Alberto Rubio
El Corte Inglés, la mayor empresa española de distribución y una de las más importantes del mundo, siempre ha cuidado con extremado celo su marca, como lo demuestra su reciente contencioso en el Tribunal de Justicia Europeo con una pequeña empresa malagueña denominada igual, aunque en inglés: The English Cut. ¿Pero de dónde procede una denominación tan peculiar? Hay muchas teorías y no tantas certezas, pero quizá su origen pudo estar en Derby, Inglaterra.
A finales de 1890, Sam Richardson huyó de Derby y se instaló en Madrid tras descubrirse que se había embolsado cerca de 1.000 libras esterlinas (una gran suma para la época) procedentes de las arcas del club de cricket de Derbyshire, del que era capitán y administrador, según relata el historiador deportivo británico Peter Seddon.
Richardson, que entonces tenía 46 años, seis hijas y una esposa, cambió su nombre por el de John Roberts y se dispuso a comenzar una nueva vida con su familia en la capital española, donde la justicia inglesa no podía reclamarle.
Tenía experiencia como sastre –ya había regentado su propio negocio en Derby- así que abrió una pequeña tienda en el centro de Madrid, con la que tuvo un notable éxito, contando entre sus clientes al propio Alfonso XIII, lo que le permitió hacerse conocer como “el sastre del Rey de España”.
John Roberts -o “Spanish Sam”, como le conocieron desde entonces en su natal Derby- pudo vivir acomodadamente en el Madrid del primer tercio del siglo XX gracias a ese distinguido “corte inglés” que tanto gustaba a las clases acomodadas de la época. Sin embargo, los acontecimientos conspiraron contra él. En 1931, Alfonso XIII partió al exilio y los años siguientes fueron probablemente duros para quien había prosperado a la sombra de la realeza y las clases altas. Al final, en 1935 vendió su sastrería.
La firma española explica en su historia que cuando su fundador, Ramón Areces, regresó de Cuba, adquirió “en el año 1935 una pequeña tienda en la calle de Preciados, esquina a Carmen y Rompelanzas, dedicada a la sastrería y confección de niños y cuyo nombre era El Corte Inglés”. Añade el dato de que la sastrería original había sido fundada en 1890, lo que coincide con la fecha en que Roberts puso en marcha el negocio.
Los últimos años de Richardson/Roberts en España fueron muy difíciles. Murió en el Hospital Anglo-Americano de Madrid el 18 de enero de 1938, a los 93 años, y la prensa española le declaró “el más anciano habitante británico de Madrid”. Pero no se le pudo dar sepultura en el Cementerio Británico de San Isidro, que en aquel momento, durante la Guerra Civil, estaba en medio de la línea de defensa de la ciudad.
Quienes sí están enterradas en este cementerio son su esposa, como Mary Ann Roberts, y sus hijas. Hay una lápida con el nombre de Robert Roberts, canadiense, pero del propio John Roberts/Samuel Richardson no hay ni rastro, como confirma el portavoz del Cementerio, David Butler: “Quizá porque su apellido no era el verdadero, ¿quién sabe?”.