Ion de la Riva, ex embajador en Unesco y en India. La sorpresa entre los diplomáticos se extiende también a otra de las designaciones de la ministra, la de <strong>“número dos” para la Embajada en París, que ocupará David Carriedo.</strong> El malestar, en este caso, proviene de lo que <strong>consideran el incumplimiento de una norma</strong> establecida por las propias autoridades del Ministerio, <strong>según la cual, los diplomáticos que actualmente están al frente de una Embajada no pueden participar en “el Bombo” hasta que no se haya solicitado el plácet para nombrar a su sucesor</strong> a las autoridades del país en el que están destacados. La norma afecta a un buen número de embajadores que ya saben que será relevados en los próximos meses y que deseaban concursar para alguno de los nuevos destinos, como, por ejemplo, Enrique Ruiz Molero (Canadá), Álvaro Iranzo (Arabia Saudí), Manuel Hernández-Ruigomez (Angola), Alicia Rico (Ghana), Fernando Alonso (Gabón) y el propio Carriedo (Kazajstan). Dado que la ministra de Asuntos Exteriores, <strong>Arancha González Laya, lleva un considerable retraso en la elección de nuevos embajadores y no ha empezado a pedir los plácets,</strong> los afectados por la norma citada anteriormente han visto que sus peticiones para ocupar otros puestos no pueden ser consideradas. El malestar deriva de que mientras al resto se les ha aplicado la medida, no ha sido así en el caso de David Carriedo, excepción que, en el entorno de la ministra, se argumenta indicando que, al llevar asterisco, se trata de un puesto de libre designación. Los otros dos destinos -<strong>las segundas jefaturas en Berlín y Rabat- serán para José Luis Rodríguez de Colmenares y Borja Montesino</strong>, respectivamente.