Louis Marie Montfort Saintil
Embajador de la República de Haití en España
La República de Haití es uno de los primeros países que proclamó su independencia el 1 de enero de 1804 en América Latina, siendo el segundo país del continente y el primero en acceder a ella tras un singular proceso revolucionario de carácter abolicionista, después de una lucha armada, nada fácil contra Francia, la potencia colonizadora desde finales del siglo XVII.
Desde su independencia, la inestabilidad política, la falta de cohesión social y la debilidad institucional han sido algunos de los elementos que más han obstaculizado el desarrollo del país crónicamente. Los continuos golpes de estado y una dictadura hereditaria durante 30 años regida por François Duvalier, conocido como ¨Papa Doc¨, seguido a su muerte por su hijo Jean-Claude Duvalier ¨Baby Doc¨, ha lastrado el desarrollo de un sistema democrático real y la garantía de los derechos de los ciudadanos del país.
En la búsqueda para encontrar una manera en la que el país salga adelante, el ejecutivo actual cuyo presidente, Jovenel Moïse, ha puesto el foco en reformar la constitución, que causa en buena parte de las disfunciones institucionales, debido al carácter impreciso del texto y alejado de la realidad haitiana. Hay una opinión extendida en la necesidad de acuerdo para la reforma constitucional, convirtiéndose más que una obligación es una necesidad vital para el país. Es necesario avanzar hacia una nueva Carta Magna que garantice nuestro bienestar y nuestro futuro común como nación.
La Constitución vigente en Haití fue aprobada el 29 de marzo de 1987, tras la caída del régimen de Duvalier, y establece un sistema semipresidencial, con un presidente elegido por sufragio universal directo cada cinco años, mayoritario a dos vueltas, no siendo reelegible consecutivamente para un segundo mandato y con la imposibilidad de presentarse a un tercero. Según la Carta Magna, el presidente designa a un primer ministro que ha de obtener la confianza por ratificación de las dos Cámaras de la Asamblea Nacional, la Cámara de los Diputados y el Senado.
La Constitución de 1987 ha dado muestras de su agotamiento y la necesidad de un texto constitucional pensado para durar en el tiempo es vital, se trata pues de una Constitución con vocación de permanencia, no de carácter transitorio como el actual texto constitucional. El nuevo texto debe fomentar una capitalización y dinamización de los agentes económicos y humanos que desarrolle la economía real, la haga productiva y desarrolle un mercado laboral que garantice los derechos, el futuro y progreso de cada ciudadano.
Dentro de las acciones que ha llevado a cabo el actual gobierno, está la creación de una comisión consultiva sobre la reforma de la constitución, la cual se encuentra presidida por el expresidente durante la transición (29 de febrero de 2004-14 de mayo de 2006), Boniface Alexandre, jurista y profesor, buen conocedor y testigo de todas las contrariedades políticas ocasionadas por la Constitución vigente, que según la mayoría no está adaptada a nuestra realidad y que tampoco ha podido fomentar un proyecto común y estable.
Los resultados de la primera encuesta de opinión pública sobre la reforma de la Constitución haitiana realizada por la Oficina de Investigación en Informática y Desarrollo Económico y Social del 27 de noviembre al 8 de diciembre de 2020, destacaron que casi el 72% de los encuestados vota a favor de un sistema parlamentario unicameral.
Realizada sobre una muestra de 14.000 personas de 18 o más años, esta encuesta resalta el deseo de la población de modificar el parlamento haitiano, de un sistema bicameral a una cámara única.
Preguntados sobre la opción de cese o no del cargo de Primer Ministro en la nueva ley materna, el 72,3% de los participantes está a favor de la posibilidad de moción. Así como que el 74,2% de las personas respondió afirmativamente a la introducción de un puesto de vicepresidente en la carta fundamental. Por lo que tras varios días de trabajo de campo el estudio concluyó que el 87,4% de los haitianos está a favor de la idea de dotar al país de una nueva constitución, una que permita el fortalecimiento de las instituciones. El clamor popular en apoyo a la reforma indica que ha llegado el momento de adaptar la ley a la realidad, que la ciudadanía recupere la fe en sus instituciones, y que estas permitan desarrollar el potencial de cada ciudadano en un entorno seguro y previsible.
No cabe ninguna duda que amparados por una nueva Ley Materna podremos construir un futuro mejor donde se permita asumir de forma eficiente las responsabilidades derivadas de la gestión de cada una de las instituciones del Estado. El pueblo haitiano está ya embarcado hacía un nuevo proyecto. La reforma constitucional es el camino determinante en la búsqueda de una solución coherente y sostenible. Garantizar la dignidad y los derechos fundamentales de una nación debe ser la piedra angular de cualquier Carta Magna del siglo XXI con vocación de permanencia en el tiempo.
Del mismo modo, existe un amplio consenso en la comunidad internacional para reconocer que el sistema del país necesita urgentemente una reforma. Recientemente, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, expresó su apoyo a una nueva Constitución para Haití para que la estabilidad resultante beneficie a los dos países, este respaldo de nuestro vecino se agradece encarecidamente. Por lo tanto, en vista de la acogida tan positiva que está teniendo dicha iniciativa, se ha invitado a miembros de la Comunidad Internacional a participar en este proceso, las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Unión Europea y otros actores que avalen la transparencia del proceso, así como aporten su experiencia.
La Nueva Carta Magna debe no sólo desarrollar una arquitectura institucional eficaz y eficiente en el ámbito político, sino traducirse en una garantía de los derechos de los ciudadanos, que les permitan identificarse con sus instituciones. Por otra parte, debe ser también capaz de aspirar al fomento del desarrollo social y económico, aportando la necesaria seguridad jurídica que aporte certezas a los elementos económicos productivos. Haití no puede permitirse perder más tiempo y debe aspirar a ser capaz de garantizar su propio desarrollo autónomamente y reducir la dependencia externa.
Desde la comisión consultiva se prevé tener, para finales de enero, un texto para la apreciación de la ciudadanía y los diferentes sectores, y en marzo de 2021 sería la votación del referéndum. Como dijo el presidente “el año 2021 sería el año de la constitución, las elecciones y la energía eléctrica”, y considerando que el 2021 es año electoral, no se quiere perder la oportunidad de celebrar las próximas elecciones en el marco de una constitución renovada y más inclusiva, la cual se espera que pueda dar voz a una mayor parte de la población que hasta ahora no había tenido voz ni voto.
En definitiva, Haití afronta un gran reto en los meses venideros donde se juega mucho, después de tantos años de disfunciones de la política. El dinamismo del siglo XXI y la constante evolución de las políticas internacionales ponen de manifiesto la necesidad de adaptar nuestra Carta Magna a nuestra realidad e idiosincrasia. Por ello, pedimos el apoyo de nuestros amigos de la comunidad internacional para ayudar a la realización de este proyecto común y vital que tiene como único objetivo garantizar el bienestar del pueblo haitiano, permitiendo la cohesión social y el desarrollo socio económico. Esta necesaria reforma supone la primera piedra que asiente un sistema democrático que contemple el pluralismo ideológico, el cambio político y que garantice los derechos y libertades de los ciudadanos. El objetivo, recalco, es hacer que el país camine en una era de calidad democrática y prosperidad.
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