Nicolás Pascual de la Parte
Embajador de España
Hace unos 700 años, tras un largo peregrinaje, los futuros mexicas encontraron finalmente la señal prometida por su dios-guía Huitzilopochtli para fundar su nueva ciudad: un águila devorando una serpiente posada sobre un nopal en un islote en medio del lago Texcoco. Y allí levantaron la gran Tenochtitlán. Hace 500 años Hernán Cortés inició la conquista del imperio mexica, poniéndolo bajo el dominio de la Corona de Castilla, dando lugar a un nueva realidad mestiza: Nueva España. Hace 200 años se consumó la independencia de Nueva España, iniciada por el grito de Dolores, para dar nacimiento al México actual. Tres efemérides que ameritarían ser celebradas como hitos definitorios de la historia y la identidad de México. Una buena ocasión para que mexicanos y españoles nos detengamos a reflexionar conjuntamente sobre nuestro común legado y, más que nada, sobre nuestro futuro compartido.
Se pueden adoptar muchas perspectivas y partir de diferentes visiones para abordar este ejercicio de mutua fertilización histórica, pero todas ellas necesariamente desembocarán en una convicción íntima: ni México ni España se pueden entender cabalmente el uno sin el otro. Y desde este sólido fundamento, pacientemente forjado en un crisol de sangres, culturas, lenguas, convivencias, amores y desencuentros, podemos proyectar nuestras miradas y anhelos hacia un prometedor porvenir fraternal. Reafirmemos con legítimo orgullo nuestro ayer para construir un mañana esplendoroso para nuestros pueblos, aportando lo mejor de nosotros mismos.
México es el puente natural entre América del Norte y del Sur, el gran país mesoamericano, con dos fachadas oceánicas, al Atlántico y al Pacífico. Constituye así el tramo central de la espina dorsal del hemisferio americano, donde se encuentran y dan la mano, por un lado, la América anglosajona protestante con la América hispana católica, y por otro lado la civilización occidental con las mesoamericanas y las de la cuenca del Pacífico. A esta privilegiada posición geográfica se une una joven población en expansión, una pujante democracia, una dinámica economía y una vibrante cultura. México es uno de los motores de desarrollo de Iberoamérica, un actor multilateral de creciente importancia, en el seno de la OCDE, la OMC o el G-20, y está llamado a ser una potencia emergente en el escenario global.
Por ello 2021, año de centenarios conmemorativos para México, puede y deber ser un punto de inflexión en la senda de su alianza estratégica con España y, por ende, con la Unión Europea (UE). El pasado año se actualizó, tras prolijas negociaciones, el Acuerdo de Asociación Económica, Concertación Política y Cooperación (Acuerdo Global) firmado en el año 2000, que ha sido un instrumento clave para impulsar en ambas direcciones inversiones directas e intercambios comerciales ( 75.500 millones de dólares en 2019), modernizar nuestros tejidos productivos (haciéndolos más productivos y competitivos), institucionalizar un fecundo y sistemático diálogo político, y articular mecanismos de cooperación inclusiva y funcional. De forma que México es hoy el segundo socio comercial de la UE en Iberoamérica y la UE es el tercer socio comercial de México (detrás de los EE.UU. y China). Asimismo México se beneficia de su gran apertura comercial, militando activamente contra el proteccionismo, siendo el país de Iberoamérica con mayor participación en el comercio mundial. Pese a estos avances evidentes, queda mucho camino por recorrer, y mejor hacerlo juntos mexicanos y europeos.
Para ello España está dispuesta a continuar ejerciendo con decisión y eficacia su papel de puerta de entrada a la UE y defensora de los intereses de México ante sus socios europeos, con ánimo de acometer de consuno los retos comunes derivados de la cruel pandemia del coronavirus y sus asociadas crisis sanitaria, económica y social. Propugnamos una solidaridad internacional en la distribución y financiación de las vacunas como un bien global común que son. Aunaremos esfuerzos para paliar las consecuencias devastadoras para los más desfavorecidos de nuestras sociedades, y no dejaremos a nadie atrás. España y Europa coadyuvaremos a México a acometer las debidas reformas estructurales en los ámbitos de la energía, medio ambiente, transporte, telecomunicaciones y nuevas tecnologías digitales. Y todos nosotros abogaremos en pos de un multilateralismo eficaz, renovado y reforzado, basado en el derecho internacional, los derechos humanos y el derecho humanitario, con el sistema de Naciones Unidas como centro de gravedad.
© Todos los derechos reservados